CON ÉL LLEGÓ EL ESCÁNDALO
En un vídeo que grabó para la revista GQ sobre cómo ser tan “suave” —traducir como “sofisticado, encantador”— como él, Tom Ford (Texas, 60 años) ofrecía consejos impagables. “Cuando llegue a un sitio no diga genial, no está usted en Los vigilantes de la playa; lleve siempre un paquetito de caramelos mentolados a las fiestas porque la gente bebe champán y… en definitiva, que mejor el vodka. De hecho, durante una temporada fantaseé con lanzar una fragancia que oliese a vodka y cigarrillos, me parece lo más sexy del mundo”, venía a decir el diseñador y cineasta, autor de dos filmes —Un hombre solo y Animales nocturnos— aclamados por el público y la crítica.
Quizá ese perfume sea de los pocos proyectos que el único ser humano al que, con toda probabilidad, no le huele el aliento después de beberse una botella de champán y, con permiso de Karl Lagerfeld, autor de los mejores titulares de los últimos tiempos —“La ropa de hombre es como Vicodin, un subidón cálido y maravilloso; la de mujer, como una ráfaga de cocaína”, por ejemplo— no llevó a buen término. Así se desprende del nuevo coffee table book que Rizzoli dedica a sus últimos 15 años de carrera: Tom Ford 002 —sí, existe un primer volumen que recoge su etapa como director creativo de Gucci—. Cuatrocientas dieciséis páginas de imágenes inéditas en las que tanto el incondicional del personaje como el profano se hará cargo de lo que significa Tom Ford: lujo, exceso, glamour, fama.
El volumen, prologado por Anna Wintour y Graydon Carter, repasa la historia de la marca homónima que lanzó poco después de dejar Gucci e Yves Saint Laurent, donde también ejerció de director creativo. Tan pronto como se percató de que añoraba tener una voz en la industria de la moda. En él hay espacio para momentos “surrealistas”, como cuando el rapero Jay Z le dedicó una canción y, por supuesto, para sus escandalosas —y fabulosas— campañas, incluida la de su primer perfume masculino —recuerden: un frasco, dos pechos— fotografiada por Terry Richardson —Ford es uno de los pocos que ha salido en defensa del fotógrafo ante las acusaciones de abusos sexuales por parte de varias modelos y celebridades—. Una publicidad que hoy sería sencillamente impensable, como la afición a las fiestas, al alcohol y a las drogas de Ford. Para el Tom Ford de hoy, que acaba de enviudar de Richard Buckley, su compañero durante más de 30 años, y es padre de un hijo de nueve, Jack, el mayor de los lujos consiste en quedarse en casa con sus perros viendo Netflix. El vodka, como los cigarrillos, es opcional.