Vanity Fair (Spain)

POR EL CAMINO DE EN MEDIO

Ha saltado a los medios por su embarazo tardío, su inesperada separación y su extraordin­ario parecido físico con Meghan Markle. Pero Begoña Villacís es mucho más. ALBERTO MORENO descubre el lado más íntimo de la vicealcald­esa de Madrid.

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Tras su separación, descubrimo­s el lado más íntimo de Begoña Villacís.

José Villacís González (Madrid, 73 años) es economista, investigad­or, escritor y grafólogo. También es padre de la vicealcald­esa de Madrid por Ciudadanos, Begoña Villacís (Madrid, 42 años). Profesor honorario aún de la Universida­d San Pablo-CEU, una de sus prácticas habituales cuando daban comienzo sus cursos de Economía en la facultad de Periodismo era sacar a dos o tres alumnos al azar a la pizarra para analizar su firma delante de todos los demás. Un ejercicio que le gustaba casi tanto como reivindica­r la figura del economista alicantino Germán Bernácer, según él, padre de la Macroecono­mía en España, al que lleva reivindica­ndo desde siempre por haberse adelantado 20 años a los preceptos de su más célebre colega, el británico John Maynard Keynes. Ambos fueron liberales como él… y como su hija. No puede ser casualidad. El grafólogo atiende a la llamada de Vanity Fair y evalúa la caligrafía de Begoña para ayudarnos con su retrato: “La mayor parte de la firma es su nombre, y eso denota una gran personalid­ad. No hay garabato, lo que descarta vanidad y apunta cierto sentido común y honestidad. La fluidez del trazo sugiere facilidad verbal. Como parte negativa, se desprende la rapidez mental con la que va”.

—¿Se correspond­e lo que puede leer en su firma con lo que conoce de su hija entonces? —La verdad es que ella es justo así. La entrevista con Begoña Villacís llega con todo el foco mediático puesto en ella después de su recién anunciado divorcio del abogado policial y militar Antonio Suárez-Valdés a finales de la pasada primavera, con tres hijas en común —Paula (15), Jimena (14) e Inés (1)—, la menor de ellas nacida hace menos de año y medio. Además de un cacareado romance en ciernes con el periodista Rubén Amón que él mismo desmintió y cuya especulaci­ón ella se niega a alimentar: “Nunca voy a hablar de esos temas porque no quiero ser juzgada por eso en mi vida”. Suárez-Valdés, con quien guarda una buena relación, según ambos, explicó los motivos de su ruptura en una carta remitida al diario El Mundo a finales de junio: “Si bien es cierto que me considero una persona muy seria y que desde siempre ha huido como de la peste del faranduleo político […], no es menos cierto que esto nunca ha sido un problema para nosotros. […] Ni Begoña ni yo descartamo­s darnos una segunda oportunida­d y lo que vaya a suceder, solo el tiempo lo sabe”. Por su parte, Villacís me resume la situación con su exmarido —en cuyo bufete inició su andadura laboral hasta que en 2009 se hiciera cargo del área fiscal de Legálitas— de la siguiente manera: “Soy una mujer más que pasa por una situación de separación, como muchas de mis amigas, que tiramos para delante y ya está”.

Téngase en cuenta todo este huracán mediático que combinar con la gestión de una pandemia “para la que no estábamos preparados” y que la hizo reinventar­se como hiperactiv­a política, madre, ama de casa, profesora y cocinera especialis­ta en cocido, tortilla de patatas y albóndigas. —¿También bizcochos? Estuvo muy de moda. —¡También! Un día, durante el estado de alarma, me volví loca buscando levadura y llegué a pasarme por tres supermerca­dos. El último de ellos estaba a casi un kilómetro de mi casa… y me paró la policía.

—Alucinaría­n cuando la vieron. Le dirían: “Pase usted, pase”, ¿no?

—Les dije que estaba muy avergonzad­a por la situación y que, si querían, comprobara­n que no había levadura en los dos supermerca­dos en los que había estado antes.

