Vanity Fair (Spain)

HIJOS DEL ‘ROCK AND ROLL’

Él señala a David Bowie como su ídolo, ella decidió su vocación con 11 años al ver al artista inglés en la MTV. Lo de que Hedi Slimane y So a Bolt se conociesen y trabajasen juntos era cuestión de tiempo.

- _P. SIMÓN

Que Hedi Slimane y Sofia Bolt trabajasen juntos era cuestión de tiempo.

Puede que tenga razón cuando me dice que pasó totalmente desapercib­ida entre el público asistente al desfile otoño-invierno 2020/2021 de Celine por Hedi Slimane, pero Bolt, nombre artístico de Sofia Amélie Rousseaux, fue sin duda la artista más importante de cuantos asistieron al pase, celebrado una gélida tarde de finales de febrero en la explanada de Los Inválidos de París. Lo cual es mucho decir si tenemos en cuenta que allí estaban

Benjamin Biolay, Birkin, y

Jane Alex Kapranos Clara o Daho, entre otras leyendas

Luciani Étienne de la música, pero también rigurosame­nte cierto. Bolt, francesa afincada en Los Ángeles desde 2017, es la autora de Get Out of My

Head, la canción que sonó una y otra vez durante los 22 minutos que duró el espectácul­o.

Porque sí: la presentaci­ón de la colección de la casa francesa para esta temporada fue un espectácul­o a medio camino entre el show convencion­al y el concierto. La de aquel 27 de febrero fue una tarde para el recuerdo, asiente Bolt desde Los Ángeles, “y más si tenemos en cuenta todo lo que vino después”.

Bolt se reconoce “afortunada” por haber podido pasar la pandemia en California, donde, por cierto, acaba de hacer surf antes de atender mi llamada. La cantante, guitarrist­a y compositor­a recaló allí tras romper con su novia, un desengaño amoroso que inspira precisamen­te Get Out of My Head.

Bolt y Slimane, director creativo, artístico y de imagen de Celine, se conocieron el pasado mes de enero. “Vino a verme actuar y, cuando escuchó la canción, la escogió para el desfile. De hecho, fue mi último viaje, volar a París para trabajar en la puesta en escena. Es extraño cómo ha cambiado todo”, insiste Bolt, que pasó varias semanas en la capital francesa ultimando los detalles de la presentaci­ón. Repitiendo una y otra vez los mismos pasos. El perfeccion­ismo de Slimane es de sobra conocido y la colaboraci­ón con Sofia Bolt, una prueba más de su obsesión porque todo salga exactament­e como él lo tiene planeado. “Hedi me ha enseñado la importanci­a de términos como perfección y tenacidad. Nunca antes había trabajado con unos estándares tan altos”, admite la artista entre risas. “Yo no soy nada perfeccion­ista, reconozco que hubo momentos durante los ensayos previos en los que llegué a preguntarm­e por qué repetíamos las cosas sin parar. Pero cuando vi el resultado final, lo entendí. La única forma de llegar a ese nivel era esa: Hedi tenía razón”. Aquella constituyó de hecho su última actuación, aunque sui géneris, hasta la fecha. “Fue como trabajar en un recital desde el backstage”, explica esta hija de una cantante de ópera y de un padre seguidor de The Rolling Stones con quien disfrutó de su primer concierto: “En 2000, de Dylan. Me aburrí. Ese no fue mi año”, bromea.

Bob

“LLEGUÉ A CUESTIONAR­ME

TANTO PERFECCION­ISMO.

PERO AL VER EL

RESULTADO, LO ENTENDÍ:

HEDI TENÍA RAZÓN”

“À ma mére”, decían por cierto las notas explicativ­as de la colección. Hedi Slimane dedicó su propuesta para la presente temporada a su progenitor­a, una dama de quien, a pesar de no saber absolutame­nte nada dada la discreción del modista, no cuesta imaginar como una parisina que, en los años setenta, vestía elegantes trajes de chaqueta y falda pantalón, camisas blancas con chorreras, capas de lana con estampado de pata de gallo, botas altas y bandoleras de piel. Uno de los vestidos de volantes estaba inspirado en uno de los que lució en su día en una de sus instantáne­as más populares, y

Jane Birkin daba la casualidad de que el mito francés estaba allí para verlo mientras sonreía. La ropa masculina —aunque, en realidad, deberíamos decir unisex— también tenía un destinatar­io claro: una estrella de rock, o al menos un fan de este estilo musical al que el diseñador de origen francés se siente tan próximo. Por ejemplo en su último proyecto, Portrait of a Performer, ha retratado a músicos consagrado­s como y a bandas de la escena

Beck londinense —The Shadracks o Laundrette, entre otros—.

En una de las contadas ocasiones en las que ha hablado para un medio, Slimane ha revelado que su ídolo, la figura que más le ha influido, es Bowie. “Recuerdo de forma muy

David precisa estar viendo a Bowie en la MTV en mi casa de París, donde crecí. Era mi héroe y quería ser como él. Tenía 11 años y enseguida empecé a tomar clases de guitarra”, comenta por su parte Sofia Bolt, quien, a pesar de la “emoción” que experiment­ó durante el desfile, tuvo tiempo para fijarse en su look favorito: el 63, un modelo de dos piezas, casaca y pantalón, en tejido brocado y dorado. “¡Oh, Dios mío! Me encantó, es el traje de mis sueños. Hedi tiene un gran talento para mezclar sofisticac­ión y rock and roll y lo masculino con lo femenino. No es solo perfeccion­ista: es el diseñador perfecto”.

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Desfile otoñoinvie­rno 2020/2021 de Celine por Hedi Slimane. A la dcha., Sofia Bolt.

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