VICTORIA ABSOLUTA
VICTORIA FEDERICA DE MARICHALAR Y BORBÓN
Especial Victoria Federica: la figura más seguida de la familia real.
LUISA MARÍA DE BÉLGICA
ALEXANDRA DE HANNOVER
SARA Y AISHA DE JORDANIA
MARIE-GABRIELLE DE NASSAU
AMELIA WINDSOR
KAKO DE JAPÓN
ALFONSO DE LIECHTENSTEIN
ARTHUR CHATTO
CAMILLE GOTTLIEB
NICOLÁS Y FÉLIX DE DINAMARCA
Es uno de los personajes más perseguidos de la familia real: sus tardes en los toros, sus noches de fiesta, su supuesto romance con el diestro Gonzalo Caballero… Pero Victoria Federica se resiste a ser famosa. Indagamos en la vida de la nieta de los reyes. ¿Cómo ha dejado de ser la niña ensimismada de hace unos años? ¿Quiénes son sus amigos? ¿Qué relación mantiene con sus padres? Esta es la historia de una joven ‘princesa’ sin corona. Aunque Vic no está sola. Desde Bélgica hasta Japón, repasamos la vida de algunos jóvenes cercanos al trono.
Infórmenme de todo lo que ocurre con los niños”. La reina Sofía suena preocupada. Es 2008 y estamos en el colegio San Patricio de Madrid, en pleno corazón de la capital. Este centro educativo bilingüe y católico está tomado habitualmente por grupos de paparazzi al acecho de cualquier posible visita de la familia real. Pero la esposa de Juan Carlos ha accedido al interior de forma discreta. Nadie se ha percatado de su presencia. Doña Sofía ha atravesado sigilosamente los pasillos del colegio hasta llegar a una sala donde su nieta, Victoria Federica (Madrid, 2001), la hija menor de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, practica con el piano. Son meses difíciles para la pequeña de siete años y para su hermano Felipe Juan Froilán, de nueve. Sus padres se acaban de separar. “En aquel tiempo, andaban un poco desorientados”, nos confiesa ahora una antigua amiga de la familia. Los hermanos dejaron de vivir en la casa familiar del barrio de Salamanca, un tríplex con piscina privada y repleto de obras de arte, en cuyo recibidor ahora cuelga un retrato de la reina Victoria Eugenia. Allí se quedó su padre. Ellos se instalaron con su madre en un piso del madrileño barrio de Niño Jesús, cerca de El Retiro. Algunos días, Carlos García Revenga, secretario personal de la infanta Elena, los llevaba a la Zarzuela para que durmiesen con su abuela. Otros se turnaban entre sus progenitores. En ocasiones, pasaban la noche con una amiga íntima y protectora de la infanta desde hace más de cuatro décadas: Rita Allendesalazar —mujer del teniente coronel de la Guardia Real José María Álvarez de Toledo y quien ha criado a Felipe y a Victoria como si fueran los hijos que no tuvo—. En el colegio, hablaron con la reina: “Señora, estos niños no pueden dormir en tantas casas diferentes. A esas edades se desorientan”, continúa nuestra fuente. Entonces Victoria no hablaba mucho. Se quedaba un poco ensimismada. Fueron su abuela Sofía y su tía abuela, la princesa Irene de Grecia, una virtuosa del piano, quienes la animaron a que se aficionara a este instrumento. También el ballet la ayudó a soltarse. Parece que la niña tenía armonía.
Madrid. 2019. Finca El Chaparral, propiedad de la familia del fallecido Nicolás Cotoner, jefe de la Casa del Rey desde 1975 hasta 1990. Una joven altísima y elegante, vestida con un diseño rojo del modista Lorenzo Caprile —hermano de la exprofesora de inglés de la infanta, Marisa Caprile—, sube al estrado para bailar al ritmo de Juan Magán, uno de sus artistas favoritos. Victoria Federica celebra su 18º cumpleaños ante 150 invitados. La niña ya no es tan tímida. Salta, ríe y danza. Pero Vic no es la única estrella de la noche. Un cerdito vietnamita con la cabeza negra y el lomo rosa que la sobrina del rey Felipe VI cogió en brazos y con el que se fotografió media fiesta le robó por unos instantes el protagonismo. Sin duda, uno de los regalos más exóticos de su puesta de largo. Además de sus íntimos, a la celebración también acudieron su abuela, la reina Sofía; su madre, la infanta Elena; su padre, Jaime de Marichalar; y su primo Juan Urdangarin. La alegría de Vic con su “nuevo juguete” duró poco. Rodrigo I de España, como lo había bautizado, pasó de sus brazos a una granja escuela. La normativa aprobada por el Gobierno el pasado marzo prohibía el cerdo vietnamita como mascota por su expansión incontrolada cuando sus dueños los abandonan. Aunque Rodrigo I no está solo. La misma suerte corrió el cerdito vietnamita que un año antes le regalaron a Tana Rivera, nieta de la duquesa de Alba, en su puesta de largo.
