A los pies de ROMY SCHNEIDER
No hacen falta excusas para rendir tributo a la inolvidable actriz, pero, por si acaso, la Cinemateca francesa acoge una muestra en su honor de la que saldrá con la necesidad imperiosa: unos ‘slingback’ de Chanel.
Coco Chanel se jactaba de no vestir actrices —“Para la moda, dejaron de existir a partir de 1914”, decía—, pero con ella hizo una excepción. Para empezar, le confeccionó el vestuario de El trabajo, de Luchino Visconti, una de las historias del filme coral Boccaccio ‘70. Título que supuso el final definitivo de Sissi, el personaje que la catapultó a la fama, y la eclosión de la verdadera Romy Schneider.
La estrecha relación entre la modista que desdeñaba a las estrellas y la protagonista de Luis II de Baviera, el rey loco, por citar otro de sus trabajos con el cineasta, se fraguó en los talleres de la maison en la rue Cambon de
París. Pero fue más allá, tal y como corrobora esta declaración de la intérprete: “Chanel me lo ha enseñado todo, pero sin darme consejos. No es una diseñadora al uso sino un todo coherente, lógico, ordenado: como el dórico o el corintio, existe un orden Chanel con sus razones, sus reglas, sus rigores. Una elegancia que satisface más a la mente que a los ojos”. En su caso, se tradujo en un guardarropa impecable a base de sastres de tweed, casquetes, perlas y los célebres zapatos bicolor, uno de los accesorios más deseados de la casa. El modelo slingback que, desde 1957, fabrica el taller artesano de Massaro y que, como avisaba Coco, “te visten de la mañana a la noche”. Un complemento presente desde entonces en todas las colecciones de la marca, en especial desde el comeback que experimentó en 2015, cuando Karl Lagerfeld calzó con él a las modelos del desfile otoño-invierno. Hoy no se extrañe si sus slingbacks guían sus pasos a París, donde Chanel auspicia una muestra sobre Romy en la Cinemateca. No se la pierda._P.
“COMO EL DÓRICO O EL CORINTIO, EXISTE UN ORDEN CHANEL CON SUS RAZONES, SUS REGLAS” (ROMY SCHNEIDER)