CON EL DEBIDO RESPETO
En 1972, la ONU estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medioambiente. Una fecha que nos recuerda nuestra responsabilidad en el cuidado del planeta y sus recursos. Cada vez somos más exigentes en la búsqueda colectiva del bienestar y nuestra conciencia social —y personal— no solo se preocupa por lo que consumimos, sino por cómo se fabrica. Este pensamiento despunta también en el sector de la estética, como corroboran los 780 millones de euros que mueve el mercado de la cosmética natural, según la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética.
Marcas y usuarios buscan una producción sostenible que alcance a toda la cadena de fabricación y distribución, del uso de materias primas de origen natural al de envases reciclados o reciclables, sin microesferas de plástico. ¿El objetivo? Generar menos emisiones nocivas en todas las fases: la cosmética sostenible no puede contener ningún ingrediente perjudicial para el medioambiente o agresivo para el cuerpo humano. Es la filosofía de la maquilladora Vicky Marcos. Después de haber trabajado con Penélope Cruz o Irina Shayk, Marcos lanza AKU Cosmetics, una línea de maquillaje bio. También española, Vera & The Birds apuesta por ingredientes de calidad en pos de una belleza efectiva y respetuosa.
Los grandes grupos apuntan también en esta dirección. Así, Garnier Bio llega como la opción orgánica certificada del grupo L’Oréal. Y la vegana My Clarins es la propuesta de la firma francesa en este sentido. Dos lanzamientos que prueban que lo de la cosmética sostenible va en serio.