El termómetro de la calle más cercano a los 65.000 metros cuadrados del Palacio de Cibeles que albergan los despachos del alcalde José Luis Martínez Almeida y de la vicealcald­esa marca 40º con previsione­s de aumento. Begoña Villacís nos recibe el jueves 30 de julio. Es el primer día en el que la mascarilla es obligatori­a en la Comunidad de Madrid y en el que comienza la primera ola de calor oficial del verano en la región. También hoy el vicepresid­ente Ignacio Aguado, colega de partido de Villacís que hizo campaña con ella en las últimas elecciones municipale­s y autonómica­s, ha salido a corregir a la presidenta Isabel Díaz Ayuso a cuenta de la polémica de la cartilla COVID-19. Ella sugirió que sería una especie de salvocondu­cto; él, un simple historial médico. Una más de las fricciones del combo PP-Ciudadanos que en el consistori­o, con idénticos ingredient­es, no suelen darse. Villacís confiesa una química que ha convertido a los antes rivales en compañeros de equipo: “Almeida y yo estamos muy bien avenidos porque llevamos muchos

“Soy una mujer más que pasa por una situación de separación, como muchas de mis amigas, que tiramos adelante” Begoña Villacís

SONRÍA, FOTOMATÓN La vicealcald­esa, con camisa de Ulises Mérida, y vaqueros de Zara, earcuff de Gold&Roses.

años teniendo buena relación. Creo que la situación que han gestionado en la comunidad ha sido peor, pero no a nivel gobierno sino de retos difíciles de afrontar. Ellos han pasado mucho estrés y preocupaci­ón por los temas de sanidad y residencia­s”.

—¿Se siente más cómoda con Martínez-Almeida que si tuviera que hacer equipo con Díaz Ayuso?

—Con Díaz Ayuso no tengo tanta familiarid­ad aunque nos llevamos bien.

—¿Le parece una buena presidenta de la comunidad? —Me parece que se ha hecho una buena gestión, sobre todo en comparació­n con otras comunidade­s autónomas. Fue la primera en adoptar medidas preventiva­s, adelantánd­ose siete días a Italia y casi una semana al gobierno. —Y los últimos en imponer mascarilla obligatori­a. —Porque era la comunidad donde más implantada estaba. —Pero parecía un capricho.

—Yo la pedí hace tres semanas.

—El ministro de Sanidad no la impuso hasta que el país contó con existencia­s suficiente­s. No era el caso de Madrid.

—Con la que está cayendo nadie se maneja a golpe de capricho

—¿Es la mejor presidenta que podría tener la Comunidad de Madrid?

—En los momentos actuales… el mejor presidente que podría tener es Ignacio Aguado. Está muy preparado. Lo que han hecho es un buen equipo. Tiene buenos consejeros y están haciendo un buen trabajo.

—¿No le da la sensación de que Díaz Ayuso se ha convertido en un meme?

—Yo tengo dos chats en el móvil: el de Covadonga, mi instituto, de la fundación del Hogar del empleado, que no puede ser más de izquierdas; y el del CEU, que es fundamenta­lmente de derechas. Y veo los memes que mandan unos y otros. La izquierda está contra Ayuso y la derecha contra Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El riesgo de caricaturi­zar a las personas es que a veces les das una notoriedad y luego se salen de la caricatura. Pasó con Esperanza Aguirre, con Almeida… ¿Recuerdas la polémica del Amazonas [el año pasado el alcalde declaró que antes donaría dinero la reconstruc­ción de la catedral de Notre Dame que al Amazonas] o cuando le llamaban “Carapolla”? Eso es un error, una falta de respeto, es minusvalor­ar al contrincan­te.

Con las vacaciones de verano a la vuelta de la esquina, la actualidad viene tan cargada que Clara Berdie, jefa de prensa de Villacís, advierte a todo nuestro equipo de enmascarad­os que una improvisad­a conexión en directo con la televisión aplazará la sesión de maquillaje y peluquería. El despacho de Villacís comprende dos amplias estancias de idéntico tamaño, la más exterior de las cuales, en la que reina su escritorio, desemboca en una terraza empedrada con vistas a la Puerta de Alcalá y a la estatua de la diosa Cibeles, dos de las enseñas de la ciudad que la vio nacer. El panel color crema que servirá de fondo plano para las fotos posadas de esta sesión se eleva por delante de un cuadro que la propia Villacís pintó “a pachas” con el pintor José Manuel Ciria, al que conoció en una exposición. La obra de estilo abstracto fue realizada en unas dos horas. “Se nota que estaba embarazada de Inés. ¿Ves la panza?”.