Todos los consultados coinciden: a la hija de la duquesa de Lugo le gusta salir de fiesta. “Les ponen la alfombra roja en las discotecas. Reciben invitaciones a diario, les ofrecen reservados y pueden invitar a amigos. Si quisieran, podrían salir todas las noches. No tienen horario. Nunca lo han tenido. Llegan a las seis, a las siete, a las ocho de la mañana. Así es muy complicado educar a estos niños”, se lamenta la madre de uno de los amigos de Victoria. Algo parecido ocurrió el pasado 28 de septiembre cuando la joven celebró su 19º cumpleaños en Kapital. “La invitaron a todo. Para cualquier discoteca, Victoria Federica es un reclamo”, asegura alguien de su círculo. David de las Heras, general manager de Kapital, lo niega: “Esta niña es ejemplar, muy educada y paga todo lo que pide. Cuando llegó a la puerta y vio a tanta prensa, se asustó. No supo cómo actuar. Ella solo quiere pasar desapercibida”. En efecto, salir con Victoria supone diversión asegurada. En verano, suele acudir cada noche al festival marbellí de Starlite, donde su buen amigo, el empresario Luis Torremocha, ejerce de relaciones públicas. Allí coincide con los nietos de los empresarios Juan Miguel Villar Mir o Juan Abelló e incluso suele subir a la cabina del DJ cuando pincha otro miembro de su pandilla, Adrián Lozano.
En Madrid, frecuenta Paradiso, Panda Club, La Nuit —todas por la zona de la calle Orense— o Teatro Barceló, la antigua sala Pachá, que regenta Pablo Trapote, hijo del empresario Pedro Trapote. Ahí suele pinchar uno de los mejores amigos de su hermano, Pablo Lago, alias Julien Leik, hijo del fallecido periodista Julián Lago —presentador del programa La máquina de la verdad— y de la periodista Natalia Escalada. Aunque también hay salas vetadas para Victoria Federica. “Su hermano le tiene prohibido ir a la sesión de los domingos en Tiffany’s. Es un poco subida de tono, con tías medio desnudas. Habló con el dueño de la discoteca para que no la dejara entrar”, nos cuenta un amigo de Felipe. Es protector con ella a pesar de que cada uno tiene su grupo. De hecho, fue él quien le aconsejó que se matriculara en el CIS, The College for International Studies, el centro privado en pleno barrio de Salamanca donde se forman los cachorros de la alta sociedad madrileña. El propio Felipe estudia allí Business desde hace dos años. Su novia, Mar Torres-Fontes, nieta del fundador de El Pozo, también es alumna del centro. “Felipe y Mar se pasan el día pegados, aunque se pelean mucho. Lo dejan, vuelven… Viven medio juntos en un piso que ella tiene cerca de la
universidad. Victoria y ella se llevan muy bien. Él no tiene móvil y se comunica con la gente a través del teléfono de Mar o de sus íntimos amigos”. En la puerta de la universidad a veces los esperan los fotógrafos. Algo a lo que ya están acostumbrados. “La prensa les ha desgraciado la vida. El acoso al que se vieron sometidos especialmente cuando se separaron sus padres fue de coña. ¡Nadie los ha protegido! Bastante bien han salido para lo que han tenido que pasar”, confiesa un miembro de la familia Borbón. Ningún guardaespaldas los protege ya de esta persecución. “Ni Felipe ni Victoria tienen escolta”, asegura un amigo de los hermanos. “A veces, cuando acude a algún evento de masas, como un festival de música, Felipe contrata seguridad privada. Unos tíos enormes, de dos metros. Pero si no, pasa. Aunque mantiene buena relación con algunos de los que fueron sus guardaespaldas. Incluso ha salido a tomar copas con ellos”, continúa nuestra fuente.
