Vanity Fair (Spain)

ESTRELLA SECRETA en HOLLYWOOD

PARA ÉL HA POSADO TODO EL ‘STAR SYSTEM’, ES ÍNTIMO DE ELTON JOHN Y LAS CENAS EN SU CASA ERAN ANTOLÓGICA­S. EL LIBRO DE GREG GORMAN, ‘IT’S ALL ABOUT ME’, RECOGE EL FIN DE UNA ERA.

- por SARA OCÓN

No importa cuánto talento tengas, al final todo se reduce a una sola pregunta: ‘¿A quién has fotografia­do?”, asegura Greg (Kansas, Gorman 1949) en It’s Not About Me (Teneues), el nuevo libro retrospect­iva sobre su obra que se publica en julio. Tras repasar sus casi 500 páginas, la pregunta se nos plantea al revés: ¿a quién no ha fotografia­do Greg Gorman?

Su gancho fue a finales

David Bowie de los setenta. Antes de inmortaliz­ar al famoso artista y su mirada bicolor, Gorman hacía “books” para aspirantes a actor por 75 dólares y encargos para publicacio­nes musicales de Los Ángeles. Pero Bowie encendió la mecha de una carrera explosiva cuya onda expansiva pronto arrasó en Hollywood. como Scarface

Al Pacino

(1983); en Tootsie (1982); Dustin Hoffman

en Cry Bay (1990) y Piratas Johnny Depp del Caribe (2003)… Así hasta cientos de títulos en los que ejerció como fotógrafo especial de sus estrellas, creando además un círculo de amistad con actores, actrices y directores enamorados de su trabajo y de su magnetismo. Las legendaria­s cenas que organizaba en su casa de Mendocino, California, preparadas por su chef particular, eran la comidilla de los rodajes.

“Echando la vista atrás creo que hoy sería imposible realizar todas las sesiones de aquellos años. El star system se ha convertido en algo muy cerrado, con publicista­s, agentes, mánagers y hasta asistentes personales dictando el protocolo que deben seguir los retratados en cada nueva pose”. Y recuerda con nostalgia la época en la que aún se podía hacer magia. “En los noventa era posible quedar con un actor, subirlo al tejado de tu casa y hacer una sesión tan íntima y potente como la de

Antonio Banderas [que ilustra estas páginas]”. La emergente estrella latina y el fotógrafo consagrado se conocieron durante las fotos promociona­les de Rapsodia en Miami (1995) y quedaron para otro día. “Ese fue el principio de nuestra amistad”, relata Gorman a Vanity Fair.

En una carrera marcada por las luces y las sombras, en el sentido más literal de la palabra, su estilo se desmarca del de sus colegas por la escasez de adornos, localizaci­ones espectacul­ares y la abundancia de planos cortos exquisitam­ente iluminados. “Sus lentes mágicas son capaces de ver en lo profundo del alma, puedo mirar cualquiera de los retratos que me ha hecho Greg y reconocer exactament­e en qué momento de mi vida me encontraba”, asegura su íntimo amigo John. En las

Elton antípodas, el director realiza

John Waters su particular lectura: “Hemos venido a Hollywood para escapar de la verdad, no para celebrarla. Greg miente con su cámara y eso es un acto honorable”.

Hoy Gorman vive una existencia sosegada. Apartado de la vorágine de los encargos de revistas y productora­s, está centrado en su obra personal. Organiza talleres de primer nivel en su casa de Mendocino y —¡atención!— también en Cataluña, una tierra que ha conocido gracias a su novio de hace cuatro años, el productor español Samuel Rubin: “He pasado tiempo en Barcelona y Cadaqués y he organizado talleres en la Costa Brava”. Además de dar clases y viajar a nuestro país, también disfruta de la pesca deportiva y produce sus propios vinos. Brindemos por el maestro.

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Elizabeth Taylor en 1989. En la otra página, Antonio Banderas en 1995.
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Sobre estas líneas, Grace Jones ilustra la portada del libro de Greg Gorman editado por Teneues.
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MI QUERIDO FOTÓGRAFO Sobre estas líneas, Grace Jones ilustra la portada del libro de Greg Gorman editado por Teneues. A la izquierda,

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