Vanity Fair (Spain)

Una PRENDA NADA más (y NADA MENOS

- VIRGINIE VIARD, DIRECTORA ARTÍSTICA DE LA ‘MAISON’, HA HEREDADO SIN DUDA LA MAESTRÍA DE COCO CON EL ‘TWEED’ _P. S.

Su confección es tan sublime que es perfecta del derecho y del revés. Dicen que quien tiene una, tiene un tesoro. Hablamos de la chaqueta de ‘tweed’ de Chanel. Hágase con una sin más dilación.

Nrealizó unas declaracio­nes icky Hilton Rothschild el pasado enero que pueden parecer sorprenden­tes, pero no descabella­das: que su forma de combatir el cambio climático consistirí­a en “viajar en metro más a menudo y vestir solo y exclusivam­ente vintage”. Nadie que tenga alguna prenda o

Chanel accesorio de la casa francesa tomaría estas revelacion­es a la ligera. Y menos si se trata de una de las clásicas chaquetas de tweed, la lana que Chanel, como tantas otras cosas

Coco que hasta entonces estaban vedadas, introdujo con éxito en el guardarrop­a femenino a comienzos del siglo XX gracias al Westminste­r. “Mi

duque de maestría en el tweed la aprendí de los escoceses”, solía decir, y lo cierto es que hasta convenció a sus primeras clientas de que lavasen menos las lanas para conservar su suavidad. También advertía que sus chaquetas de este material estaban tan bien confeccion­adas que eran perfectas a la vista tanto del derecho como del revés.

Si Coco la inventó, la popularizó de forma

Karl Lagerfeld definitiva. Suya es la frase que mejor explica por qué esta, y no otra, es la chaqueta por antonomasi­a, la más deseada: “Hay pocas cosas que no pasarán jamás de moda, el pantalón vaquero, la camisa blanca y la chaqueta de tweed de Chanel”, sentenció el modista alemán quien, por cierto, le dedicó una de sus espectacul­ares puestas en escena, la del desfile de alta costura primavera-verano 2008. También una exposición, Little Black Jacket, cuatro años más tarde.

El protagonis­mo de esta pieza es evidente en todas las coleccione­s de la maison en general y en las próximas en particular. Tanto en la que anticipa la temporada, Métiers d’Art, como en la de otoño-invierno 2020. En esta última prescinde de los botones Virginie Viard

—que ayudan a identifica­r a qué colección pertenecen— en favor de los corchetes. El resultado es más “grácil”, asegura. En definitiva, quizá haya llegado el momento de invertir en una. O, si ya la tiene, perfecto. Disfrútela como Nicky Hilton o como el duque de Westminste­r, “la elegancia en persona”, según Coco, que nunca llevaba nada nuevo. Aunque no está claro si lo hacía para luchar contra el cambio climático.

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“Nunca he tenido entre mis clientas a actrices”, cuenta Coco Chanel en el libro El aire de Chanel, lo cual no es rigurosame­nte cierto. Vistió a Romy Schneider (a la izda.) para Boccaccio 70, de Luchino Visconti. Arriba, Anna Mouglalis. En el centro., desfiles de alta costura primaverav­erano 2020 y Métiers d’Art.

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