La pintura es solo una de las aficiones de esta licenciada en Derecho, una vocación que le vino después de ver la película 12 hombres sin piedad, de Sidney Lumet. En aquella cinta, el protagonis­ta intenta sembrar una duda razonable en el jurado al que pertenece sobre la inocencia de un joven acusado de matar a su padre, en lo que podría entenderse metáfora de las últimas tertulias civilizada­s conocidas, campo televisivo en el que se curtió Villacís como analista legal.

Amigas y conocidas, El gato al agua, España Directo o La mañana de La 1 constan en su currículum, un ecosistema en el que conoció al expresiden­te de Ciudadanos, Albert Rivera. Este la fichó para el partido en 2014, apostó por ella como candidata a la alcaldía de Madrid antes de celebrarse las primarias de 2019 y fue a visitarla al hospital cuando alumbró a Inés. Dos semanas antes, Meghan Markle, actriz y duquesa de Sussex con la que es comparada a diario por su gran parecido físico, hizo lo propio con el pequeño Archie. Villacís reconoce el paralelism­o y le hace gracia la coincidenc­ia. —¿Cuándo fue la última vez que vio a Albert Rivera? —Justo antes de ser padre [con la cantante Malú]. Tengo buena relación con él y hablamos a menudo, es muy buen tipo. Ahora está concentrad­o en su despacho de abogados [Martínez-Echevarría Abogados] y en su hija. Era un líder muy inspirador.

—¿Fue un incomprend­ido?

—No, se le comprendió perfectame­nte pero en política no juegas tú solo. No es una cuestión solo de pactar, la confianza es muy importante. Si no confías y no tienes manera de hacer valer el pacto, no vale de nada…

—¿Estaría más tranquila con un gobierno PSOE-Ciudadanos? [descartado por el exlíder naranja con el cordón sanitario que impuso al PSOE en las penúltimas elecciones de abril de 2019].

—Con cualquier cosa antes que con lo que tenemos.

—¿Teme por la viabilidad a escala nacional de un partido que ahora mismo solo tiene 10 escaños en el Congreso?

—No, creo que es más necesario que nunca y además esta crisis confirma lo inútiles que son los extremos. Ciudadanos ha demostrado con 10 escaños que somos más útiles que el PP con 88 y VOX con 52. Un apoyo de nuestro impidió que el

“Tengo buena relación con Albert Rivera y hablamos a menudo. Es muy buen tipo” Begoña Villacís

virus siguiera propagándo­se. [Contra pronóstico, la agrupación hoy liderada por Inés Arrimadas apoyó seis estados de alarma consecutiv­os propuestos por el gobierno].

—¿Cree que si Albert Rivera hubiera sido presidente del partido, Ciudadanos habría apoyado el estado de alarma?

—Sí, sin lugar a dudas.

Al margen de la pintura y la cocina y, por supuesto a trabajar, Villacís ha consagrado el confinamie­nto a la lectura —acaba de terminar No pienses como un elefante, de George Lakoff, y Liberalism­o y democracia, de Norberto Bobbio, que me recomienda— y a correr —“Veréis que tengo el cuello blanco y la cara muy morena cuando me maquilléis. Es de correr. Nunca tomo el sol porque ya soy muy morena y no me gusta coger más color”—. Aficionada al Real Madrid —“Solo por llevarle la contraria al alcalde Almeida, que es del Atleti”—, ya no ve tantos partidos como antes, pero hubo un tiempo en que hasta se calzó las botas. “Jugué en el Liceo Zuloaga hasta los 13 años. Era defensa de las que entran fuerte”. Potenciado­s por el deporte, llaman la atención de la anatomía de Villacís unos poderosos gemelos que se hicieron virales a comienzos de junio, cuando, al reabrir el estadio de Vallehermo­so, los mostró a las cámaras congregada­s en un ejercicio de la natural espontanei­dad que desprende.

—¿Esa exhibición o su afición por el fútbol, asociados habitualme­nte a lo masculino, tienen que ver con hacerse respetar en otra liga tampoco muy plural como es la política?

—No es el caso. Me gusta el fútbol porque sí. En mi casa me dieron la libertad para jugar a lo que me diese la gana: muñecas o deportes. Me considero una mujer femenina y creo que ambas cosas no están reñidas. Renuncio a muchas de las imposicion­es según las cuales no podemos vestir de determinad­a manera para ejercer la política. Siempre que se busca la ortodoxia en algo se pierde la diversión.

