LOROS, BROCHAS Y CASTILLOS
Desde Madonna hasta los Clinton, no hay famoso que no tenga un cuadro del artista favorito de la clase alta neoyorquina. Hablamos con él.
Hunt Slonem (Maine, 1951) es el artista mimado de la high society neoyorquina. Una casa en Manhattan o los Hamptons no está completa si no tiene uno de sus célebres cuadros de conejitos o pájaros en serie. También en Hollywood lo quieren. Las Kardashian, Madonna, Sarah Jessica Parker, Brooke Shields y Julianne Moore son, nos explica, algunas de sus clientas. En Washington la lista la encabezan Bill y Hillary Clinton.
En sus trabajos más famosos —posiblemente porque Kris Jenner mostró extasiada en todas las revistas el que compró recientemente— pinta con pasta de diamantes triturados. “Igual que hacía Andy Warhol”, nos cuenta el artista, quien formaba parte de su entorno en la Gran Manzana.
Slonem trabaja en un gigantesco espacio industrial de Brooklyn, donde convive con hasta un centenar de loros y distintos tipos de aves, algunas de las cuales cantan ópera imitando el timbre del móvil de su dueño. Visitarlo resulta fascinante.
Pero quizá lo más interesante es que, con el dinero que gana, Slonem compra y restaura propiedades históricas. Tiene desde un castillo en Pensilvania —que originariamente fue el gran fuerte y arsenal de la Guardia Nacional— hasta la plantación que perteneció al marqués de Lafayette en Luisiana. Todos sus proyectos han sido detalladamente reflejados en glamurosos coffee- table books. “Estoy salvando a los Estados Unidos”, nos dice convencido. ¿Alguna anécdota reseñable?, le pregunto. “Bueno, a veces estas propiedades vienen llenas de fantasmas, pero, por suerte, hasta ahora solo de los simpáticos”.