‘THE DUKE IN SPAIN’
Sevilla, Reales Alcázares, 20 de octubre de 1988. Tras disfrutar de un espectáculo de flamenco, el (Palacio de Mon Repos, duque de Edimburgo Corfú, Grecia, 1921-Castillo de Windsor, Reino Unido, 2021) tocó las castañuelas “mientras su esposa aplaudía”, tal y como acaban de recordar los medios ingleses a propósito de su fallecimiento. En efecto, aquel otoño el príncipe Felipe e Isabel II viajaron a España donde, según recogió el diario El País, visitaron el Museo del Prado de Madrid, pidieron camisetas de Cobi en la Barcelona pre-Olímpica y el duque de Edimburgo “protagonizó varias anécdotas durante el saludo a los políticos presentes en el acto. Joan Hortalà, de Esquerra Republicana de Cataluña, quedó admirado de la sorpresa del duque por su filiación política y le comentó: ‘Sí, republicano y de un partido muy importante”.
Las historias de aquella visita ilustran a la perfección la especial armonía que ha caracterizado las relaciones entre la familia real inglesa y la española, que se basa en el parentesco —por ejemplo, el príncipe Felipe y el padre de la reina Sofía, Pablo I de Grecia, eran primos carnales—, pero también en la sintonía personal. De ahí que el príncipe Felipe aguardase hasta agosto de 2017 para retirarse de la vida pública, el tiempo suficiente para recibir en visita oficial al Reino Unido a los actuales reyes de España. Un viaje que se produjo felizmente en julio de ese mismo año. Para el recuerdo quedan las instantáneas del duque de Edimburgo y doña Letizia recorriendo en calesa el Mall de Londres. Hubo quien fantaseó con un flirteo del duque con la consorte española durante el trayecto, dada su fama de seductor ampliamente documentada, algo imposible de contrastar pero francamente improbable. Esa reputación jamás afectó a su sentido del deber ni a su lealtad a la reina Isabel, a quien llamaba cariñosamente Cabbage (repollo).
La de España en los años ochenta fue una de sus más de 637 visitas al extranjero. El paseo en calesa con doña Letizia, otro de sus 22.000 actos oficiales. El duque de Edimburgo dio casi 5.500 discursos, de ahí que —en una prueba irrefutable de su cáustico sentido del humor— se presentara a sí mismo como “el mayor experto en descubrir placas del mundo” mientras retiraba la cortinilla de una de ellas.
Nada más conocer la noticia de su fallecimiento, el 9 de abril en el castillo de Windsor, don Felipe y doña Letizia enviaron sus condolencias a la reina Isabel. En el mensaje se refieren a ella como “tía Lilibeth” y al duque, como “querido tío Felipe”. Quizá mientras la redactaban recordaron su visita al Reino Unido de hace cuatro años o el día en el que Felipe de Grecia y Dinamarca, vestido con uno de sus impecables trajes a medida de Savile Row, tocó las castañuelas en Sevilla.