El Aperitivo es Cultura
EL APASIONANTE MUNDO DEL VERMÚ NO TIENE SECRETOS PARA ELLA. HABLAMOS CON ELENA DELMAGNO, EMBAJADORA DE MARTINI
Estudió Literatura Clásica y Moda, y durante años se dedicó a esta industria en una de sus capitales, Milán. Pero se cansó y, en un giro radical, entró a trabajar en una coctelería de la ciudad lombarda. “Me apasionó, empecé a formarme y a trabajar de bartender durante años”, cuenta Elena Delmagno (Rimini, Italia). La joven, oriunda de la misma ciudad a orillas del Adriático donde nació Federico Fellini, es desde 2015 la brand ambassador de Martini.
“No somos los inventores del vermú, porque esta bebida es tan antigua como la humanidad, pero sí de la cultura del aperitivo”, dice con orgullo sobre la casa fundada en 1863. Efectivamente, la costumbre nació en Turín a finales del siglo XIX, al tiempo que Martini. “Siempre ha sido un enclave muy rico a escala social y cultural. Los cafés eran el punto de encuentro de sus habitantes. Tomaban chocolate y vermú. Martini captó esta tendencia y empezó a crear terrazas, lugares de encuentro muy distinguidos. La primera, en París en 1948, en los Campos Elíseos”, recuerda. Después vendrían las de Milán, Barcelona, Pessione, Bruselas, São Paulo, Londres y Génova. La de Barcelona estaba situada en el Paseo de Gracia esquina con Gran Vía, fue la primera vermutería que fundó la marca en España, en 1902. Se llamaba Caffè Torino, igual que el mítico Caffè Torino de Turín, en Piazza San Carlo, “un lugar muy peculiar”, comenta Delmagno. Este local histórico lo frecuentaban Cesare Pavese, Antonio Gramsci o Brigitte Bardot, donde tomaban café espresso, Martini on the rocks o un negroni, “ese cóctel que, un siglo después de su invención, sigue entre los más populares del mundo”, explica Delmagno. Todas estas terrazas y cafés giran alrededor de esa idea del aperitivo que la enseña ha convertido en un ritual.
LOS TURINESES SE REUNÍAN PARA TOMAR VERMÚ Y CHOCOLATE. ASÍ NACIÓ EL APERITIVO