Ahora, la guardia pretoriana de Victoria Federica son sus amigos. De toda la gente con la que hemos contactado —el diestro Gonzalo Caballero, el exnovillero y ahora relaciones públicas Carlos Ochoa, su íntima amiga Rocío Laffón, el jugador de fútbol Álvaro Sánchez Gómez—, nadie ha querido participar en este reportaje. Ni siquiera han contestado a nuestros mensajes. Solo su primo lejano, el modelo Beltrán Lozano, nos ha propuesto —a través de su representante— realizar un reportaje fotográfico. En él podríamos incluir una foto suya con Victoria Federica tomada el día de su puesta de largo con el famoso cerdito vietnamita. Una imagen que le hemos solicitado para ilustrar estas páginas sin éxito. La joven tiene una extraña relación con la fama. Se lo ha dicho a sus amigos por activa y por pasiva: “No quiero ser famosa”. Quienes tratan con ella aseguran que es tímida, naif y algo ingenua. “Tiene 19 años. Es una niña”, asegura alguien que la conoce bien. Su condición de familia del rey no ayuda a que tenga los pies en la tierra. Su nombre es siempre un reclamo. Algunas marcas le hacen llegar regalos, los paparazzi la persiguen, las discotecas se la rifan: fiestas, copas gratis, reservados… y una nube de amigos de dudosa lealtad.
Vic comparte su día a día con muchos confidentes. La sevillana Rocío Laffón Molina —hija del jinete y empresario agrónomo e inmobiliario Manuel Laffón Parias y de Mercedes Molina Montes, presidenta de Autismo Sevilla—; Isabel de los Ríos Mouvet —hija de Vicente de los Ríos, asesor en transformación digital para empresas y exdirectivo de Telefónica, y de Leticia Mouvet—; y de Leticia “Loti” Suárez —compañera de universidad e íntima amiga con casa en Marbella—. La pandilla también incluye a Pilar Gracia Tormes —hija del torero Raúl García, el Tato—; el modelo Iván Bernabé; el también DJ Jorge Bárcenas; Tito Martínez —un joven que customiza zapatillas—; y Santiago Moyano Sol —relaciones públicas de Kapital—, entre otros. También se lleva muy bien con los amigos de su hermano, entre los que se encuentra Isidro del Moral, hijo del asesor de confianza en temas inmobiliarios de Amancio Ortega. De entre todos sus íntimos, el más popular es el torero Gonzalo Caballero, con quien se la ha relacionado sentimentalmente. El joven, sin embargo, no cuenta con el visto bueno de Jaime de Marichalar. Ahora tampoco Felipe parece tenerle el cariño de hace unos años. “En la puesta de largo, Gonzalo y Jaime no se saludaron. Jaime se justificó diciendo que en todo caso era el niño quien tenía que haberse acercado a él”, asegura un testigo presencial. Y añade: “A Jaime nunca le ha gustado este chico. Por eso siempre que ha podido ha desmentido que sea novio de su hija”.
Victoria también mantiene una excelente relación con los primos Urdangarin, en especial con la pequeña Irene. “Desde que la infanta Cristina se mudó a Ginebra, su hermana Elena ha viajado a menudo con sus hijos a visitarla. Felipe, Victoria y sus primos solían ir sin escoltas a un skate park que hay cerca del apartamento”, cuenta un paparazzo que sigue sus pasos. También está muy unida a su tía Ana Marichalar, su madrina, y a sus primas Ana, Cecilia, Mónica y María. “Vic es muy animada. En la boda de su prima Ana no paró de bailar con sus tíos Álvaro y Ana. Su hermano Felipe subió al escenario a pinchar”, nos cuenta uno de las invitados al enlace.
