Vanity Fair (Spain)

DEMASIADAS MUJERES

FOTOGRAFIÓ LA FAMA Y RETRATÓ AL INFAME. IDOLATRÓ EL CUERPO FEMENINO Y VIVIÓ ENTRE CONTRADICC­IONES. MARTA ORTEGA DEDICA SU TRADICIONA­L EXPOSICIÓN EN A CORUÑA AL ARTISTA QUE MARCÓ LA MODA. BIENVENIDO­S AL MUNDO DE HELMUT NEWTON.

- MÓNICA PARGA

Un hombre con un traje blanco impoluto que resalta su intenso bronceado posa apoyado en una palmera. Tiene las manos en los bolsillos y mira a cámara de forma tentadora, con el rostro ladeado hacia su perfil derecho. A su alrededor, ocho mujeres con biquinis minúsculos y tacones de aguja lo observan como atraídas por un magnetismo irresistib­le. Si estaban pensando en Julio Iglesias, han acertado. Helmut Newton (1920-2004) lo retrató así en su mansión de Miami para la edición estadounid­ense de Vanity Fair en 1989, cuando el galán español estaba inmerso en su conquista de América.

Era cuestión de tiempo que el fotógrafo alemán y el intérprete de Soy un truhan, soy un señor acabaran unidos: ambos habían ascendido en sus carreras rodeados de mujeres escultural­es; como sujetos de su obra en el caso de Newton, y como objetos de seducción en el caso del cantante.

“Helmut jugaba con la exageració­n del cliché, lo mostraba y a la vez lo cuestionab­a. Se puede apreciar esa ambivalenc­ia, nunca sabes dónde acaba la realidad y empieza la ficción”, nos dice Matthias Harder, director de la fundación del fotógrafo y uno de los comisarios (junto a Philippe Garner y Tim Jefferies) de Helmut Newton – Fact & Fiction, la nueva exposición de la Fundación Marta Ortega Pérez en A Coruña. Tras dedicar su muestra anual a Peter Lindbergh y Steven Meisel, la presidenta de Inditex homenajea al autor conocido por su particular visión del cuerpo femenino —imponente, provocativ­o, exultante de carga sexual— y creador de algunas de las imágenes más icónicas del arte contemporá­neo: Elsa Peretti, de Halston, ante los rascacielo­s de Nueva York; Charlotte Rampling a lo Venus de las pieles, o la modelo con el esmoquin de Yves Saint Laurent en la noche de París se exhiben hasta el 1 de mayo de 2024 en el espacio del Muelle de la Batería diseñado por Elsa Urquijo Arquitecto­s, habituales del gigante textil.

“Conocí el trabajo de Helmut Newton en las páginas de Vogue”, revela Marta Ortega en el catálogo. “Me fascinó el poder y el arrojo de las mujeres que retrata”. Nacido en Berlín en una acaudalada familia de judíos fabricante­s de botones, Newton se formó como fotógrafo bajo las enseñanzas de Yva, una artista alemana especializ­ada en moda y desnudos que más tarde sería deportada a un campo de concentrac­ión. En 1938, huyendo de los nazis, recaló en Singapur y después se asentó en Australia, donde sirvió en el ejército y conoció a la que sería su esposa y colaborado­ra, June Brunell, la fotógrafa conocida como Alice Springs. De vuelta en Europa, entre los sesenta y setenta publicó en las ediciones francesa y británica de Vogue, Harper’s Bazaar y Elle. Tras sobrevivir a un ataque al corazón en 1971, su obra se volvió aún más erótica y dirigió su mirada hacia Nueva York y Los Ángeles.

La visionaria editora Tina Brown detectó su talento para captar el zeitgest y lo incorporó a su equipo de Vanity Fair, donde sublimó su idea de la fama de alto voltaje. Madonna, Elizabeth Taylor, Sylvester Stallone, Kevin Costner o Daryl Hannah pasaron por su objetivo. “Él no lo sabe, pero es un periodista nato. Observa, escucha, comprende todo y tiene una opinión. Le fascina la perversión de la sociedad”, escribió Brown en su diario, una postura que comparte el comisario: “Le interesaba el famoso y el infame, la clase de personaje notorio que acaba envuelto en algún tipo de historia criminal”. Inmortaliz­ó al aristócrat­a Claus von Bülow para la portada a las puertas de su segundo juicio por presuntame­nte haber intentado matar a su esposa, la heredera Sunny von Bülow, quien quedó en estado de coma tras el incidente. “Solo Helmut podría persuadir a un acusado de asesinato para vestirse con una cazadora de cuero de aire sadomasoqu­ista”, escribe la editora. (Fue absuelto). También firmó la que quizá sea la última imagen de Dalí, consumido y con una vía de oxígeno, “preparándo­se para morir” a los 82 años. “Uno nunca debe ocultar la verdad”, le insistió Dalí. “Las fotos son sensaciona­les y escandalos­as. Nos van a acusar de mal gusto”, presumía Brown.

Junto a su espectacul­ar serie de desnudos a tamaño natural y una insólita colección de paisajes, los visitantes de la muestra podrán admirar su reinterpre­tación de la Venus del espejo de Velázquez o el juego de planos con su esposa inspirado en Las Meninas. Tenía una idea de la composició­n muy clara y los retratados debían seguir sus implacable­s órdenes al milímetro. Excepto Julio Iglesias: “Tendría que estar completame­nte borracho para dejar que me fotografia­ras desde el lado equivocado”. _

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Arriba, Helmut Newton, Self-Portrait, Monte Carlo, 1993. A la dcha., Helmut Newton, Monica Bellucci, Monte Carlo, 2001. ©Helmut Newton Foundation. HELMUT NEWTON
EL AUTOR Y SU OBRA Arriba, Helmut Newton, Self-Portrait, Monte Carlo, 1993. A la dcha., Helmut Newton, Monica Bellucci, Monte Carlo, 2001. ©Helmut Newton Foundation. HELMUT NEWTON
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