GUÍA DISFRUTONA DE SHANGÁI
La ceremonia del té, ‘noodles’ y ‘wonton’ hechos a mano, regateo en los mercados y viejas pagodas conviven con rascacielos futuristas, códigos QR, la aplicación VPN y estrellas Michelin. Recorra Shanghái de la A a la Z.
APUNTE LAS DIRECCIONES EN CHINO EN UN PAPEL PARA PODER MOVERSE EN TA XI, REGATEE EN LOS MERCADOS Y SOR BALA SOPA
Arquitectura: Rascacielos como la torre Perla Oriental o la torre de Shanghái (el segundo edificio más alto del mundo) conviven con templos y pagodas. B und: Zona del paseo marítimo, una de las partes con más vida de la ciudad. Se enamorará de los neones y edificios futuristas de la zona financiera, al otro lado del río Huangpu. C omida callejera: Wontons, dumplings, noodles… Riquísimos y a precio de ganga si se sabe mover bien. Recomiendo las visitas de UnTour Foods (untourfoodtours.com). Enseñan los locales más recónditos sin turistas y uno se ahorra muchos quebraderos de cabeza con el idioma. D inero: Conviene llevar siempre efectivo, en muchos sitios no aceptan tarjetas de crédito occidentales. E quipamiento para cocinillas: Una parada obligatoria para los amantes de la cocina es el hotel Equipment Center, donde los chefs compran cuchillos sofisticados, cestas de bambú, woks o teteras. Fascinante ver las demostraciones en directo. Un sitio especial. F iesta: Toda-la-que-quiera. Y más. En Shanghái no falla. El Bar Rouge y Le Baron son dos valores seguros.
G -Tren: Los trenes bala chinos. Algo muy llamativo: en los trenes anuncian que si pillan a una persona fumando en los vagones le quitan puntos en su sistema de crédito social. Un poco Black Mirror. H
oteles: Es muy importante acertar, pues serán de gran ayuda para todo tipo de eventualidades. El Waldorf Astoria es una maravilla. Ya solo por su bar. El Peninsula también es impecable y con una terraza con las mejores vistas del Bund. I dioma: Ármese de paciencia, porque a veces llega a ser complicado hacerse entender. Incluso por signos. No olvide tener sus direcciones escritas en chino. En los hoteles dejan mapas y tarjetas con “Llévame a X sitio” para facilitar la tarea. J azz: En el Heyday, elegante y divertido sitio para tomar un magnífico cóctel, picar algo y disfrutar de la música en directo. Sin escenario, codo con codo con los músicos. Reserve con tiempo (y llame a partir de las 5 de la tarde, que es un sitio de noctívagos). Sebastian, de La La Land, seguro que soñó con abrir un local así. K araoke: No puede irse de Shanghái sin haber estado en un karaoke, observando con fascinación a los crooners locales como si fuera un ornitólogo. Si entra en cualquier establecimiento de los K Party, puede reservar un privado. L ost Bakery: Panadería ideal y espaciosa para poder desayunar a gusto. M ercato: Sí, un restaurante italiano en Shanghái. Y merece mucho la pena. Imprescindibles su burrata y sus delicadas pizzas. Del chef francésamericano Jean- Georges Vongerichten. Buenas vistas del Bund.
Noodles: Uno de mis platos predilectos del mundo. En Henan Lamian Noodles, un local diminuto y familiar, los preparan a mano. Observe la técnica con la que estiran y cortan la pasta. Hipnótico. O ld Jesse: Dicen que es el mejor restaurante de comida shanghainesa. Tenía tantos visitantes que dejaron de utilizar cartas en inglés como medida disuasoria. Pero merece muchísimo la pena ir. Cerdo braseado, arroz con dátiles y noodles. Aunque lo mejor es dejarse llevar. P ekín: ¿Quiere acercarse a conocer la Gran Muralla? En tren bala llegará en 4,5 horas. Mucho más eficaz que el avión. O R: En Shanghái, así como en casi cualquier rincón de China, se paga todo escaneando el código QR con la aplicación de AliPay, del gigante grupo chino Alibaba. Así que verá a todo el mundo con su móvil escaneando códigos sin parar. R egatear: Yo no valgo para esto, pero en Shanghái verá a auténticos expertos. Me gustaría poder darle algún tipo de consejo útil, pero casi con toda seguridad fui timado. Lo asumo con dignidad. S orber: En China se sorbe todo el rato. Sin parar. Es parte de la diversión de su gastronomía. Así que déjese de remilgos y sorba noodles, dumplings y xialongbaos sin ningún complejo. T é: Los amantes del té tienen que visitar la Wan Ling Tea House, una encantadora casa tienda donde dan clases sobre distintos tipos de té, una forma de vida en su cultura. Es imprescindible solicitar cita. U ltraviolet: El restaurante de una sola mesa y tres estrellas Michelin. Este espacio del chef Paul Pairet desafía todo lo convencional. Una locura muy meticulosa. El menú ronda los 450 euros. V PN: Su mejor amiga para poder tener acceso a sitios censurados como Instagram, Facebook o Google Maps. Importante descargar la aplicación antes de llegar a China. W ontons: No puede irse sin probar estos deliciosos triángulos de masa fina rellenos de carne. X ialongbao: Ya solo merece la pena venir hasta Shanghái por comer esta pequeña obra de arte. Anthony Bourdain los definía como “almohadas de felicidad”. La técnica para no quemarse: morder un poco, sorber la sopa y mojar en vinagre. Y uan: El nombre oficial de la divisa es el Renminbi. Pero la unidad de pago es el Yuan. Z otter Chocolate Theatre: Esta fábrica teatro museo tiene que ser lo más parecido al paraíso para los chocolateros. La de Willy Wonka se queda pequeña. �