Y EL OSCAR ES PARA…
Los premios de la Academia, tan demonizados como sacralizados, ultiman su preparación hasta que se celebren el 25 de febrero. Estos son los contendientes más elogiados.
Si estableciéramos un paralelismo entre el calendario litúrgico católico y la carrera de los Oscar, el tiempo en el que nos encontramos, entre la entrega de los Globos de Oro y la de los premios de la Academia, sería la Cuaresma del cine, y no solo por el ayuno al que se someten las actrices. El período de preparación a la Pascua de Hollywood ha comenzado convulso este año gracias a la victoria de Bohemian Rhapsody por encima de Ha nacido una estrella en la categoría de mejor drama en los Globos de Oro. La Cuaresma de Hollywood, al contrario que la católica, es dada a cualquier sacrificio menos al recogimiento: todas las voces hablan. Muchas descartan a Ha nacido una estrella de la carrera, quizá obviando que en los últimos 15 años solo cinco filmes han conseguido el Oscar tras haberse llevado el Globo al agua. Otras abogan por Roma, ausente de los premios a mejor película en los Globos de Oro por no estar rodada en inglés. Lo que parece seguro es que Alfonso Cuarón conseguirá su segundo Oscar a mejor director gracias a la cinta de —¡oh, sacrilegio!— Netflix, en la que vuelve a su infancia. En las categorías interpretativas, el mejor duelo se dará entre Glenn Close, que puede romper por fin ese maleficio —no se explica de otra manera— que la ha llevado a quedarse sin la estatuilla en las otras seis ocasiones en las que ha sido nominada, y Olivia Colman, una neófita en los Oscar, pero veterana en la televisión británica que, para más inri y por si este chiste no se ha hecho lo suficiente, protagoniza La favorita. En las categorías masculinas Christian Bale podría conseguir su segunda estatuilla por interpretar a Dick Cheney en El vicio del poder, si se lo permiten Rami Malek y Bradley Cooper, y Mahershala Ali puede volver a subir al escenario del Dolby Theatre, tras hacerlo en 2017 gracias a Moonlight, si no se lo impide Richard. E. Grant. Suposiciones, apuestas, conjeturas.. referidas a unos premios, desdeñados por muchos —¡son solo premios!—, pero que valen tanto como la liturgia a cualquier culto, en este caso el hollywoodiense: más de lo que parece. �