Vanity Fair (Spain)

MADRE, HIJA… y SOCIAS

ISABEL SANCHÍS DEJÓ TODO EN LOS OCHENTA PARA LANZARSE AL MUNDO DE LA MODA, UN SECTOR QUE LE APASIONABA DESDE MUY JOVEN. HOY SU HIJA, PAULA MAIQUES, ES SU GRAN ALIADA A LA HORA DE CREAR COLECCIONE­S QUE LUEGO LUCEN FAMOSAS DE MEDIA ESPAÑA.

- NURIA HERNÁNDEZ

CORRÍA EL FINAL de la década de los ochenta cuando Isabel Sanchís (Valencia, 1956) dejó su puesto detrás de un escritorio en unos conocidos grandes almacenes en Valencia para probar suerte en lo que más le gustaba desde que era una niña: el mundo de la moda. “Empezó con un pequeño atelier en su casa en el que hacía vestidos para sus amigas y familiares y abrió una academia para dar clases de corte y confección. Un día su jefa en los grandes almacenes vio uno de los vestidos que había hecho y se quedó impactada. La llevó a una tienda de Valencia que en su momento era muy importante y ahí le hicieron el primer pedido de una colección”. La que nos cuenta la historia de Isabel Sanchís, fundadora de la firma homónima, es Paula Maiques (Valencia, 1990), su orgullosa hija y con la que desde el año 2013 forma un tándem perfecto al frente de la dirección creativa de una de las marcas de moda española preferidas de las famosas. “Ya en la década de los noventa mi madre hacía coleccione­s de verano e invierno y poco a poco fue extendiend­o las ventas al resto de España. Con la crisis de 2008, mi hermano Francesc —que hoy se ocupa de la parte comercial a escala internacio­nal— le insistió para que saliera fuera de nuestras fronteras y empezó a ir a las ferias de Barcelona y París. De pronto, tiendas de medio mundo, muchas en países árabes, nos compraban coleccione­s y las ponían al lado de firmas como Oscar de la Renta o Zuhair Murad. Ahí empezamos a rompernos la cabeza para buscar la máxima innovación en tejidos y técnicas”, nos explica Paula. Desde entonces, Isabel Sanchís ha ido creciendo. Cada año llevan a cabo dos coleccione­s de prêt-à-couture (una mezcla entre el prêt-à-porter y la alta costura) y una anual de moda nupcial; han llegado a desfilar en varios ediciones de la semana de la moda de París y siguen acercándos­e a clientas de unos 40 países que buscan la máxima exclusivid­ad y diseños mimados al detalle. Pero siguen manteniend­o esa esencia artesanal con la que la fundadora se abrió camino en el universo de la moda. “Todo lo hacemos en nuestro taller de Benaguacil, un pueblecito de Valencia, lo que nos facilita poder ultimar detalles en cada colección hasta poco antes de presentarl­a al público. Por eso la inspiració­n la vamos cambiando a lo largo de la

ISABEL SANCHÍS EMPEZÓ EN LA MODA A FINALES DE LOS OCHENTA CON UN PEQUEÑO ATELIER EN SU CASA EN EL QUE VENDÍA VESTIDOS A SUS AMIGAS

creación de la colección. Para nosotros, la tecnología es fundamenta­l, pero unimos lo más innovador en cuanto a tejidos, como algunos hechos a partir de plásticos reciclados, con bordados y acabados totalmente artesanale­s que sería imposible conseguir con una máquina. Nuestros vestidos son como obras de arte y creo que ahí es donde reside nuestro secreto”, recalca.

SI ISABEL SE QUEDABA embelesada con los escaparate­s de las tiendas de ropa cuando era una niña, pese a que nadie en su familia se había dedicado hasta entonces a ese sector, Paula ha vivido desde que nació el mundo de la confección. “El año que yo nací empezó mi madre con su primera colección. De niña pasaba a verla por el taller y en verano trabajaba con ella haciendo lo que podía: ordenaba las estantería­s, organizaba el stock de tejidos, hacía botones… Siempre me ha gustado estar ahí y el mundo del arte. Me regalaron el juego de Diseña la Moda, una rueda para combinar prendas, y me encantaba, y con mi madre además diseñábamo­s ropa a las Barbies con retales del taller. Era muy divertido”, recuerda. Aunque su padre intentó que no estudiara Diseño de Moda “porque había visto trabajar tanto a mi madre que no quería algo tan duro para mí”,

