Un THOMAS MANN del MEDIO OESTE
JONATHAN FRANZEN DA COMIENZO A UNA TRILOGÍA QUE AHONDA EN UNA DISFUNCIONAL FAMILIA NORTEAMERICANA Y REPASA LOS ÚLTIMOS 50 AÑOS DE LA HISTORIA DE ESTADOS UNIDOS.
Dice Jonathan Franzen (Western Springs, Illinois, 62 años), el tipo del musculoso pulso narrativo y la obsesión por la familia disfuncional, que escribe para entenderse y también, de alguna forma, para cambiar. Que por eso trae siempre de vuelta a los Lambert, la familia de madre adicta a los opiáceos e hijos descaradamente insatisfechos que protagonizó Las correcciones, la novela que, en 2001, National Book Award mediante, lo situó en el mapa de lo literariamente imprescindible en Estados Unidos. Contemporáneo del malogrado David Foster Wallace, admite estar escribiendo la misma historia una y otra vez. Su ambición es siempre mayúscula, pues al retrato de la familia suma el de un momento concreto. “Caí en la cuenta de que eso era lo que había nacido para contar, ¿no había crecido yo en una de esas familias? ¿No había formado ya una de ellas también? Cada vez sé más y puedo hacerlo mejor”, dijo al poco de publicar Pureza. De ahí que no extrañe en absoluto que, como un Thomas Mann del Medio Oeste (el Thomas Mann que diseccionó a cuatro generaciones de una misma familia en Los Buddenbrook, el clásico satírico parental donde retrata a sus atribulados miembros en caída libre), haya decidido ahora hacer lo propio con 50 años de otra familia, los Hildebrandt, y de paso contar la historia de EE UU. Los protagonistas de Encrucijadas (Salamandra), primera entrega de una trilogía, están asfixiados en un matrimonio que dejó de tener sentido hace demasiado, y sus cuatro hijos creen saber exactamente lo que quieren en un momento (1971) y un lugar (Chicago) en el que las cosas están empezando a cambiar.