LOCOS por LÓPEZ
Wallis Simpson lleva la fama, pero la culpable de que algunas de las creaciones más fabulosas de la ‘maison’ Cartier tengan forma felina es una mujer que se ganó a pulso el apodo.
Cuando Kim Jones, director creativo de Fendi, revisa los archivos de Karl Lagerfeld, no se limita a… revisar los archivos de Karl Lagerfeld. Su mirada es mucho más amplia. Llegar a Antonio López era cuestión de tiempo.
Quizá le cueste imaginárselo, pero hubo un tiempo en el que Karl Lagerfeld se dejaba retratar fumando, desmelenado o en traje de baño. Y lo hacía por una razón: el autor de las fotografías era su amigo Antonio López (Puerto Rico, 1943-Los Ángeles, 1987), a quien conoció cuando este desembarcó en París tras revolucionar Nueva York con sus ilustraciones, fiel reflejo de su vida hedonista y noctámbula.
Para entonces, el artista y pigmalión había descubierto —y seducido— a las modelos Pat Cleveland y Jerry Hall —con quien protagonizó la ya célebre sesión de fotos que ilustra esta página, en la que simulaban ser una pareja de luna de miel ante el objetivo de Norman Parkinson— y enamorado a Jessica Lange, quien confiesa que estaba “loca” por él en el documental Antonio López 1970: sexo, moda y disco. “Era progresista, inclusivo, admirado por todos, de Andy Warhol a Steven Meisel y
David Hockney. Y yo quería que las nuevas generaciones lo conociesen mejor”, cuenta Kim Jones, director creativo de Fendi.
Así, su trabajo sofisticado y sexy inspira la colección primavera-verano 2022 de la casa italiana que durante más de 60 años comandó Lagerfeld, quien conoció a López y a su compañero sentimental, el artista Juan Ramos, cuando era el prometedor diseñador de Chloé. Su relación llegó a ser tan estrecha que no dudó en cederles su casa en el bulevar Saint-Germain. “Cuando investigo el legado de Karl, también me fijo en su entorno, en sus contemporáneos, en quién le interesaba”, dice Jones. “Y López, íntimo de Karl, siempre me ha inspirado”, añade el artífice del homenaje más reciente al carismático Antonio. Que, una cosa es segura: no será el último.
“CUANDO INVESTIGO EL LEGADO DE KARL TAMBIÉN ME FIJO EN SU ENTORNO, EN QUIÉN LE INTERESABA” (KIM JONES)
Puede que se trate de la historia de amor real —en el sentido más amplio del término— más documentada del siglo XX, pero todo en el romance de los duques de Windsor sigue resultando apasionante. Y, quizá, la mejor manera de tratar el asunto sea a través de las joyas de Cartier que el duque le regaló a su amada Wallis. Un ejemplo: en
1947 la maison creó especialmente para ella un impresionante collar de amatistas, turquesas y diamantes. Pero si existe un motivo icónico que simbolice la relación entre los Windsor y Cartier ese es, sin duda, la pantera. En concreto, una con ojos de diamantes amarillos.
Lo que tal vez no sea tan popular es que esa pieza debe su nombre a una mujer que no es Wallis, sino Jeanne Toussaint. Íntima de Coco Chanel, se ganó el apodo en la vibrante escena social del París de la belle époque. Allí conoció a Louis Cartier, quien, impresionado por su gusto original y su fuerte personalidad, no tardó en ficharla. La Pantera empezó diseñando bolsos y pequeños accesorios hasta convertirse en directora creativa de la casa en 1933. En 1948 recibió su primer encargo del duque, el broche Pantera que le comentábamos. Para entonces, sus joyas de inspiración animal causaban furor en una clientela entre la que se encontraba la duquesa de Windsor pero también Nina Dyer, segunda mujer del
barón Thyssen —antes de convertirse en la primera de Sadruddin Aga Khan—, la actriz
Jacqueline Delubac, que acudió al Baile Surrealista de Beistegui con un collar en forma de lagarto, y, por supuesto, María Félix. Disculpen el name dropping pero, como decía Guy de Maupassant, “los objetos bellos, como las gentes de gusto, encuentran siempre el camino de las casas bien”. Que puede ser perfectamente la suya, ya que Cartier mantiene una extensa colección de joyas y objetos con forma de pantera: la ya célebre Panthère.
JEANNE TOUSSAINT SE GANÓ EL APODO DE PANTERA EN EL PARÍS DE LA ‘BELLE ÉPOQUE’. ALLÍ CONOCIÓ A LOUIS CARTIER