Mallorca, la isla de los placeres
Dicen que los tiempos de cambio traen nuevas oportunidades. Y este año, más que nunca, no necesitamos viajar al Caribe para descubrir el verano de nuestros sueños.
En el año 1956 los príncipes de Mónaco eligieron Mallorca para celebrar su luna de miel. Durante aquel año se decía que a la princesa Grace Kelly le relajaba dormir junto a la ventana, mirando hacia el cabo de Formentor. Y es que algo especial tiene este enclave mediterráneo para ser el destino favorito del turismo más predilecto. En su oferta encontramos hoteles de cinco estrellas y agroturismo de lujo, rodeados de naturaleza y calas de aguas cristalinas. La gastronomía tradicional ocupa un lugar aparte: la porcella, la coca de trampó, los panades y los dulces, como el gató de almendras o las populares ensaimadas, se cocinan con la mejor materia prima nacida de la tierra balear. También hablan de arte culinario los ocho restaurantes con estrella Michelin de los que presume la isla. Si se cansa de navegar por la bahía de Pollensa o de hacer senderismo por la mágica sierra de Tramontana, le recomendamos pasear por la milla de oro de la ciudad de Palma. En la avenida Jaime III, en el paseo del Borne y en la calle Sant Feliu, las tiendas de lujo se mezclan con las de artesanía que exhiben las tradicionales telas de llengües y las figuras de vidrio soplado. Si desea disfrutar de este paraíso de experiencias como lo hacía la princesa monegasca, la compañía de viajes le
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