A PROPÓSITO DE MS. LAMBERT
Eleanor Lambert vivió 100 años, el tiempo suficiente para ver su creación, la Lista Internacional de los Mejor Vestidos, convertirse en una entidad en el universo de la moda. La lista nunca ha perdido ripio, ha incluido a reinas pero también a Madonna en los noventa, con sus corsés de Jean Paul Gaultier. Lambert, que no era diseñadora sino publicista, tenía una premisa que no varió desde 1940: una persona elegante no sigue la moda sino su instinto para no dejarse seducir por tendencias y convertir la elegancia en mensaje. La mejor propaganda.
Aún en la era del #MeToo sigue siendo atractivo para una mujer independiente demostrar rasgos de su carácter a través de su vestimenta. Y para los hombres, la afición por la ropa ha permitido liberar una revolución: hoy se habla de que el futuro de la moda está en la ropa masculina. Lambert supo ver que su idea estaría para siempre unida a un concepto que en apariencia es fatuo y efímero, pero en realidad perfila el tiempo e identifica cada etapa de un individuo y de la sociedad.
Carolina Herrera, madre e hija, han sido incluidas porque la primera fue antes símbolo de elegancia que diseñadora y su hija respeta el estilo de su madre pero no lo imita. Es el tipo de argumentos que la lista toma en cuenta. Otro punto importante para la lista: no tengas miedo a equivocarte, porque te hace especial. En 1987 decidieron incorporar al rey Juan Carlos, pero jamás han colocado a la reina Sofía. Y nunca pondrán a Corinna zu Wittgenstein, porque parecería impuesto. La reina Letizia, sin embargo, pisa con fuerza. Valoran su vestuario mucho más que su propio reino.
Es que la lista es muy lista. Catapultó a Rosario Nadal, la exesposa de Kyril de Bulgaria, en la prensa internacional. Y más tarde colocó al propio Kyril, una mezcla perfecta de homoerotismo, fantasía aborigen y aristocracia. Diana de Gales entró en la lista en el peor año de su matrimonio con Carlos de Inglaterra. Estar en ella le dio credibilidad a su especial cruzada por encontrar un vestuario adecuado y contemporáneo para las que se hacían princesas. La elegancia siempre es la mejor arma. �