LOS NUEVOS VIGILANTES
Watchmen, la novela gráfica más aclamada se pasa a la HBO.
El creador de ‘Perdidos’ se enfrenta a su proyecto más ambicioso, la libre adaptación de la novela gráfica más aclamada de la historia y por la que recibirá un escrutinio extra por el tema que osa estudiar: las tensiones raciales en unos Estados Unidos alternativos.
Es el año 2019. Un policía afroamericano de Tulsa, en el estado de Oklahoma, obliga a parar en el arcén a un hombre blanco que conduce una furgoneta. Ambos vehículos suenan diferente; son eléctricos. Tiene sentido. Desde 1992, el presidente de Estados Unidos es un activista medioambiental como Robert Redford y la crisis climática del mundo real nunca llegó a producirse. El agente luce un cubrecuello amarillo flúor hasta la nariz y tiene que pedir permiso a la central para desbloquear la pistola que espera junto al freno de mano de su coche. La policía del estado está obligada a ocultar su identidad después de una masacre cometida por un grupo de supremacistas blancos conocidos como El Séptimo de Caballería, un Ku Klux Klan contemporáneo.
En apenas unos detalles, Watchmen, una de las grandes apuestas de HBO para este otoño, construye una realidad paralela que es a la vez hija de su tiempo y un homenaje a su fuente de inspiración. En lugar de estar enmarcada en la era de Reagan, Thatcher, Gorbachov y el miedo a una guerra nuclear en torno a la que se publicó la novela gráfica homónima de Alan Moore y Dave Gibbons, probablemente el cómic más aclamado de todos los tiempos, la serie llega a la televisión con Trump, Putin, el Brexit y las tensiones raciales de Estados Unidos en primer plano.
“Tomamos la decisión de coger lo que habíamos heredado de la Watchmen original y adoptar como canon todo lo que pasó en su historia”, dice Damon Lindelof, creador de la serie, sobre la obra original, en la que los vigilantes disfrazados son ilegales y un ser sobrehumano llamado Doctor Manhattan ayuda a que los estadounidenses ganen la Guerra de Vietnam. El guionista cuenta que tardaron 10 semanas en tomar lo que había contado la novela gráfica y construir una historia alternativa de lo que ocurrió a nivel geopolítico entre 1986 y 2019, permitiendo que su equipo de guionistas y él se pelearan sobre las historias que moldearían el nuevo universo de la serie.
“Mi relación con Watchmen es muy personal y muy emocional, así que tenía que ser capaz de reconocer que esa es la forma en la que muchos se sienten con esta obra”, dice Lindelof, que sabe el peligro de que le puedan acusar de sacrilegio. “Eso crea sensaciones de preocupación, ansiedad y responsabilidad. Al mismo tiempo, por alguna intrincada y disparatada razón, necesito sentir ese miedo para poder crear cosas”.
El cosmos de Tulsa y el contexto geopolítico que lo rodea está imaginado por un creador televisivo conocido por haber escrito series como Perdidos y The Leftovers. La primera cambió la forma de ver las series para siempre y concluyó con uno de los finales más polémicos del medio. La segunda consagró a Lindelof como una de las mentes más brillantes de la televisión norteamericana. Con Watchmen, pretende abordar un proyecto que le queda muy cerca en lo personal y que promete enfrentarlo a dos de los retos más difíciles de la cultura del siglo XXI: las legiones de fans que defienden la literalidad de las obras originales y la cultura de la cancelación que analiza con escepticismo cualquier acercamiento que un hombre blanco haga a las tensiones raciales que definen Estados Unidos.
