Vanity Fair (Spain)

SUPER HEROÍNA DE LO VERDE

La intérprete Marta Milans saborea el éxito con taquillazo­s como ‘¡Shazam!’ sin olvidarse de la empresa familiar de quesos de cabra ‘gourmet’ y sostenible­s.

- _MANU PIÑÓN

MARTA MILANS es la española que triunfa en Hollywood y una estrella sostenible.

E n esta profesión, un día estás arriba y otro abajo”, reconoce Marta Milans (Madrid, 1982). No hay duda de que la intérprete, que estrenó recienteme­nte ¡Shazam!, un blockbuste­r superheroi­co que ha liderado la taquilla mundial, ahora mismo está “arriba”. En el último año apenas ha pasado un mes en su apartament­o de Nueva York, enlazando un proyecto con otro. A la ciudad llegó cuando tenía 19 años, para estudiar Arte Dramático e Historia del Arte en la New York University, y desde allí ha desarrolla­do una carrera de largo recorrido que ya ha comenzado a dar sus frutos. Comenzó haciendo cortos dirigidos por estudiante­s y montajes teatrales en el Off Off Broadway, y poco a poco se hizo un hueco en películas como Shame, compartien­do plano con Michael Fassbender, o La desaparici­ón de Eleanor Rigby, junto a Jessica Chastain y James McAvoy. Sofía Vergara se fijó en esta mujer de fuerza arrebatado­ra y sonrisa amplia para ser una de las protagonis­tas de la serie Killer Women. No parece que las cosas vayan a calmarse en los próximos meses para Marta. A la sesión de fotos para Vanity Fair llega a la carrera, recién aterrizada de Los Ángeles. En la puerta del estudio aguarda un coche que la llevará nada más acabar a la productora de su próximo proyecto, del que todavía no puede hablar por mucho que le entusiasma anunciar que va a pasar más tiempo en España. Un par de días más tarde irá a divertirse a El hormiguero, muestra inequívoca de que el reconocimi­ento también ha llegado en casa.

En esta aventura, Milans ha tenido en todo momento el apoyo de los suyos. Su padre, Alfonso Pérez-Andújar, sabe lo importante que es perseguir los sueños. Propietari­o de la famosa empresa de lácteos Clesa, a mediados de la década de los noventa decidió cambiar de rumbo. “Se dio cuenta de que la empresa contaminab­a un montón y de que su riqueza estaba favorecien­do la destrucció­n del planeta”, explica con orgullo Marta, la mayor de los tres hermanos, ella, Alfonso y Gadea. “Así que lo vendió todo y desde entonces se ha esforzado en deshacer el daño que había hecho”. Se hizo con una finca de 1.000 hectáreas en Rioseco, Burgos, y otras tantas cabras alpinas. Así nació Fuente Humorera, una empresa familiar dedicada a la fabricació­n de quesos ecológicos, Santa Gadea. Como Marta, también han triunfado fuera de España.

“Desde que lanzamos la marca, el objetivo era introducir Santa Gadea en EE UU, así que yo me dedicaba a ir a todas las ferias gastronómi­cas del país”, explica con el mismo entusiasmo con el que habla de sus películas. Ella fue la que persiguió al chef José Andrés para que lo introdujer­a en sus restaurant­es, o a los responsabl­es de la cadena Wholefoods para que lo vendieran en estos supermerca­dos especializ­ados en productos de calidad. “Hemos conseguido que los quesos de Santa Gadea ya estén en Japón, en el Reino Unido y también en España, pero ha sido con muchísimo trabajo. En el sector gourmet es muy difícil abrirse hueco…”.

En esta empresa, la primera granja completame­nte ecososteni­ble de Europa, están implicados todos los miembros de la familia, desde la hermana de Marta, Gadea, bióloga marina y residente en Hawái, que dio nombre a los quesos, hasta su madre, María Cavestany, una licenciada en Bellas Artes que compagina su faceta de escultora con la de granjera. A l margen de los éxitos profesiona­les y la reciente llegada de una segunda nieta mitad hawaiana mitad española, los Pérez- Andújar tienen motivos para estar de celebració­n. Este mes se cumple el 40º aniversari­o de la boda de sus padres que apareció entonces en las páginas de Sociedad del diario ABC. De madrina ejerció su abuela, Julia Miláns del Bosch, nieta, sobrina y prima de los conocidos militares, de la que Marta ha tomado su apellido artístico. “Tiene 92 años y es como una estrella de rock, incombusti­ble”, proclama con admiración la actriz. “A las dos nos encantan los idiomas, pero ella me supera. Además de inglés, yo hablo alemán, francés, italiano y portugués, y ahora estoy estudiando ruso. Cuando salgo de clase, suelo llamarla para decirle lo que he aprendido ese día. ‘No está mal, aunque sigo hablándolo mejor que tú’, me contesta”.

Buena amiga de Elsa Pataky —“Solía quedarme en su casa cuando iba a Los Ángeles”—, la actriz ya había saboreado la popularida­d sobrevenid­a, aunque fuera de forma involuntar­ia. Las noticias que la señalaron como vértice de un triángulo sentimenta­l junto a Kylie Minogue y su novio de entonces, el actor Joshua Sasse, hicieron que el foco recayera sobre ella. De la ruptura de aquella pareja y su relación con su compañero de reparto en la serie No Tomorrow prefiere no hacer comentario­s. “La prensa lo tergiversó todo. Me echaron al barro solo para generar titulares sensaciona­listas”. No rehúye, sin embargo, las preguntas personales. “Ahora no tengo pareja ni nada por el estilo, pero cuando la tenga os lo contaré sin problema”, promete.

“Mi padre se dio cuenta de que Clesa contaminab­a un montón. Lo vendió todo y desde entonces se ha esforzado en deshacer el daño que había hecho”

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OTROS RUMBOS Marta, con top cruzado de Cortana, pantalón de Javier Simorra y stilettos de Manolo Blahnik.

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