Vanity Fair (Spain)

AL SERVICIO DE SU MAJESTAD Cristina Reyes, estilista de Isabel Preysler.

- _VERA BERCOVITZ

Es la responsabl­e de que Isabel Preysler, la Reina de Corazones, sea una de las mujeres más elegantes de España y de que Sassa de Osma vista como una auténtica princesa. Esta es la historia de la estilista Cristina Reyes, su pasión por la moda y su amistad con Enrique Iglesias.

Ttenía la cena de Porcelanos­a amara con el príncipe

Carlos de y me dijo: ‘¿Por qué no Inglaterra me ayudas a elegir un vestido?’. Y así empezó todo”, recuerda la estilista mientras da

Cristina Reyes un sorbo a un zumo de naranja recién exprimido. Era el año 2009 y Reyes pensó en grande: “Entonces la firma de moda era Marchesa, de ,

Georgina Chapman la mujer del todavía poderoso . Vestía a todas

Harvey Wenstein las estrellas de Hollywood, pero no tenía showroom en España”. Aquello no fue un obstáculo. Elaboró un powerpoint “curradísim­o” contando quién era Tamara y se puso en contacto con la marca, radicada en Los Ángeles. “Me mandaron ocho vestidos”, continúa aún sorprendid­a de su osadía. Cuando

Isabel vio el resultado, no pudo ocultar su asombro: “¿Eso Preysler lo ha hecho Cristina?”. Y para la siguiente fiesta de Porcelanos­a fue ella quien llamó a la estilista. Madre e hija fueron las primeras de una larga lista de clientas famosas que incluyen a

, la esposa de —“Nos Margarita Vargas Luis Alfonso de Borbón conocimos en una boda y nos hicimos íntimas”—;

—“Estamos Sassa de Osma en el mismo punto a nivel estético”—;

Lourdes , mujer de Montes Fran

—“Cuando me Rivera llamó para que la vistiera, le dije todo lo que hacía mal y se lo tomó muy bien”—; la periodista deportiva ;

Lucía Villalón y la joven actriz

Carla , que interpreta­ba Campra a la hija desapareci­da de en Todos

Penélope Cruz lo saben (2018). También ha vestido a —“Como

Irina Shayk buena rusa, puede resultar fría, pero es educadísim­a”— y se ha encargado del estilismo de la última gira de

Miguel Bosé —“Lo vestí para los Premios Ondas y conectamos enseguida”—. En este glamuroso listado no podía faltar la tercera y última Preysler: . “La conozco desde que nació.

Ana Boyer Recuerdo cogerla en brazos”.

La relación de Reyes con la familia española más famosa del papel cuché se remonta a su infancia y los veranos en Marbella. “Yo vivía allí y en julio y agosto coincidía con

Enrique en el chiringuit­o del hotel Don Pepe. Nos conocimos [Iglesias] con 12 años y desde entonces somos íntimos. Es mi hermano”, asegura mientras rememora aquella época. “Íbamos en las motos de agua como locos, sin chaleco, porque no nos parecía cool. Tenía claro desde pequeño que quería ser cantante. ¡Es mucho más maduro y centrado que yo! Tamara era una niña y quería juntarse con nosotros, pero no la dejábamos. ¡Le sacábamos siete años!”.

“Conocí a Enrique Iglesias con 12 años en Marbella. Desde entonces, somos íntimos. Es mi hermano”

Cuando era solo un poco mayor que Tamara en aquella época, a los ocho, Cristina llegó a Marbella desde su Bolivia natal. “Mis padres son bolivianos y se conocían de los círculos sociales, que allí son muy pequeños”, explica, aunque asegura que se siente española cien por cien. Su abuelo paterno, un ingeniero agrónomo formado en Georgetown, desciende de , el Rey del Estaño. Sus progenitor­es, el pediatra

Simón Patiño y , se casaron muy jóvenes,

Sergio Reyes Cristina Romero y fue su abuelo materno, un reputado embajador, quien los animó a viajar y conocer mundo. Fue así como recalaron en Santiago de Compostela, la ciudad donde Sergio estudió Medicina. Tras volver a Bolivia y pasar casi una década, los Reyes decidieron regresar a España e instalarse definitiva­mente en Marbella. “Querían vivir en un lugar con sol”.

Cristina es una mujer coqueta. Resulta imposible que confiese su edad, su cuenta de IG está plagada de selfies y conoce todos los filtros posibles para rejuvenece­r. Sus looks son impecables, su melena lisa es intachable y sus pequeños trucos de belleza son inabarcabl­es. Ella misma ha elegido el estilismo para esta foto: vestido de y zapatos

Nicky Zimmermann de . Mientras mira a la cámara, reprime

Manolo Blahnik una risa: “Boca abierta enseñando dientes, nunca”. No se pierde la semana de la moda de París ni la de Nueva York, y también intenta acudir a la de Milán. Aunque su principal herramient­a de trabajo es la aplicación Runway, donde las marcas más importante­s cuelgan sus coleccione­s al instante.

Desde pequeña, creció obsesionad­a con la moda. “Cuando mi madre tenía una cena, le pedía entusiasma­da si le podía hacer el look”, asegura. Tiene grabados en la memoria unos zapatos de terciopelo azul “maravillos­os” y un vestido vaporoso negro con lunares fucsias. Por eso, a la hora de elegir carrera no lo dudó: se matriculó en Diseño de Moda en el Instituto Europeo de Diseño. Volvió de Nueva Orleans, donde cursó los últimos años de instituto, y se instaló en Madrid con sus hermanos, Sergio, empresario, y Moira, asistente de . “Fueron unos años divertidís­imos”,

Luis Alfonso de Borbón recuerda. Al acabar la carrera, empezó unas prácticas en Ángel Schlesser, pero el diseño le aburría. Ella quería ser estilista. Hoy no hay firma que se le resista y siempre intenta descubrir gente nueva. “Cuando un diseñador se empieza a ver mucho, prefiero cambiar y explorar nuevas firmas”, afirma. En su día apostó por y más tarde por el indio-estadounid­ense Elie Saab

. Ahora está obsesionad­a con Naeem Khan Nicky Zimmermann y . Aunque más allá de modelos y diseños, lo

Alice Temperley mejor, asegura, es una buena percha. “Hay mujeres que elevan la ropa. Hasta desnudas tienen chic”.

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COMO UNA REINA La estilista Cristina Reyes posa para ‘Vanity Fair’.

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