Vanity Fair (Spain)

DOS MUJERES Y UN TRÁGICO DESTINO

Se cumplen 30 años del accidente de esquí que costó la vida al duque de Cádiz. La actriz argentina Mirta Miller, su novia de entonces, recuerda para ‘Vanity Fair’ aquel triste invierno de 1989.

- – EDUARDO VERBO

Me fui a pasar las Navidades a Buenos Aires a finales de noviembre para estar con mis padres, que eran mayores. Él me pedía que me quedara. Yo le dije que lo tenía que entender y que volvería tan pronto como me fuera posible. Quería verme. Intenté volar a España antes, pero tuve problemas con el pasaje. Cuando llegué, ya era demasiado tarde”. El 30 de enero de 1989, la actriz argentina Mirta Miller cruzaba el Atlántico cuando se comenzó a sentir indispuest­a. Había tenido un mal presentimi­ento que se confirmó cuando aterrizó en el aeropuerto de Barajas. Un miembro de la compañía aérea en la que volaba le informó de la tragedia: su pareja durante los últimos ocho años y medio, Alfonso de Borbón y Dampierre, acababa de morir en la estación de Beaver Creek (Colorado, Estados Unidos). Llevaban dos meses sin verse. Ahora se cumplen 30 años del accidente.

El hijo del infante Jaime de Borbón y Emmanuela Dampierre había viajado a las Montañas Rocosas como miembro de la Federación Internacio­nal de Esquí. La víspera de su muerte, dejó dos mensajes en el contestado­r de Mirta. “Insistía en que regresara. Me echaba mucho de menos”. A las 15:56 de la tarde (las 23:56 en España) de aquel fatídico 30 de enero, Alfonso comprobaba el estado de la pista Eagle County donde el día después se celebraría la prueba de descenso de los campeonato­s del mundo de esquí alpino. Lo acompañaba­n el excampeón Toni Sailer, su esposa, Gaby Rummeny, y el encargado de seguridad del concurso, Ken Read. Daniel Conway, empleado de la estación, colocaba un cable de acero de cuatro milímetros que iba a soportar la pancarta de la meta. —¡Cuidado, que abajo están trabajando! —le advirtiero­n. No sirvió de nada. El nieto de Alfonso XIII impactó contra la cuerda y, degollado, cayó tendido al suelo. Su cuerpo permaneció más de media hora en la nieve sin que nadie lo atendiera. Los servicios médicos tardaron dos horas en llevarlo al centro hospitalar­io más cercano, en Vail, a 16 kilómetros. A las 16:48 certificar­on su muerte. Al cadáver se le tomaron más de 100 fotografía­s, que fueron destruidas por la propia policía de Beaver Creek. En el registro de las imágenes, según contó el escritor José María

Zavala años más tarde en El Borbón non grato (Altera), estaba escrita la palabra “homicide”. El desconcier­to fue total. La radio local hizo referencia al suceso como un “atentado” y se habló incluso de homicidio. “¿Murió asesinado el duque de Cádiz?”, se llegó a preguntar el escritor y periodista Juan Balansó. Esta hipótesis nunca se aclaró. El asunto se zanjó con una indemnizac­ión por parte de la estación de esquí de unos 100 millones de las antiguas pesetas (casi 600.000 euros) a su hijo Luis Alfonso.

Dos de los periodista­s que esperaban a Mirta a su llegada a Madrid la acompañaro­n a su casa. “Estaba sonámbula, rota de dolor. La muerte de Alfonso no fue normal. Había algo oscuro en todo aquello. Él esquiaba fenomenal y tenía muy buena vista”, asegura la actriz. Su relación con el duque de Cádiz fue clandestin­a desde sus inicios. Su carrera en el cine nunca había gustado al entorno del exmarido de Carmen Martínez-Bordiú, a quien jamás dejaron de buscar pretendien­tas aptas para el aspirante al trono francés. Por ejemplo, en 1986 se rumoreó sobre una inminente boda con Ana Laura de Bourbon Busset. Mirta estaba acostumbra­da a sufrir el rechazo, pero la aparición de Constanza de Habsburgo sigue sorprendié­ndola hoy en día. La nieta de los emperadore­s Carlos I y Zita de Austria se presentó en calidad de viuda de Alfonso durante las exequias que se celebraron en las Descalzas Reales.

Según el entorno del duque, iban a celebrar su boda en primavera y se habían comprometi­do unas semanas antes del accidente. “Fue un montaje de los legitimist­as franceses. Alfonso y yo teníamos una relación libre, pero nos contábamos todo. No me habría ocultado eso. No tenía una doble vida”, explica Mirta dolida. Esta teoría del montaje también la comparte Begoña Aranguren, biógrafa de Emmanuela Dampierre. Constanza se casó cinco años más tarde con el príncipe Franz-Joseph Auersperg-Trautson y Luis Alfonso ejerció de padrino. Mirta, por su parte, nunca contrajo matrimonio y aún hoy lamenta la muerte de su amado. “Me pidió que tuviéramos una hija, pero yo no quise”.

“LA MUERTE DE ALFONSO NO FUE NORMAL. HABÍA ALGO OSCURO EN TODO ELLO. ÉL ESQUIABA FENOMENAL Y TENÍA MUY BUENA VISTA”, DICE LA ACTRIZ MIRTA MILLER, QUIEN FUE PAREJA DEL DUQUE DE CÁDIZ DURANTE MÁS DE OCHO AÑOS

 ??  ?? Alfonso, esquiando en Navacerrad­a en los setenta. Abajo, izda., sus hijos, Luis Alfonso y Francisco, en 1983; dcha., Luis Alfonso y Constanza de Habsburgo.
Alfonso, esquiando en Navacerrad­a en los setenta. Abajo, izda., sus hijos, Luis Alfonso y Francisco, en 1983; dcha., Luis Alfonso y Constanza de Habsburgo.
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 ??  ?? De arriba abajo, Alfonso y Carmen Martínez- Bordiú; Mirta Miller, en los setenta; los reyes y Alfonso, en el entierro de la reina Victoria Eugenia; y la boda de Alfonso y Carmen.
De arriba abajo, Alfonso y Carmen Martínez- Bordiú; Mirta Miller, en los setenta; los reyes y Alfonso, en el entierro de la reina Victoria Eugenia; y la boda de Alfonso y Carmen.
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