SIN PRISA PERO SIN PAUSA
Margarita Ruyra y Valentina Suárez-Zuloaga fundaron en 2018 ES Fascinante, un ‘marketplace’ de moda lenta que hoy cuenta con más de 100 irmas españolas. Madre e hija nos reciben para hablar de ropa, de familia y de su manera de compartir en el día a día.
Dicen que mezclar negocios y familia no suele ser positivo, pero Margarita Ruyra y Valentina
Suárez-Zuloaga, madre e hija y fundadoras de la plataforma de slow fashion ES Fascinante, son la excepción a esa regla. “Casi nunca discutimos. Cuando algo no me gusta, busco el momento para comentárselo”, bromea Margarita. “Estamos todo el día trabajando juntas. Es una bendición tenerla cerca”, añade su hija. Cuando en 2018 Valentina trabajaba en Londres para Stella McCartney, vio que en España faltaba una plataforma digital que pusiera en valor nuestro talento creativo y empezó a darle vueltas a la idea junto a su madre y su padre, Ignacio
Suárez-Zuloaga, fundadores de España Fascinante, CLI Consultores y la Fundación Zuloaga. “Es el resultado de un ambiente familiar y profesional en el que siempre se ha puesto en valor lo pequeño y lo local. En este proyecto nada es casualidad, sino el resultado de mucho esfuerzo. Nos asociamos con las marcas y trabajamos de forma cercana con ellas para conseguir el éxito a largo plazo. Los diseñadores son nuestros socios y compañeros”, cuenta Valentina. “Creo que ser madre e hija nos ha ayudado mucho a que sea todo ágil desde el inicio. Mi mayor satisfacción es ver a Valentina crecer como persona y empresaria”, dice orgullosa su progenitora. “Trabajar con ella es un no parar. Por su edad [tiene 28 años], el ritmo es frenético. Yo intento seguirlo con dignidad, pero de vez en cuando me retiro al archivo de la fundación para recuperar fuerzas”, ríe.
Margarita cuenta con gran experiencia en el mundo de los negocios. “Cuando empezamos España Fascinante fue todo aprender y trabajar miles de horas. Ahora lo lleva mi hijo Ignacio [el mayor], es una ola imparable. Somos un país cuyo posicionamiento estratégico debería ser
“Cuando me agobio mi madre me recuerda lo verdaderamente importante”
la cultura”, reconoce una de las mujeres más elegantes de España. “Y no solo por su forma de vestir, sino por su manera de ser”, la piropea su hija. “Creo que se puede aprender a ser más refinado, más culto y se puede desarrollar la sensibilidad. Veo la elegancia como una virtud del alma que sale en lo más pequeño”, añade su madre y reconoce como referentes a mujeres como “la marquesa de la Solana y María Josefa Alonso-Pimentel, retratadas por Goya; Carolyn Bessette y Elsa Peretti, puro refinamiento y creatividad, y de hoy
Inès de la Fressange y las italianas Marta Ferri y las Borromeo”.
El mundo del arte siempre ha formado parte de su vida. El tatarabuelo de Valentina fue el pintor Ignacio Zuloaga. “Tengo un grabado suyo en casa”, dice la joven, cuya pasión por la moda le viene de cuando era niña. “El mundo de la moda me empezó a interesar al verla vestirse y ¡leer todas las revistas!”, recuerda. “En mi casa siempre ha habido mucha disciplina, mi madre daba verdadero ‘miedo’ cuando se enfadaba, aunque nadie que la conozca se lo pueda creer”, bromea. Hoy comparten día a día y también ropa. “Le quito muchísimas prendas, o más bien, compartimos nuestro armario. Ella más el suyo que yo el mío, ya que tiene piezas de mejor calidad. Lo último que he ‘heredado’ ha sido un pantalón de Devota & Lomba que me dejó en su última visita a mi casa”, cuenta la joven. “Muchas veces cuando hago inversiones en ropa, pienso en lo que me gustaría dejarle. A mí me encanta llevar cosas de mi madre y de mis tías. Compartimos bastante, pero las prendas más delicadas son las que menos le dejo, esas espero que las llegue a valorar, conservar y disfrutar”, apostilla su madre. Esa herencia seguro que pasará a la hija de Valentina, nacida hace apenas cuatro meses. “He sido tan estricta con mis hijos que no me veo así con mi nieta. Me gustaría enseñarle a mirar, a que descubra la belleza de lo más pequeño, que fuera culta, trabajadora, sensible y generosa. Una buena persona”.
“He sido tan estricta con mis hijos que no me veo así ahora con mi nieta”