Vanity Fair (Spain)

EL REY DE LA PISTA

Desciende de dos de las familias más importante­s de Europa: la del barón Heinrich Thyssen, su abuelo, y la de la casa imperial de Austria; pero él piensa en correr.

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Siempre estuve muy interesado en la música. De niño quería ser una estrella del rock. Tocaba la guitarra, el piano y la batería. Tenía dos bandas y solía escribir mis propias canciones. Segurament­e eran terribles, pero entonces me parecían lo más. Me sentía un superhéroe. Todas las chicas andaban detrás de mí. [Pausa] Bueno, en realidad solo cuatro. ¡Pero eran las cuatro chicas más guapas del colegio!”. A pesar de sus apellidos y su abolengo, Ferdinand Habsburgo Thyssen

(Salzburgo, Austria, 1997) ha Bornemisza crecido con los mismos sueños que cualquier niño. No hay nada más democrátic­o que soñar. Este piloto de Fórmula 3 es hijo de Francesca y del Thyssen- heredero Bornemisza del imperio austrohúng­aro, Carlos , actual cabeza Habsburgo-Lorena de la casa imperial de Austria. Su abuelo materno era el multimillo­nario barón —“Nunca lo

conocí, al menos Heinrich que Thyssen yo recuerde”—, quien se casó en segundas nupcias con la abuela de Ferdinand, la famosa modelo británica

. “El otro día vino a verme Fiona competir Campbell por primera vez. Fue en Alemania, cerca de donde está enterrado su exmarido, así que luego nos pasamos por el cementerio”.

La rama paterna no va a la zaga de la materna. Sus antepasado­s reinaron

“DE NIÑO QUERÍA SER UNA ESTRELLA DEL ROCK. ESCRIBÍA MIS PROPIAS CANCIONES. SEGURAMENT­E ERAN TERRIBLES, PERO ME PARECÍAN LO MÁS”

durante más de 500 años en media Europa, incluida España, y formaron una de las casas reales más influyente­s y poderosas del Viejo Continente. Su abuelo

Otto de era hijo del último emperador Habsburgo de Austria y vivió parte del exilio en nuestro país, acogido por . “De él

Alfonso XIII sí tengo recuerdos. Siempre me repetía una frase: ‘Si no entiendes tu pasado, no puedes saber hacia dónde vas porque no sabes dónde estás”, recita mientras escribe enérgico la frase de su puño y letra en mi cuaderno. Porque a pesar de sus apellidos y su abolengo, Ferdinand es consciente de que nadie regala nada, de que por todo hay que luchar.

El joven ha establecid­o su propio vínculo con nuestro país. Hace dos años corría con el equipo español Drivex y ahora es imagen de la marca de ropa Scalpers. “Mis padres hablan bastante bien español. Yo desgraciad­amente no. La vez que más lo practiqué fue durante un viaje a Colombia porque había dos chicas muy guapas en el bar del hotel”, asegura jocoso, con su particular capacidad de no tomarse muy en serio a sí mismo.

A pesar de su juventud, este chico altísimo, delgadísmo y de mirada pícara, parece tener muy claro cuál es su pasado y dónde está. Sobre todo desde que a los ocho años su padre lo llevara por primera vez a conducir karts. “Me encantó. A los 11 ya iba seis días por semana al circuito, después del colegio. Entonces mi madre, que es la persona más loca de mi familia, me dijo: ‘Ferdinand, no puedes con todo. El colegio, la música, las carreras… Tienes que elegir. Puedes escoger entre ser una rock star o convertirt­e en piloto’. Yo pensé: ‘¿Y si quiero ser abogado?’. Aunque enseguida me lo quité de la cabeza. Mi madre sabía que no me pegaba nada y ella quería que tuviera un trabajo molón”.

—¿Qué le hizo decantarse por los karts?

—Por entonces me estaba cambiando la voz y me salían muchos gallos al cantar.

Hoy Francesca es una de las coleccioni­stas de arte contemporá­neo y mecenas más inquietas del mundo —en 2002 creó la fundación ThyssenBor­nemisza Art Contempora­ry—, pero, hasta que sentó la cabeza, Chessie se convirtió en l’enfant terrible de Londres, la ciudad donde se mudó para estudiar Diseño. Se pasaba las noches bailando desaforada­mente en Annabel’s, la discoteca de moda entonces, y su casa se convirtió en refugio de rockeros y celebritie­s. En aquella época coincidió con

, el salvaje guitarrist­a de los Keith Richards Rolling Stones, a quien Ferdinand tuvo la suerte de conocer. “Es amigo de mi madre y estuvimos cenando con él. Fue bastante increíble. Tenía una sensación rara en el estómago. Cuando estás con él, notas la energía, sientes que pasa algo”. Estamos en el Circuito del Jarama, en Madrid, donde nos hemos citado para esta sesión de fotos. Refugiados en un tráiler monstruoso, el joven contesta a mis preguntas. Su voz suena delgada y firme sobre el ruido intermiten­te de los coches que devoran la pista. Ferdinand se crio en Salzburgo —“El lugar más bonito del mundo”—, en medio de la naturaleza y lejos del asfalto, junto a sus hermanas Leonor (de 24 años) y Gloria (de 19). En invierno, esquiaban. En verano, montaban a caballo. Siempre bajo el manto protector de sus progenitor­es. “He crecido con unos padres muy cariñosos”, afirma.

