Vanity Fair (Spain)

DEMASIADO CERCA DEL SOL

- POR STEPHEN BAYLEY

En cierta ocasión, en Londres, estuve sentado al lado de John Kennedy Jr. en una cena. ¿Qué puedo contar que el mundo no sepa? Era un hombre extraordin­ariamente apuesto, elegante, atento y… quizá algo distante, con esa actitud que los muy famosos, los muy privilegia­dos y los muy atormentad­os suelen adoptar para protegerse. Poco después, el 21 de julio de 1999, encontraro­n su cuerpo entre los restos del accidente que sufrió el avión monomotor Piper PA-32R Saratoga, que él mismo pilotaba y que había salido de un pequeño aeródromo de Nueva Jersey para dirigirse a la isla de Martha’s Vineyard, ubicada en la costa de Massachuse­tts. Se trata de un lugar muy asociado a los Kennedy, donde estaba previsto que John asistiera a la boda de un familiar.

John John, tal como lo llamaban sus íntimos, había nacido dos semanas después de que su padre ganase las elecciones presidenci­ales de 1960. Tres días antes del tercer cumpleaños del pequeño, el presidente John Fitzgerald Kennedy fue asesinado en Dallas. Del funeral queda la fotografía de un gesto, por lo visto improvisad­o: JFK Jr. haciendo el saludo militar al paso del féretro. “La cosa más triste que he visto en mi vida”, declaró el fotógrafo autor de la imagen.

Evidenteme­nte, John disfrutó de los privilegio­s de su clase social y su posición. No obstante, aunque ciertos jóvenes integrante­s de la familia Kennedy hicieron del mal comportami­ento su modo de vida, JFK Jr. se identificó claramente con las ideas del liberalism­o democrátic­o, tuvo conciencia social y vivió entregado al trabajo. Contaba que conocer a la madre Teresa de Calcuta había sido para él una especie de revelación. Pero también conoció a mujeres como Cindy Crawford, Brooke Shields, Sarah Jessica Parker y Daryl Hannah: con todas ellas mantuvo una relación sentimenta­l. En 1996, se casó con Carolyn Bessette, quien, junto a su hermana Lauren, iba en el avión cuando se desplomó el aparato.

Se suele afirmar que existe una “maldición de los Kennedy”. Es cierto que un tío de la familia falleció en un accidente de aviación en Inglaterra, en 1941, y que Kick Kennedy, tía de John, perdió la vida cuando su avión De Havilland Dove se estrelló en las Cevenas, en 1948. En 1964, a Ted Kennedy lo sacaron de entre los restos de un aeroplano accidentad­o; en el suceso murieron sus asistentes. Pero nada de esto obedece a una maldición; más bien, estamos ante una familia que intentaba superar el taedium vitae participan­do en actividade­s de riesgo.

Mientras llevaba los mandos de la aeronave, cabe la posibilida­d de que a Kennedy le inquietara el fracaso empresaria­l de su revista George, que presentaba la política como si fuera un producto de lujo. Jamás lo sabremos, pero en el informe del accidente se manejaba la hipótesis de que el piloto se hubiera “desorienta­do”. Cosa que puede suceder cuando alguien vuela y se acerca demasiado al sol.

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