‘TRÈS BIEN’
Viaje a París sin salir de Madrid.
Parece imposible recordar una película de Berlanga sin un arroz mediterráneo, aunque al director le daba igual arroz, pescado o un buen montadito y muchas veces comía en el primer sitio que le apetecía. Seleccionamos cuatro restaurantes donde celebrar al genio del cine español. ¡Salud!
1 Casa Lucio
A sus 88 años, Lucio Blázquez sigue a pie del cañón (¡superó el coronavirus!) ayudado por la siguiente generación. Pero es su hijo Javier quien me recuerda que estudió un año con Fernando Berlanga en Estados Unidos: “Hicimos un viaje a Nueva York con los Berlanga, Luis fue nuestro padrino allí”. Cuando le pregunto por la relación de Luis con el restaurante dibuja una sonrisa: “Venía alguna vez, no estamos lejos de donde quedaban los antiguos cines X, ya sabes de su faceta erotómana y de su querencia por el sado. Decía: ‘Ya no se pega como antes”. No hay nada como unos buenos huevos a la flamenca para recomponerse.
2 Casa Jaime
Antes de que Anthony Mann desplegase la belleza de Sophia Loren en El Cid (1961), Berlanga ya había descubierto toda el alma mediterránea de Peñíscola en Calabuch (1956). Y así es como han bautizado uno de los arroces de Casa Jaime, el de espardeñas con ortiguillas de mar. Allí donde Berlanga decidió poner fin a su filmografía vo lviendo para rodar
París-Tombuctú en 1998, pueden probar un pedazo de su levante particular. Berlanga, quien sentara a comer paella al mismísimo Blasco Ibáñez en su biopic televisivo, fue un valenciano universal.
3 La Pepica
Uno de los imprescindibles valencianos. Dicen que hasta Hemingway probó el arroz que les da fama desde 1898. “Luis venía a Valencia por situaciones excepcionales, festivales, rodajes…”, me cuenta Rafael Maluenda (colaborador de Berlanga que prepara un documental en torno a su figura), por eso solía comer en el hotel Astoria. “En su juventud frecuentó el Barrachina, aunque ese era más para una copa”, aclara antes de recordar La Pepica, junto a la playa del Cabañal, como uno de los restaurantes que repetía. Allí terminaban intensas jornadas culturales alrededor de una paella y junto a grandes nombres de nuestro cine. “Era un grupo de gente para no parar de reír”.
4 Viridiana
Si cruzan el Retiro en línea recta desde la arrocería Berlanga, es probable que se topen con este pequeño restaurante que lleva más de 40 años alimentando el espíritu cinéfilo de la gastronomía. Su nombre y decoración son un homenaje directo a Buñuel y sus platos una oda al buen comer compuesta por Abraham García, el secreto del éxito. García presume con modestia de haber sido amigo de Berlanga e incluso me cuenta que tuvo una pequeña aparición en Nacional III (1982): “Ahí salgo, vestido de cocinero, celebrando la victoria socialista en Francia, aunque lo rodamos todo en el Palacio de Cristal del Retiro”.