“ALUCINO CON LA FORMA DE TRABAJAR DE MI MADRE, TOMA DECISIONES RAPIDÍSIMO Y RARA VEZ SE EQUIVOCA EN ALGO”

finalmente su pasión pudo con todo y se formó en esa disciplina en la Escuela Superior de Diseño de Valencia y compaginó estos estudios con Bellas Artes en la Universida­d Politécnic­a. Además, estuvo un año en Milán antes de incorporar­se a la empresa familiar hace una década. “Mi madre ha trabajado muchísimo para sacar la firma adelante. Cuando yo llegué, ya había una empresa sólida. Creo que el esfuerzo y la perseveran­cia de esos años de mi madre han dado su fruto. Ya había estado en la empresa durante la carrera, pero al terminar los estudios me metí de lleno. Empecé de ayudante de diseño y le iba enseñando a mi madre posibilida­des e ideas nuevas para tejidos”, explica y bromea mientras confiesa: “Cuando llegué al taller, me di cuenta de que allí no era mi mamá sino la jefa”.

Entre los referentes a los que Paula admira se encuentran grandes clásicos como Christian Dior o Cristóbal Balenciaga, pero también mujeres como Madame Grès, modista que debutó en París en 1933 influencia­da por la escultura griega y que está considerad­a una de las creadoras más importante­s del siglo XX. “Creo que ella hizo vestidos increíbles en una época en la que no era sencillo hacer algo así. Son diseños que yo hoy me podría poner”, nos dice la directora creativa. Nos cuenta que su vestido más preciado es el que lució el día de su boda (“No lo vendería por nada. Es un traje de crepé con un tul bordado con piedras por encima. Tiene un valor personal y artesanal incalculab­le, ya no se hacen ese tipo de vestidos”) y que de vez en cuando abre el armario de su madre para ‘robarle’ algún abrigo o chaqueta vintage.

Madre e hija son muy disciplina­das en el trabajo y se complement­an a la perfección a la hora de crear sus diseños temporada tras temporada. “Ella siempre afirma que los jóvenes somos mucho más atrevidos y estamos más preparados en conocimien­tos, pero yo le digo que ella es muy innovadora porque no se estanca en lo básico, le gusta investigar y probar. Yo quizá le aporto más en todo lo que son nuevas técnicas en materiales o estampacio­nes, pero alucino con su forma de trabajar porque tiene una naturalida­d y una manera de tomar decisiones rapidísima, rara vez se equivoca con algo. Eso vale por 10 carreras”, nos dice sobre su progenitor­a. Quizá otro de los secretos del éxito de esta firma es que todo queda en familia. Además del marido de Isabel, ya jubilado pero que sigue ocupándose de temas de producción, y sus dos hijos (tiene otras dos hijas que no se dedican al mundo de la moda), el marido de Paula se encarga del departamen­to de producción y la mujer de su hermano trabaja en el de patronaje. “Para mí es una suerte, trabajamos muy bien juntos, aunque es verdad que las comidas familiares de los domingos al final son como reuniones de trabajo. Hay cero desconexió­n”.

Entre los retos para este 2024 de Isabel Sanchís se encuentran “abrir tiendas propias en Madrid [por ahora tienen la de Valencia y venden en otras multimarca] y a escala internacio­nal. Otro objetivo es volver a desfilar en París, donde estuvimos por última vez justo antes de la pandemia. Y Australia es mi fijación, quiero vender allí este año y espero conseguirl­o. La gran frase de mi madre es: ‘El trabajo siempre sale’. Además insiste en que está muy bien soñar pero que hay que ser perseveran­te y pelear por lo que quieres. Ella me lo ha demostrado mil veces”. _

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Isabel Sanchís y su hija Paula están al frente de la dirección creativa de la firma.
ESENCIA ARTESANAL Isabel Sanchís y su hija Paula están al frente de la dirección creativa de la firma.
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Nieves Álvarez
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Cristina Pedroche
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Paula Echevarría

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