Larga vida al (buen) vino
Nadie como los maestros del vino valoran tanto la importancia de cuidar la tierra. Familia Torres, y su incansable lucha por la sostenibilidad, es un claro ejemplo de ello.
En un capítulo de su libro ¿Qué vino con este pato? (Planeta Gastro, 2016), Ferran Centelles, quien fuera durante 13 años sumiller del prestigioso restaurante elBulli, reflexiona sobre la enología y la historia de la humanidad con la gastrónoma Núria Bàguena. Ella recuerda la leyenda sumeria del rey Gilgamesh, quien, angustiado por la finitud de la vida, halla el sentido de la existencia gracias a un encuentro con la diosa Siduri Sabitu: “Los dioses han hecho así a los hombres y la vida eterna es para ellos, le aconsejo que deje de hacerse preguntas y disfrute de las cosas buenas que tiene la vida, como el vino que hay en su copa”. Aunque esta reflexión cuente con milenios de existencia, no ha envejecido, y podemos aplicarla a nuestro día a día, brindando cada vez que nos sea posible. Es por ello que quienes saben cuidar y producir los mejores vinos, como Familia
Torres (torres.es), son conscientes de la importancia de cuidar la tierra. Con su proyecto Torres.Earth (torres.es/es/torres-and-earth-entrada),
Familia Torres se preocupa por hacer frente al cambio climático, utilizando las energías alternativas y la reforestación de bioregiones tan importantes como la Patagonia chilena. Aunque su decisión más importante ha sido apostar por la agricultura regenerativa en sus viñedos ecológicos. Esta novedosa forma de gestionar la tierra parte del precepto de la agricultura orgánica, aunque da un paso más allá e incorpora el objetivo de recuperar la vida de los suelos, fijando el carbono atmosférico a la tierra y reduciendo la concentración de gas efecto invernadero (una de las principales causas del calentamiento global). Además, fomenta la biodiversidad y la vida de los suelos restableciendo el ecosistema natural que imita la naturaleza. El resultado es un vino más sabroso e intenso, que ha podido resistir mejor a los efectos del cambio climático y a las plagas, gracias al cariño aplicado en el terruño. Con trabajos como el de esta bodega, podemos asegurar que los mejores elixires continuarán alimentando en cuerpo y espíritu a la humanidad por muchos milenios más.