LA PRINCESA TAILANDESA Y SU PRINCIPE AZUL
Su alteza real Sirivannavari Nariratana, hija del rey de Tailandia, tiene un currículum casi tan impresionante como su nombre. A sus 31 años es una reputada amazona que compite por su país en la modalidad de doma y ha formado parte del equipo nacional de bádminton, pero además es una reconocida diseñadora gracias a su marca de ropa homónima. Sirivannavari heredó su amor por la moda de su estilosa abuela, la reina Sirikit, aunque también es posible que haya influido sobre ella su padre, el polémico rey Maha Vajiralongkorn, quien llegó al trono en diciembre de 2016. Vajiralongkorn tiene siete hijos de tres mujeres distintas — Siri es fruto del matrimonio con su segunda esposa, la actriz Yuvadhida Polpraserth— y es conocido por el gusto excéntrico de sus trajes — memorable la vez que vistió a su perro, un caniche miniatura llamado Fu Fu, con un atuendo militar lila con sus correspondientes botitas en cada pata—, pero poca de esta información trasciende a sus súbditos. En Tailandia, regida por un gobierno militar desde 2014, se protege a la familia real con una de las leyes más estrictas del mundo, que prohíbe cualquier tipo de ofensas a la monarquía bajo penas de 15 años de cárcel.
Nada de esto parece afectar a Siri, que comparte con su padre el gusto por los animales. Tiene ocho yorkshires que duermen con ella, así como un golden retriever, un labrador y un husky siberiano. Además, posee siete caballos, uno de ellos llamado Príncipe Azul. Pero no se deje engañar por su dulce carácter. “Entreno seis días a la semana, monto tres caballos durante una hora cada uno. He sufrido lesiones, me he roto la pierna y tengo un clavo en mi pie izquierdo, pero nunca me rindo. Vuelco toda mi energía en conseguir mis metas”, asegura. Sus días en Bangkok discurren entre caballos y moda, además de atender sus compromisos reales. “Y cuando me siento triste, voy al templo a rezar o a nadar al mar”, reconoce. Como su padre, viaja mucho y por todo el mundo, aunque su corazón pertenece a Tailandia. “Somos inseparables”, afirma.