Vanity Fair (Spain)

NOCHE EN EL MUSEO

Del privilegio de admirar, casi de forma clandestin­a, un cuadro de Hopper en la más absoluta intimidad y de cómo podría ser la vida nocturna si lo cultural le ganase la partida —o, al menos empatara— a los turistas, las discotecas y los bares.

- Javier Aznar es escritor y pre ere un momento de soledad ante un cuadro que la adrenalina de tirarse en paracaídas. POR JAVIER AZNAR

Inolvidabl­e aquel diálogo de Woody intentando Allen romper el hielo con una chica, mientras ambos observan un cuadro, en Sueños de un seductor (1972). —Es un Jackson Pollock precioso.

—Sí que lo es. —¿Qué te sugiere? —Ratifica la absoluta negativida­d del Universo. El odioso vacío solitario de la existencia. La nada. El predicamen­to del hombre dedicado a vivir una desierta eternidad sin Dios, como una diminuta llama que relampague­a en un inmenso vacío donde solo hay desperdici­o, horror y degradació­n, formando una inútil camisa de fuerza que aprisiona un cosmos absurdo.

—¿Qué haces el sábado por la noche? —Suicidarme.

—¿Y el viernes?

Los museos son lugares que estimulan la conversaci­ón y en los que te encuentras rodeado de belleza. Hace un par de meses tuve el privilegio de ser invitado a una visita privada y nocturna por el Thyssen. Tan privada y tan nocturna que por momentos estuve andando solo, sintiendo nada más que el sonido de mis pisadas por los pasillos como si estuviera en una catedral. Hubo un momento en el que me topé frente a frente con Habitación de hotel (1931), de Hopper. Sobrecoge lo bonito que es. Fue un instante que no olvidaré nunca. Tampoco me quiero poner en modo stendhal, pero apreciar la soledad de Hopper en soledad, notar cómo el silencio de una sala vacía se integra con esa habitación de hotel y con esa mujer mirando el horario de trenes, sí que es una experienci­a para tachar de la lista de cosas que hacer antes de morir y no lo de tirarse en paracaídas haciendo de mochila de un señor que no conoces. Creo que una vez leí a

diciendo que Milena Busquets siempre había soñado con un libro de relatos de distintos autores con este cuadro de Hopper como inspiració­n. Elucubrand­o cada uno quién era esa chica, en qué ciudad estaba ese hotel, de qué huía, de dónde venía, qué llevaba en las maletas, etc. Ojalá un avispado editor se quedase con la copla y lo convierta algún día en realidad. ¿Se lo debería contar a Eva, mi editora? Me acordé de esto, de Hopper, de mi editora, de Milena y de Cadaqués, donde jamás he estado, frente a ese cuadro, absorto, antes de dar media vuelta y continuar con mi visita improvisad­a. Ríete de la magdalena de Proust.

Recienteme­nte,

Janan escribía un artículo Ganesh interesant­e para el Financial Times donde proponía la sugerente idea de empezar a abrir los museos por la noche. ¿Por qué la vida nocturna de una gran ciudad tiene que estar asociada a bares y discotecas? Muchos museos coinciden con el horario de oficina, quedando a merced de hordas de turistas. Disfrutemo­s ante la fantasmagó­rica e imponente presencia de un museo de noche.

Cuando estuve trabajando en Londres tuve que fingir una enfermedad, tan repentina como poco convincent­e, para poder ir a ver una exposición de

en la Tate Modern. Kandinsky

No me arrepiento ni un segundo de mi miserable absentismo laboral. Mi conciencia está tan limpia y esteriliza­da que alguien podría operar sobre ella. Tan solo respondí a esa pregunta retórica que todos nos hemos hecho alguna vez: “¿Kandinsky se va a ir a alguna parte?”. Pues sí, porque era una exposición temporal. Y yo un miserable becario. Guardo aquel paseo clandestin­o hasta la Tate Modern como un momento emocionant­e. Como aquel encuentro con el Hopper del Thyssen.

Recuperemo­s los museos como lugares de pequeñas y prosaicas aventuras.

 ??  ?? Woody Allen durante una escena de Manhattan (19 79).
Woody Allen durante una escena de Manhattan (19 79).
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain