Marbella también es una feria
La idea de Art Marbella es generar zonas comunes en un entorno menos parecido a una galería que a un hogar, que es donde aspiran a terminar las obras a la venta
Cinco años no son poca cosa para una feria de arte. Y Art Marbella —del 30 de julio al 2 de agosto en la localidad de la costa malagueña— entra en su periodo de madurez con la ambición de reinventarse, dando un giro de 180 grados a lo que hasta ahora se ha considerado que debe ser un encuentro con el arte contemporáneo. Si el modelo firmemente asentado se basa en el stand de cubo blanco, el sistema de pasillos neutros y la sobriedad arquitectónica como sagrados mandamientos, aquí la idea es generar amplias zonas comunes en un entorno menos parecido a una galería que a un hogar, que es donde al fin y al cabo aspiran a terminar las obras a la venta. Este diseño expositivo corre a cargo de los interioristas Sergio Sánchez Pardo y David Jiménez García, del estudio Deseesedesign. Por primera vez se concederá el Premio Adquisición Joven, que reconocerá los nuevos valores del arte. Y otra novedad son las secciones comisariadas por las jóvenes curadoras Mariela Velasco y Violeta Janeiro. La primera se centra en los diálogos interculturales entre galerías
de distintos países, mientras la segunda reúne a cuatro artistas — Juan del Junco, Olmo Blanco, Nuno Sousa Vieira y Liu Dao— que reflexionan sobre la idea del tiempo. Un tema que resulta especialmente apropiado para este lugar que hace ya décadas se ubica en un plano de la realidad ajeno al tiempo y casi al espacio, donde la existencia misma parece una interminable fiesta y el brillo del oro —de distintas calidades y texturas— define el principal horizonte estético y vital. El programa vip prevé numerosos cócteles y visitas, lo que por otra parte nada tiene de extraño en cualquier feria de este tipo que se precie. Pero, además, quien desee abandonar temporalmente la burbuja marbellí puede acercarse a Málaga, donde le esperan exposiciones tan apetecibles como la de Jim Dine en el Centre Pompidou o la de Bruce Nauman en el Museo Picasso, entre otras. De vuelta a Marbella, la fiesta seguirá esperando.