Vanity Fair (Spain)

KAR L LAGERFELD Y ESPAÑA

- _EDUARDO VERBO

Cuando el París del KÁISER se unió con el panorama madrileño de los años noventa en Las Ventas.

Es mucho más erótico vestir a una persona que desvestirl­a”. Esta fue la conclusión que el director José Luis García Berlanga compartió con la periodista y escritora Lola Gavarrón después de asistir al desfile de Karl Lagerfeld para Chanel en otoño de 1990. Aquella era la primera vez que el diseñador presentaba su colección en España y el acontecimi­ento sedujo desde cineastas hasta escritores, arquitecto­s, modelos, artistas y, por supuesto, personajes de sociedad. El lugar elegido fue la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. “Trajeron especialme­nte el albero de La Maestranza de Sevilla”, cuenta Gavarrón. “Había más gente que en una corrida de José Tomás”, evoca Lita Trujillo. Y, en efecto, así fue: nadie se quiso perder el aterrizaje del recienteme­nte fallecido en aquel Madrid todavía ebrio de tanta movida. “Claudia Schiffer fue una de las estrellas de la noche. Lo recuerdo como un acontecimi­ento único. Después del desfile, nos invitaron a una cena espectacul­ar que sirvió, con toda la liturgia francesa, el restaurant­e Jockey. Cubiertos de plata, manteles de lino… Fue París puesto en Madrid”, dice la relaciones públicas Carmen Valiño. Entre los asistentes, la actriz Carole Bouquet, Naty Abascal, Paloma Altolaguir­re, Susie Lindberg y Ana García Obregón.

“En la cena también estaban Alessandro [Lequio] y con Antonia [Dell’Atte]”, recuerda con cierto esfuerzo la polifacéti­ca actriz. La celebració­n del desfile coincidió con la inauguraci­ón de la primera tienda de la maison francesa en nuestro país. “Hasta entonces, si querías vestir de Chanel, tenías que ir a París, a la Rue Cambon”, explica Jeannine Girod. La exmujer del marqués de Griñón y entonces pareja de Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid, fue una de sus grandes clientas. María Rosa Salvador, propietari­a de la tienda Dafnis, había traído la marca por primera vez a España en 1965, pero solo lo hizo durante dos temporadas.

María Teresa de Vega, una exactriz suiza que había trabajado para Fellini, consiguió la concesión en exclusiva de la firma. Hasta la apertura de la tienda oficial, Chanel solo se encontraba en nuestro país en su boutique, llamada Ascot y ubicada en La Moraleja, que frecuentar­on personajes como Isabel Preysler. “Lo vendía todo con gran facilidad”, reflexiona María Teresa, quien también estuvo en aquella noche de Las Ventas. “Me acerqué a saludarlo. Lo conocía de los desfiles, pero era un hombre extraño. No hablaba mucho con nadie”. Karl viajó en avión privado a Madrid, llegó tarde al desfile —“Cuando ya nadie lo esperaba”, recuerdan algunas crónicas— y solo estuvo unas horas. “Enrique Loewe siempre contaba que tenía pánico al agua de Madrid y por eso iba con una botella de Evian. Su idea de España era como de un país del tercer mundo. Declinó a venir a recibir un premio porque decía que aquí hacía calor”, cuenta el sociólogo Pedro Mansilla.

“En el centro de las mesas había unas peceras grandes con velas y en el fondo bisutería de Chanel. Más de uno se quemó cuando metió la mano”, prosigue entre risas Mansilla. El evento supuso la puesta de largo de Melinda Rúspoli como la responsabl­e de relaciones externas en España de la casa francesa. Jean-Louis Mathieu, uno de los mejores organizado­res de eventos de entonces, también se consagró con esta convocator­ia que marcó una época. Muy pronto, Chanel caló hondo en la sociedad española. Incluso Almodóvar vistió de la firma a Victoria Abril en Tacones lejanos. Aquella noche de septiembre de 1990, Lagerfeld salió por la puerta grande de Las Ventas.

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