“MI MADRE ME DIJO: ‘ NO PUEDES CON TODO. E L COLEGIO, LA MÚSICA, LAS CARRERAS… PUEDES ESCOGER ENTRE SER UNA ESTRELLA DEL ROCK O CONVERTIRT­E EN PILOTO”

Chessie y Carlos se conocieron ocieovenue­rra a principios de los noventa, cuando estalló la guerra en la antigua Yugoslavia. a. Él estaba vinculado a varias rias órdenes militares en el frente renñartar y ella quiso acompañarl­o para ayudar a rescatar el legado artístico croata. ata. Allí mismo, entre las bombas, mce. nació el romance. Hoy están amistosame­nte nte separados.

Mientras Ferdinand nd se centraba en convertirs­e re en piloto, sus padres se preocupaba­n porque no descuidara el colegio. “Solo asistía al 15% de las clases. Siempre había una profesora nueva que al verme me decía: ‘Ah, tú eres el estudiante nuevo’. Yo pensaba: ‘Llevo aquí desde los seis años. Tú eres más nueva que yo”.

Desde entonces, su única obsesión ha sido convertirs­e en el mejor piloto. “Lo bueno de ser un atleta es s que mi trabajo está fijado. Voy y al gimnasio totodos los días y me preparo para competir. Hay otros chicos de mi edad y condición que están algo perdidos. Es bueno tener una rutina y una meta. Te aporta estabilida­d”, reflexiona.

Pero la vida en las carreras no es fácil. Ferdinand, que acaba de terminar la temporada con el equipo inglés Carlin, se pasa la vida viajando. “El año pasado cogí 128 vuelos. Este año está siendo más tranquilo. Voy por 65”. Y asegura que lo más duro del circuito es lidiar con la presión. “En las carreras es muy importante la fortaleza mental. Tus oponentes siempre intentan desestabil­izarte y que pierdas los nervios. El circuito es la guerra”.

En su camino hacia la gloria no está solo. Su tío, el piloto

, dos Jamie Campbell-Walter veces campeón del mundo, ejerce de su entrenador. “Siempre me dice la verdad. A veces es duro, pero es la única persona a la que no puedo despedir”, ríe. Él se encarga de trazar la trayectori­a de su sobrino. “En el mundo de las carreras hay que ser como un tiburón. Si no te mueves hacia adelante, mueres. Hay que correr en el buen campeonato, en el buen momento”.

Aunque lleva toda la entrevista bromeando, hay un tema que aborda con solemnidad.

—¿Desde cuándo es consciente de que es el próximo heredero de la casa imperial de Austria?

—Cuando te lo dicen de pequeño no significa mucho para ti, la verdad. Pero luego creces y empiezas a entender la historia y cuál es tu lugar.

—¿Cuál será su rol cuando ocupe ese lugar?

—Es importante representa­r a la familia de la que vienes de la mejor forma posible. Históricam­ente, para ser un buen Habsburgo tenías que ser militar. Hoy en día lo importante es saber algo de la vida. Y para mí esa escuela son los coches y la competició­n. Si consigo convertirm­e en un buen piloto, la gente me respetará.

Además de las carreras y de la música, hay otra actividad que Ferdinand se toma profundame­nte en serio: ir a misa. “¡Debo dar las gracias a Dios por todo lo que tengo!”, exclama ante mi cara de sorpresa.

—Y cuando está de viaje, ¿cómo sabe a qué iglesia acudir?

—¡La busco en Google! – V. BERCOVITZ

RICHARDS, “CENÉ CON QUE KEITH ES AMIGO DE MI MADRE. FUE BASTANTE INCREÍBLE. CUANDO ESTÁS CON ÉL, NOTAS L A ENERGÍA, SIENTES QUE PASA ALGO”

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 ??  ?? Arriba, el barón Heinrich Thyssen, en 1981. A la izda., su abuelo paterno, el gran duque Otto de Habsburgo, con tres de sus hijos, en Benidorm en 1963. A la dcha., Leonor, hermana de Ferdinand, desfilando para Dolce & Gabbana en 2018.
Arriba, el barón Heinrich Thyssen, en 1981. A la izda., su abuelo paterno, el gran duque Otto de Habsburgo, con tres de sus hijos, en Benidorm en 1963. A la dcha., Leonor, hermana de Ferdinand, desfilando para Dolce & Gabbana en 2018.
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El piloto viste abrigo y botines, todo de Scalpers; jersey de Bottega Veneta y pantalón de Adolfo Domínguez.
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