Vanity Fair (Spain)

BASADO EN HECHOS IRREALES

ANTE EL ESTRENO DE LA SERIE REYES DE LA NOCHE, ANALIZAMOS POR QUÉ LAS REPRESALIA­S LEGALES, EL RECHAZO DEL PÚBLICO O LOS PREJUICIOS IMPIDEN QUE EL GÉNERO DEL BIOPIC DESPEGUE EN ESPAÑA.

- Por JUAN SANGUINO

Por qué el fenómeno del biopic no funciona en España.

Reyes de la noche (estreno 14 de mayo en Movistar+) está ambientada en la radio española de los noventa. En ella, Javier Gutiérrez (Luanco, Asturias, 50 años) interpreta al periodista futbolísti­co más famoso del país: admirado por sus millones de oyentes, temido por los jugadores y odiado por los presidente­s de clubes. Una estrella de las ondas que no tiene competenci­a hasta que aparece el personaje de

Miki Esparbé (Barcelona, 37 años). Su rivalidad se tornará en enemistad pública, una pelea de gallos que causa sensación entre sus seguidores. Gutiérrez fuma puros. Esparbé prefiere los cigarrillo­s rubios. Estos dos míticos locutores, por supuesto, se llaman… Francisco Javier Maldonado y Jota Montes. Aunque en realidad Reyes de la noche evoca el enfrentami­ento entre y José María García José

Lo hace Ramón de la Morena. sin utilizar sus nombres, entre otras cosas, para evitar represalia­s legales. Porque España no es país para biopics.

En 2018 consiguió

Isabel Pantoja que un juez impidiera la redifusión de Mi gitana, que para entonces Mediaset ya había emitido tres veces, porque si bien el guion de la miniserie evitaba referencia­s explícitas a la cantante para intentar atrinchera­rse legalmente, Telecinco la promocionó abiertamen­te como el telefilme de la Pantoja.

Sobre este asunto, el abogado aclara que

Alberto Cabello a la hora de producir un biopic en nuestro país no hay jurisprude­ncia absoluta porque hay muy pocos precedente­s: “El problema es cuando confluyen el derecho al honor y a la intimidad del famoso y el derecho a la libertad de expresión del guionista. Todos son derechos constituci­onales, pero ninguno es absoluto. El juez debe concluir cuál se impone a los demás”. El papel de la justicia, por tanto, es estudiar cada caso concreto y decidir si la libertad de expresión del guionista ha atentado contra el honor, la intimidad o la imagen del

protagonis­ta. Ya reconcilia­da con Telecinco, Isabel Pantoja ha firmado un acuerdo con Sony para producir una serie sobre su vida que aún no tiene plataforma de emisión. Sony también ha anunciado un biopic de que dirigirá Joaquín Sabina Aranoa. No Fernando León de será fácil encontrar al actor que haga de Sabina y convenza a un público, el español, que no está acostumbra­do a ejercitar esa parte de su imaginació­n.

Durante la preproducc­ión de la miniserie sobre los atentados de Atocha del 11 de marzo para Telecinco, su guionista se planteó incluir escenas en Génova y Ferraz. Pensó que Javier funcionarí­a como Gutiérrez Aznar. Tanteó la José María idea de que interpreta­se Pedro Casablanc a José Luis Rodríguez Zapatero. Pero desestimó la idea al concluir que el público español no está acostumbra­do a dar ese salto de fe y suspender su incredulid­ad. Mientras

Las celebridad­es norteameri­canas ven el ‘biopic’ como una mitificaci­ón; las españolas, como una oportunida­d de ir al juzgado

que cualquiera puede procesar a famosos haciendo de otros famosos (Renée como Zellweger Garland, como Judy Will Smith Ali), el espectador Muhammad español no tiene ese ejercicio interioriz­ado. De hecho, parte del disfrute de la experienci­a de ver Felipe y Letizia era ver a Amaia haciendo de la futura Salamanca reina, a

Marisa Paredes de su suegra yaJuanjo Sofía del emérito: la pantomima Puigcorbé era un valor añadido.

En Estados Unidos comprenden el biopic como un peaje inevitable en el viaje a la celebridad. Por eso los biografiad­os casi nunca demandan y los que lo han hecho perdieron el juicio: el Tribunal Supremo protege por encima de todo la libertad de expresión, especialme­nte en pos del entretenim­iento. Si el biopic está bien hecho, además, enaltecerá la existencia de su protagonis­ta hasta convertirl­o en un mito. Y si está muy bien hecho, contará el relato que subyace: una sociedad, una cultura, un momento en el tiempo, un país.

Eso aspira a conseguir Reyes de la noche: retratar aquella España eufórica con su prosperida­d económica pero todavía liderada por señores de puro y pacharán. “No queríamos atarnos a unos personajes concretos ni a una cronología”, explica

Garrido, quien firma Cristóbal los guiones de la serie junto con Valor. “Lo que sí

Adolfo queríamos era recrear todo aquel ambiente, pero con una ficción propia. La mayoría de las tramas profesiona­les y las jugarretas que se hacen nuestros protagonis­tas están inspiradas en cosas que pasaron. Claro que García y De la Morena son un referente. Si queremos recrear ese momento histórico, cómo se hacía la radio, cómo se quería reinventar, cómo se hablaba, cómo se vivía el deporte y cómo se luchaba por el trono, ellos son las grandes figuras en las que inspirarno­s”.

A la espera de saber si Reyes de la noche triunfa en su intención de contar España, de momento ya está representá­ndola muy bien en un sentido: si vas a recrear la historia de este país, consulta con un abogado antes.

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