EL AERO: UN CLUB DE ALTOS VUELOS
Abrimos las puertas del club privado más exclusivo de Andalucía. Lugar de encuentro de personajes ilustres del mundo empresarial, artístico y aristocrático, como Grace Kelly y la reina Sofía.
Aquíestuvieron los reyes de Holanda el día que se conocieron. Esa misma noche organizamos un flamenco en la caseta de la Feria para el príncipe Guillermo, que no paró de bailar con su futura esposa, Máxima. Pedimos a los socios que lo trataran de la forma más normal posible, así que se sintió muy cómodo. Cuando fue proclamado rey, le mandamos una solicitud para nombrarlo socio de honor y aceptó muy cariñosamente”, nos cuenta el presidente del club, Enrique Moreno de la Cova.
Esta exclusiva entidad fue fundada en 1928 por los aviadores de la capital andaluza, que la llamaron Real Aeroclub de Andalucía. Su presidente de honor fue Alfonso XIII. Más tarde, en los años cincuenta, se refundó, con carácter únicamente social y se llamó Real Club de Andalucía. “Aunque aquí casi todos lo conocen como el Aero”, matiza un socio. En Semana Santa y durante la Feria, multitud de personas se agolpan a las puertas de sus dos sedes. Una situada frente a la catedral —por donde desfilan todas las procesiones de la ciudad— y otra ubicada en la calle Joselito el Gallo, en el recinto ferial, donde están todas las casetas. “Durante esas semanas el mundo se divide en dos. Los que pueden entrar en el Aero y los que no osan ni intentarlo. Yo estaba entre los segundos, abrumadora mayoría”, cuenta en un libro el escritor y aristócrata Alfonso
“GUILLERMO DE HOLANDA BAILÓ AQUÍ CON MÁXIMA EL DÍA QUE LA CONOCIÓ. SE CASARON CUATRO AÑOS DESPUÉS”
Ussía. En su junta directiva aparecen algunos de los apellidos andaluces más ilustres, como Solís, Benjumea, Rojas o Ybarra. Cuenta con 700 socios y el requisito indispensable para entrar es, tal y como reza la página web, “una votación secreta”.
En el año 1966, Jackie Kennedy revolucionó a los socios cuando, junto a la duquesa de Alba, se acercó a caballo a la terraza de la caseta para hacer un descanso mientras se tomaba una copa. Ese mismo año también disfrutaron de los servicios del club los príncipes Grace Kelly y Raniero de Mónaco.
Hoy en día, entre sus socios de honor se encuentran el rey Felipe VI, el príncipe belga Miguel de Ligne o el archiduque Karl de Habsburgo, entre otros. “La principal vocación del club es recibir a la gente de fuera y enseñarle nuestras tradiciones. Somos como una especie de embajada”, nos desliza un joven miembro que el año pasado compartió velada con el nobel Mario Vargas Llosa y su pareja, Isabel Preysler. Ambos se desplazaron el Sábado Santo hasta las instalaciones para disfrutar de las populares cofradías en el palco del club.
Entre sus muchas curiosidades está la función del embajador. “Son personas que nos representan en distintas ciudades”, dice Moreno de la Cova. En Madrid, ese título lo ostenta al duque de Alba. Sus hijos, el duque de Huéscar y el conde de Osorno, también son socios. Prueba de la exclusividad del Aero es su correspondencia con las entidades más elegantes y privadas del mundo: en Madrid, con el Nuevo Club; en Barcelona, con el Liceo; y en Austria, con el Jockey Club, entre otros. Una de sus tradiciones más arraigadas es que en la Feria de Abril, cada día, tienen una mesa dedicada a personalidades. “Nos llaman y nos dicen: ‘Vamos con este embajador, empresario o cualquier otro personaje ilustre’. Entonces ofrecemos un almuerzo en su honor. Después, lo llevamos a los
toros o, si lo prefiere, se queda en el flamenquito que tenemos cada tarde”. Uno de los últimos en participar de este plan fue el actual embajador de Estados Unidos en España, el millonario texano Richard Duke Buchan III.
En convocatorias parecidas han participado los reyes eméritos, don Juan Carlos y doña Sofía; Esperanza Aguirre o Salvador Dalí. El artista catalán destacó por su extrovertida personalidad. “Un primo mío y yo le pedimos que nos firmara en una servilleta y él nos dibujó una pintura”, recuerda Moreno de la Cova. En las antípodas del pintor, una discreta infanta Elena, que recibió de la junta directiva un regalo con motivo de su boda. Amores de altos vuelos.