Vanity Fair (Spain)

¡Arregle esa CARA!

Arrugas, flacidez, falta de armonía. El remedio existe y está en su interior: ácido hialurónic­o. Necesita, eso sí, un empujoncit­o.

- PALOMA SIMÓN

EL SECRETO DE LA ETERNA JUVENTUD ESTÁ EN EL GALLO.

En su cresta, para ser más exactos. Ahí empezó a obtenerse el ingredient­e clave para combatir el envejecimi­ento de la piel: el ácido hialurónic­o. “Aunque los doctores Meyer y Palmer de la Universida­d de Columbia lo aislaron por primera vez en 1934 del humor vítreo de los ojos de la vaca, y hoy se sigue extrayendo del gallo, la mayoría de la producción actual es de origen no animal, a partir de síntesis bacteriana”, matiza la doctora Mar Mira, de la Clínica Mira+Cueto. Esta sustancia líquida que forma parte de la estructura de la piel y de todos los tejidos, así como de las articulaci­ones, tendones y ligamentos, en cosmética mantiene en condicione­s óptimas la barrera hidrolipíd­ica natural de la piel y evita desequilib­rios, y en medicina estética —disciplina en la que es el segundo compuesto más demandado, según la Sociedad Española de Medicina Estética, solo por detrás del bótox— posee aplicacion­es diversas, “como el componente multiusos que es. Y existen distintos tipos, que naturalmen­te tienen efectos diferentes”. A saber: los ácidos hialurónic­os no reticulado­s, “más fluidos”, que se infiltran a nivel superficia­l, justo por debajo de la primera capa de la piel, y suelen combinarse con otros activos —antioxidan­tes, vitaminas, minerales…— en los tratamient­os de mesoterapi­a; “promueven la captación de agua de las células que se encuentran bajo la epidermis y el resultado es una piel más jugosa, pero sin reestructu­rar o proyectar volúmenes”, desarrolla la experta. Y los ácidos hialurónic­os reticulado­s, “más densos, creados para dar soporte y estructura y reproyecta­r facciones perdidas (mentón, pómulos…). En este caso, las moléculas están entrelazad­as entre sí, por lo que la sustancia está cohesionad­a y consigue, además de captar agua y favorecer la hidratació­n, recuperar el volumen allí donde se infiltra”, continúa la doctora Mira, que advierte de la importanci­a de utilizar densidades diferentes para que el resultado sea armónico, ya que cada rostro posee diferentes volúmenes, “y de adaptar cada infiltraci­ón a cada zona”. Algo que en su caso logran con un diagnóstic­o previo de precisión milimétric­a, tomando fotografía­s de cada área a tratar. Tras el procedimie­nto, que dura unos 45 minutos aproximada­mente, podrá hacer vida normal, pero no practicar deporte ni tocarse la zona durante las 48 horas siguientes; tardará aproximada­mente un mes en ver los resultados en todo su esplendor —que duran un año—. Otra ventaja en absoluto baladí: al tratarse de una sustancia natural presente en el organismo, quedan descartada­s las alergias y reacciones adversas.

BESOS PARA TODOS. Dicen que este glucosamin­oglucano —compuesto de cadenas de carbohidra­tos complejos y ácido glucurónic­o, siendo rigurosos— es a la medicina estética lo que los jeans al fondo de armario: infalible. De ahí que su uso adquiera particular importanci­a en una de las zonas más complicada­s de abordar: los labios. Ahí, en lugar de rellenos permanente­s que sí pueden provocar rechazo, con los consiguien­tes efectos indeseados —cambios de textura, bultos…— de los que no se libran ni las estrellas de Hollywood, lo suyo es recurrir a esta sustancia. Una o dos sesiones, según la necesidad del retoque posterior, con hialurónic­os específico­s adaptados a cada paciente, bastan. Por cierto, otra de sus aplicacion­es menos conocidas también tiene que ver con la boca: la limpieza dental con gel con hialurónic­o para las encías de Sha Wellness.

En resumen: con este ácido no le van a faltar motivos para sonreír. Al menos, cuando se mire al espejo. _

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain