UN BUEN TRAJE, VARIAS BLUSA S
En el desfile o-i 2019 de Prada sonó una versión en violín de Bad Romance, de
, y otra de My Lady Gaga Favourite Things a cargo del grupo de postpunk esloveno . La música de
Laibach los desfiles nunca es trivial, y en este caso acompañaba a una colección inspirada en el romanticismo gótico, con flores, encajes, botas militares y tributo al personaje de de la escritora inglesa Frankenstein
incluidos: varias prendas Mary Shelley incorporaban al monstruo y su novia en la versión cinematográfica del mito a cargo de (1931). “De
James Whale lo que se trata es de cómo hacer el bien en un mundo en el que hay tanto mal”, declaró su autora. Por encima de todo, lo que había en ese desfile en Milán era… sastrería. Como la hubo en los pases de —
Gucci Alesandro Michele citó los sastres años cuarenta de su abuela como referencia—, de
Etro —que propone chaquetas de inspiración victoriana/eduardiana en su característico estampado paisley—, de
o de . Es una Dries Van Noten Chanel de las corrientes de la temporada, como lo fue en las décadas de los cuarenta y cincuenta. O en la de los ochenta, cuando vistió a la
Giorgio Armani nueva ejecutiva. Una dama invariablemente asociada a lo que dio en llamarse power dressing advertía entonces lo difícil que es saber lo que nos favorece y lo importante que resulta dar con prendas —en su caso, un abrigo azul marino que compró en Regent Street— que cumplan esa función con elegancia. “Combino trajes clásicos con blusas diferentes. Es tremendamente importante tener varias en el guardarropa”, dijo enfundada en
Margaret Thatcher uno de sus sastres favoritos. “En él, me siento a salvo”.