NOS VEMOS EN EL RITZ
Tras una profunda reforma, el mítico hotel Ritz de Madrid ha reabierto sus puertas para volver a ser ese refugio hedonista y aristocrático que en su día ideó el rey Alfonso XIII. Su historia, a lo largo de 110 años, se entrecruza con la de España.
Pretendíamos que la nube de fans, fotógrafos y periodistas que suele seguir a los famosos no molestara a los clientes. Montaban un alboroto tremendo. Pero aquello no era del todo cierto. Aquí han estado Fonda, Gabor, Henry Zsa-Zsa Rita Haywhorth, o Loren, que recuerde”, comentó Ava Gardner Sofía en su momento Kessler, alemán nacido en Chamberí, que Pablo entre 1979 y 1984 dirigía el hotel Ritz de Madrid. Kessler se había hecho famoso por denegar la entrada al reconocido director de orquesta Karajan, quien se negaba a llevar corbata, y
Herbert von a por ser actor. Lo cierto es que el Ritz siempre se James Stewart ha caracterizado por ofrecer un ambiente relajado a sus clientes, apartados del ruido exterior, y por un férreo control del protocolo y las formas. Nada de mujeres en pantalones, hombres sin corbata, animales de compañía y grupos organizados. Tampoco, durante un tiempo, se permitía hacer negocios y los ejecutivos debían dejar sus atareados maletines en la recepción. Durante la Guerra Civil sus salones se convirtieron en hospital militar y en una de sus camas murió el famoso anarquista
Buenaventura Durruti, el 20 de noviembre de 1936, casualmente, el mismo día en que fue fusilado
José Rivera, quien perteneció Antonio Primo de brevemente al consejo de dirección del hotel.
Tras un lavado de cara por valor de 99 millones de euros, el mítico establecimiento ha reabierto sus puertas con el nombre de Mandarin Oriental Ritz Madrid y convertido de nuevo en el epicentro madrileño de la aristocracia, la política y el espectáculo. La reforma, la más importante en los 110 años de historia del establecimiento, la firma el estudio de arquitectura de Hoz, el diseño de interiores Rafael de la corre a cargo de los artistas parisinos y Gilles & Boissier la oferta culinaria está diseñada por el tres estrellas Michelin Dacosta. El reto: mantener el estilo belle époque, esa Quique sensación inequívoca de que el tiempo no transcurre, sino que, simplemente, se disfruta. Ese espíritu hedonista que llevó al rey a promover la construcción de este hotel, concebido Alfonso XIII para albergar a sus aristocráticas amistades. Para ello no escatimó en esfuerzos, y requirió la presencia de Ritz, el César padre de la hosterlería moderna, y de su arquitecto de referencia, Mewès, para recrear la fórmula palaciega que ya Charles triunfaba en toda Europa: cúpulas de cristal, jardines neoclásicos y una esmerada gastronomía.
Más de un siglo después, aún se recuerda la fastuosa llegada del Kapurthala, acompañado por la bailarina bilbaína marajá de y sus fabulosas propinas en forma de monedas de Ana Delgado oro; la visita del emperador de Etiopía, que tenía la Haile Selassie curiosa costumbre protocolaria de que nadie podría darle la espalda, lo que provocó más de un choque fortuito entre el personal; o la estancia de que, rechazando todo Fidel Castro agasajo institucional, pidió reunirse con un comité de trabajadores. Las anécdotas de los ilustres personajes que han pasado y pasarán por los lujosos salones del hotel Ritz de Madrid dan para muchos libros.
Por el Ritz han pasado desde Ava Gardner hasta Fidel Castro