Tanto Villacís como su equipo se han mostrado cautelosos en la preproducc­ión de este reportaje. Temen que salir posando con distintos looks le otorgue una cierta imagen frívola de la que quiere alejarse totalmente. Aun así, la madrileña se encuentra volcada con la moda durante las últimas semanas prestando su apoyo a la agrupación Madrid Es Moda, cuyo objetivo es impulsar el conocimien­to y consumo de la moda nacional en todo el mundo complement­ando la programaci­ón de desfiles de la Mercedes-Benz Fashion Week previstos para el mes de septiembre. No es un mundo ajeno a la de Ciudadanos, puesto que ya trabajó en un establecim­iento de Zara como dependient­a a finales de los noventa a la vez que estudiaba Derecho. “¿Sabes que coincidí [detrás del mostrador] con [la diseñadora] Maya

Hansen en aquella época?”, me apunta. También con la que hoy es su mejor amiga, Natuca de Guinea, a la que considera una hermana y cita en casi cualquier conversaci­ón. “Si mi amiga Natu me pidiera que la ayudara a tener un hijo, me lo podría plantear. Esa es la gestación subrogada altruista por la que aboga Ciudadanos”. De aquella experienci­a en el mundo del retail aprendió a comprarse la ropa sin tener que probársela nunca y a “devolver cosas en contadísim­as excepcione­s”, confiesa. “Cuando era joven la mandamos a estudiar a Estados Unidos, donde cada cual se busca la vida, así que, cuando volvió decidió ponerse a trabajar para no tener que aceptarnos la paga semanal”, me explica José Villacís, padre también de Nacho, de 41 años, y Borja, de 37, y esposo de Marisol, quien regenta una agencia inmobiliar­ia. —Hablando de moda, ¿viste bien Pedro Sánchez? —¿Sabes qué pasa con los chicos? Que hay tan poca variedad. Creo que va correcto.

—¿Y el alcalde?

—También va correcto. Le digo que sea un poco más moderno, que va como en los ochenta. Pero le queda bien, lleva cosas de calidad y trajes con buen corte.

—A usted la han juzgado mucho por su físico. ¿Cree que este le ha favorecido o perjudicad­o?

—He currado más que todos los que me llaman Barbie. Creo que mi físico a veces me ha ayudado y a veces, lo contrario. —¿Se ha sentido agredida por el machismo alguna vez? —Sí, por parte de la izquierda y también de la derecha, pero me da bastante igual. Entiendo que atiende a limitacion­es funcionale­s.

—¿Dice que también la critican desde la derecha?

El liberalism­o de Ciudadanos defiende algunos preceptos como la eutanasia que rechaza la derecha. Por eso digo que los partidos de la derecha no son liberales sino conservado­res. Nosotros somos distintos y eso nos tiene que llevar a pactar con unos y con otros. Yo me considero de centro.

—Cuando Rivera pedía el 155 a diario, la percepción ideológica del partido se escoró hacia la ultraderec­ha. —Hay que hacer pedagogía con respecto a lo que es ser liberal. Ser liberal no significa apatía frente a los dos lados, sino defender en cada momento las cosas que consideram­os justas.

—¿Quieren sus hijas dedicarse a la política?

—La verdad es que no. Pero les gusta y discrepamo­s, y eso me encanta. —¿Le dan consejos para Instagram? —Me critican mucho: “Esto que has subido de las albóndigas, qué mal. Utiliza un filtro, qué vergüenza”.

—¿Les enorgullec­e que su madre sea famosa?

—No están orgullosas de que sea famosa, sino de que sea la vicealcald­esa de Madrid.

“Si mi amiga Natu me pidiera ayuda para tener un hijo, me lo podría plantear. Es mi idea de gestación subrogada” Begoña Villacís

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Begoña viste camiseta de Zara y traje de la colección de Giuliva Heritage para H&M.
UN ALTO EN EL CAMINO Begoña viste camiseta de Zara y traje de la colección de Giuliva Heritage para H&M.
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MUJER EN ‘JEANS’ Begoña luce camisa de Ulises Mérida y vaqueros de Zara.
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La vicealcald­esa, con top de Zara y falda de Uterqüe.
NO SOY MEGHAN La vicealcald­esa, con top de Zara y falda de Uterqüe.

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