EL VIAJE DE LUCY
El 15 de febrero de 2021 la escritora y artista Lucy Sante (Verviers, Bélgica, 68 años) descargó una aplicación en su móvil que le cambió la vida. Lo que para la mayoría de sus usuarios era un juego sin importancia (poder modificar el género de su rostro gracias a FaceApp), para ella supuso el inicio de su transición. Según contó a la edición estadounidense de Vanity Fair, cambiar de género había sido “una idea extraña y eléctrica que había vivido en algún lado en el fondo de mi cabeza durante la mayor parte de mis 67 años”.
La escritora e intelectual neoyorquina se abrió en un texto en el que narra los sucesivos pasos que ha ido dando en su camino para sentirse bien consigo misma, para lo que en gran medida tiene que explicar cómo se sentía antes. Hasta ese momento en que la imagen distorsionada de sí misma le hizo sentirse satisfecha, Lucy rara vez se había permitido hacerse fotos y mucho menos verlas. En 1991 le contó a un terapeuta que en algún punto de su adolescencia se puso a escondidas los vestidos de su madre, pero poco después su doctor falleció y se llevó el secreto con él. Unos años después, durante un viaje a Suecia, vio por primera vez la imagen de una mujer con pene en un sex shop, pero tanto entonces como en los 30 años posteriores huyó de cualquier acercamiento a la cuestión que le atormentaba. Así pues, evitó cualquier discoteca de ambiente y huyó de la cultura drag en Nueva York: “Yo quería ser una mujer, no una sátira”. Por aquel entonces lo único que sabía era lo que había en el imaginario colectivo de la época: que las trans eran mujeres que viajaban a Bangkok o a Casablanca a extirparse los genitales, y aquello le aterrorizaba.
Desde que decidió empezar su proceso ha vivido situaciones difíciles, como la ruptura de la relación con su novia de los últimos 14 años, la persona que le ha dado estabilidad. Además, es consciente de que se ha embarcado en un viaje por aguas procelosas. “Poco se sabe de la disforia de género. Se ha investigado muy poco sobre este y otros asuntos relacionados con las personas trans. […] Cuanto más leemos sobre el tema, más cuenta nos damos de que estamos volando hacia lo desconocido y que el género es una concatenación de factores físicos, mentales, emocionales y culturales que nunca controlaremos”, comenta. Pero ahora Sante, a pesar de sus dudas y sus miedos, tiene una certeza: que se siente mucho más cómoda que antes en su piel, y con eso le basta para empezar.