“Gran parte de este proceso consistió en rodearme de guionistas y de artistas, tanto detrás como delante de las cámaras, que estuvieran ahí para decirme: ‘No hagas esto, haz esto otro’. Y probablemente escuches cosas que no querías escuchar, o aceptar, o que te ofrecen una nueva perspectiva sobre cómo te desenvuelves en este mundo”, cuenta Lindelof sobre el equipo creativo y artístico que ha trabajado en la primera temporada de Watchmen. Son colaboradores que van desde estudiosos de la novela gráfica de Moore y Gibbons hasta directores y actores de diferentes razas, géneros y orientaciones sexuales a los que nunca dejó de escuchar. Pero escuchar de verdad, dice Lindelof. “La serie me ha cambiado como persona y como guionista de formas abrumadoramente positivas. Y eso que al principio fui reticente a adaptar esta obra”. Entre esas voces está la de Louis Gossett Jr., el respetado actor afroamericano de 83 años que vivió de primera mano la lucha por los derechos civiles. También la de Regina
King, la reciente ganadora del Oscar que en Watchmen interpreta a una madre de familia y agente de policía secreto llamada Angela Abar. En vez de lucir la máscara amarilla que llevan sus compañeros de menor rango, Abar tiene su propio disfraz oscuro con chaqueta de cuero, capucha, cubrecuello y maquillaje negro a modo de antifaz. El nombre de su álter ego: Sister Night. “Nunca he visto a esta mujer en televisión, alguien que viste tantas máscaras diferentes”, dice King al hablar sobre la complejidad de su personaje y el hecho de que lo pueda interpretar ella, una mujer negra de 48 años. La actriz ya había trabajado con Lindelof en The Leftovers, pero Watchmen es una superproducción televisiva que adapta un cómic popular sobre superhéroes, un género superpoblado por hombres blancos atractivos de entre 30 y 50 años. Por eso a King no le hizo falta demasiado convencimiento antes de depositar su confianza en Lindelof, incluso con un enfoque racial tan peliagudo: “Cuando una persona lo hace desde la honestidad, es difícil evitar sentirse atraído por algo así. […] Damon ha hecho un gran trabajo a la hora de poner la verdad de muchas personas en un mismo espacio. Esa es la forma en la que vivimos, es parte de la experiencia humana. ¿Y cómo de perfecto es que lo podamos hacer en una historia alternativa?”. Realidad paralela: menos riesgos.
Quien prestó menos atención al trasfondo racial de la serie es Jeremy Irons, que interpreta al que fuera villano en la novela gráfica original, Ozymandias: “Leí el guion por el entusiasmo de Damon y el esbozo que me presentó sobre lo que tenía pensado crear”. Irons apreció poder grabar la mayoría de sus escenas lejos de la burbuja de personajes y tramas que transcurren en Tulsa, alzando más incógnitas sobre la presencia de Ozymandias en la serie: “En cuanto a todas las cosas que tenían que ver con Tulsa, no quise llenar mi cabeza con ellas porque mi personaje las desconoce”.
“Lo que hace que la Watchmen original sea tan increíble para mí es que el villano es un tipo que estaba tratando de salvar el mundo. Y lo que es aún más increíble es que lo consigue. Tiene que matar a tres millones de personas y orquestar una invasión alienígena, pero cumple su cometido”, cuenta Lindelof sobre el plan exitoso del Ozymandias de la novela gráfica. “Yo cogí la misma idea y dije: ‘Voy a presentar un mundo que está al borde del descalabro, pero en alguna parte de la serie hay alguien que tiene un plan para salvarlo”.
Vistos los cuatro primeros episodios, es difícil hacerse una idea de qué papel general tendrá Ozymandias o qué temas escabrosos pueden acabar generándole críticas negativas a Lindelof, pero los suyos estarán con él hasta el final. Lo resume Gossett Jr. en un momento de la entrevista en el que su voz deja una sola frase suspendida en el aire: “Confío en él”. En este caso, está claro que sí hay vigilantes que vigilan a Lindelof. Falta ver qué opina el resto del mundo sobre su desempeño como guardianes.
“Lei el guion por el entusiasmo de Damon y un esbozo de lo que queria crear. Estaba muy emocionado y pense que me encantaria formar parte del proyecto”
“Damon ha hecho un gran trabajo a la hora de poner la verdad de muchas personas en un mismo espacio. Esa es la forma en la que vivimos”