Contra viento y marea
Ya lo cali ican como el soltero de oro de la alta sociedad europea e incluso tiene un club de fans. Pablo Nicolás Urdangarin está en boca de todos después de ser el único que ha dado la cara ante los medios de comunicación tras la separación de sus padres.
Nadie esperaba que Pablo Nicolás Urdangarin (Barcelona, 21 años) se convirtiera en portavoz de la familia tras la publicación de las fotos de su padre, Iñaki Urdangarin, con una mujer que no era la infanta Cristina. “Son cosas que pasan. Nos vamos a querer igual”, decía con naturalidad y una educación exquisita. El joven vive desde 2020 en Barcelona, donde se estrenó en octubre como jugador del Barça de balonmano, un momento inolvidable para sus padres, que fueron fotografiados en las gradas. Pero el ruido mediático no ha desbaratado la rutina de este joven al que le gusta tocar el piano, ver series de Netflix y hacer vídeos con sus amigos en TikTok, donde tiene 76.000 seguidores. Vive en La Masía, la residencia de los canteranos del club blaugrana, y cada mañana coge el bus para ir a la European University, donde estudia Business Administration. Cuando sale de clase, se dirige a la Ciutat Esportiva Joan Gamper para entrenar con sus compañeros en el mismo club en el que su padre jugó de 1986 a 2000.
Pablo Nicolás estudió en el Liceo Francés y en 2008 puso rumbo con su familia a Washington para regresar cuatro años después a la Ciudad Condal. En 2013 se mudaron a Ginebra (Suiza) y tras terminar sus estudios en el prestigioso colegio
Ecolint, se fue a Hannover
(Alemania) para jugar en el
TSV Burgdorf, que tenía en su plantel a Antonio
Carlos Ortega, excompañero de Iñaki en la selección española. Luego fichó por el HBC Nantes hasta recalar en Barcelona hace dos veranos. La prensa internacional sigue sus pasos y publicaciones como Point de Vue lo incluyen entre los solteros de oro. No es de extrañar que el segundo hijo de los exduques de Palma tenga un club de fans y que cada tarde, cuando sale de entrenar, acepte de buen talante hacerse fotos antes de coger el bus para volver a casa.