Vanity Fair (Spain)

Asúmalo: Julie Andrews no es la única Mary Poppins posible

La nueva niñera, interpreta­da por Emily Blunt, es más parecida a la protagonis­ta de las novelas de P. L. Travers que a la versión de Walt Disney.

- Por MANU PIÑÓN

La querían “sin verrugas, con las mejillas sonrosadas, muy alegre y confiada…”. Por mucho que la canción fuera adorable, la canguro para todo que los pequeños Jane y Michael Banks describían en la oferta de empleo al principio de Mary Poppins (1964) no era como la que había descrito P. L. Travers en los libros. La culpa es de , Walt Disney que nos convenció de que era posible tener institutri­z, bruja, coach y estrella de musical por techo, comida y una tarde libre a la semana. Sobre el papel tenía un puntito borde, primaba la disciplina por encima del sentimenta­lismo, y era más presumida que guapa. Julie Andrews se salvó salv porque tenía la nariz respingona ping que había imaginado la autora, a o habría sido la segunda vez que la rechazaban para el papel de su vida en el mismo año —lo había hecho Jack : le dijo que podía ser My Fair Lady L L. Warner en Broadway, pero no en el cine. El personaje se lo llevó Audrey , Hepburn pero el Oscar se lo quedó Andrews, que al recogerlo le agradeció al capo de Warner r Bros. su pésimo ojo descartánd­ola—. desió La cuestión es que la Mary de Travers se debería haber parecido un poco más a Nanny McPhee, la niñera que se “guapeaba” por arte de magia. Curiosamen­te, a una y a otra, escritora y personaje, las interpretó la misma persona, Emma Thompson . En Al encuentro de Mr. Banks, la actriz hacía frente a la maquinaria infantiloi­de del magnate — —, Tom Hanks que quería que su personaje canturrear­a y bailase con animalitos, perdiendo su identidad. Ahora que Emily Blunt toma el testigo en El regreso de Mary Poppins (21 de diciembre), todo cobra sentido: antes de revivirla, Disney tenía que hacer las paces con su creadora. Aquella versión edulcorada en la que había canciones y dibujos se hizo icónica. Cuando en Saturday Night Live dijo Anne Hathaway que tenía una enfermedad hepática conocida como “supercalif­ragilistic­oespialido­sis”, estaba siendo más Julie que Mary; reclamando un Kristen Bell salario digno y seguro médico en un sketch de Funny or Die era más Andrews que Poppins. Ahora que ya se ha hecho justicia, no se aceptan interferen­cias generacion­ales: que los niños tengan a su propia Mary Poppins.

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