El ojito derecho del rey
“Gracias a Dios, se parece a su madre. Y digo bien, gracias a Dios”, bromeaba Jaime de Marichalar mientras brindaba con los periodistas apostados en la puerta de la Ruber Internacional. Era el 9 de septiembre de 2000 y había nacido su hija Victoria Federica. Fue la tercera nieta de los reyes don Juan Carlos y doña Sofía —después de Felipe y Juan Urdangarin— y la primera niña. Nació por cesárea, pesó 3,5 kilos y desde su nacimiento ha tenido tratamiento de excelentísima señora. Fue una niña tranquila y tímida, en las antípodas de su hermano Felipe. “Él era un terremoto. Se subía a los árboles, le gustaba jugar a las espadas… Era un chico inquieto y noble. Si estaba jugando con unas pistolas, enseguida se las regalaba a los amigos”, recuerda la periodista Pilar Urbano, biógrafa oficial de la reina Sofía, y autora de La reina muy de cerca. En él, la emérita contaba:
EN SU PUESTA DE LARGO LE REGALARON UN CERDITO VIETNAMITA. LO LLAMÓ RODRIGO I DE ESPAÑA. LA NORMATIVA LA OBLIGÓ A ENTREGARLO A UNA GRANJA
“Felipe Froilán es el más Borbón, muy parecido a doña Elena. A Victoria la veo Marichalar. Tiene sentido de la armonía y disfruta con la música y el ballet. Le gustan los animales, los trata con ternura”.
Adiferencia de doña Sofía, el emérito no ha sido niñero. “Una caricia, un besito, una gracia, pero no sabe manejarse. No tiene paciencia. No es un ‘abuelito”, confesaba la reina. Eso sí, cuando nació Froilán —su primer nieto—, estaba muy orgulloso. “Tenía una foto de carné del niño en la cartera y se la mostraba a todo el mundo”, recuerda un antiguo empleado de la casa real.
Hoy, don Juan Carlos sabe manejarse con su querida nieta y cuentan que se ha convertido en su ojito derecho. Así lo prueba la imagen que ilustra nuestra portada y que la joven tiene como foto en su perfil de WhatsApp. La escena tuvo lugar el pasado mes de mayo durante el arranque de la Feria de San Isidro. Victoria Federica se saltó el protocolo y abrazó cariñosamente a su abuelo antes de entrar a la plaza de Las Ventas. “En público, tiene la obligación de hacerle la reverencia. También a su madre. De hecho, la infanta a veces le tira de los codos hacia abajo para que no se le olvide inclinarse”, nos cuenta una de sus amigas. En ocasiones, don Juan Carlos llama a su nieta para que haga planes con él y sus amigos. “Y eso que ella es más pequeña que yo”, se ha quejado con algún amigo su hermano Felipe. Este verano, cuando intervinieron al rey a corazón abierto, “andaba muy preocupada”, cuenta una trabajadora del festival Starlite.
Este 2019 ha sido un año importante para Victoria Federica. El pasado abril tuvo su primer acto oficial. Ocurrió en Sevilla, donde ejerció de madrina en la Exhibición de Enganches con la que cada año se da el pistoletazo de salida a semana de la Feria. La prensa se volcó. Analizaron su vestido, sus zapatos, su porte, su pelo. “Su madre estaba ilusionada. De hecho, la acompañó a la prueba final del vestido en el atelier de Enrique Rodríguez Hidalgo”, confiesa un amigo. Aunque la infanta Elena está presente en todos los actos importantes de su hija, la relación entre ellas es más tensa que la que tiene con su hijo: “Felipe nunca me habla de su padre, pero sí de su madre. La quiere mucho. Cuando tiene algún plan, siempre le desea que se divierta”, nos cuenta una fuente. Victoria Federica, sin embargo, es más afín a su padre: “Les gusta ir juntos de compras”. De hecho, cuando a los 12 años mandaron a Victoria a estudiar al internado Mayfield St. Leonard’s, en Inglaterra, la idea era que se quedara tres cursos, pero Marichalar la echaba mucho de menos. “Cuando terminó el segundo curso, decidió que volviera a España”, cuenta una amiga del exduque de Lugo.
A sus 19 años, Victoria Federica ya no es la niña apocada de la infancia. Ha cambiado el ballet por las sesiones de electrolatino, su caballo Dibulenga por el volante de su nuevo Audi Q2 y sus discretas bailarinas por los tacones con plataforma. Como bien le dijo en su día la reina Sofía a Pilar Urbano: “Los chicos tienen un padre y una madre. No sé si está escrito en la Constitución, pero los abuelos algo tenemos de patria potestad. A estos niños no les va a faltar de nada”.