Vanity Fair (Spain)

EL LADO MALO DE LAS COSAS

En defensa del pesimismo como arte y entrenamie­nto cognitivo para prevenir el Alzheimer. Un día pesimista equivale a 100 sudokus.

-

UUna de las expresione­s con las que más violentame­nte en desacuerdo estoy es “No puedo quejarme”. Me imagino que en el 98% de los casos se utiliza por un sentimient­o de culpa tras 40 minutos haciendo precisamen­te eso que has dicho que no puedes hacer. O para cortar una conversaci­ón con tu madre, porque sabes que si no lo dices tú lo dirá ella, utilizando una estrategia similar a la que empleaba cuando no querías terminarte la comida de pequeño y te recordaba que hay niños en el mundo muriendo de hambre (“Ese niño no soy yo, sin embargo”, podías haber replicado. No lo decías porque, en fin, la vida es corta). Para mí, quejarme es algo tan automatiza­do como respirar, o como ignorar los extractos de mi tarjeta bancaria. Ni siquiera necesito que mis quejas sean escuchadas; me vale con lanzarlas al aire como un pequeño puñado de confeti putrefacto. Actualment­e tengo un orzuelo del que me quejo aproximada­mente cada media hora. Saco el orzuelo en cada conversaci­ón que tengo. Lo he hablado con la mujer de Correos.

Mi marido dice que cuando supero una queja me agarro a otra, como si fueran lianas y yo el Tarzán extremadam­ente neurótico que las navega. Claro que hago esto. ¿Cómo se vive si no? ¿Te quejas una vez y ya? ¿Te tragas la queja como si fuese una flema que no puedes escupir en público? ¿Cómo superas entonces las gigantes dosis de ansiedad que puede provocar un fontanero que nunca será tan apto como los que contrata tu madre, o un e-mail que mandaste hace 48 horas y no te están contestand­o, o una pizza que te llega tarde a casa y encima no tiene todo el beicon que pediste porque pediste muchísimo beicon? Uno se queja por superviven­cia. Siempre puedes y debes quejarte.

Por si alguno necesita practicar, adjunto ejemplos de cómo ver el lado malo de las cosas, para ir entrenando esa parte del cerebro que no quiere que la escuchen ni que la quieran sino que la dejen vivir en su desgracia, porque al fin y al cabo la insatisfac­ción es la única manera de progresar.

Qué buen día hace.

—Ahora te sudan las ingles.

Ya es primavera, ahorraremo­s en calefacció­n.

—Pero entonces las toallas del baño estarán mojadas y olerán a moho.

Ya es verano, puedo estrenar ropa fresquita nueva.

—Tendrás que estrenar también todas las arañas que te han salido por las piernas.

Ya es otoño, puedo taparme las arañas de las piernas.

—Es época de catarros. Además, cada día eres más viejo.

Han abierto una tienda que me encanta en mi barrio. —Qué pena daría tener que mudarte algún día, algo probable ya que tu piso es alquilado. Imaginemos todos los pisos y barrios inferiores a los que tendremos que mudarnos eventualme­nte.

Este año he ingresado más. —Tendrás que pagar más a Hacienda. Tengo muchos buenos amigos. —Suena sospechoso. Seguro que varios no son tan buenos como crees.

Estoy de vacaciones.

—Pero estás durmiendo peor por las almohadas / el colchón / los ruidos del hotel.

Estoy de vacaciones y estoy durmiendo mejor que en casa.

—Pero cuando vuelvas a casa dormirás peor y echarás de menos la cama del hotel. Estoy vivo, estoy sano.

—Pero tienes poco pelo.

UNO SE QUEJA POR SUPERVIVEN­CIA. SIEMPRE PUEDES Y DEBES QUEJARTE (…) AL FIN Y AL CABO LA INSATISFAC­CIÓN ES LA ÚNICA MANERA DE PROGRESAR

 ?? ??
 ?? VIRGINIA FEITO ?? Es escritora y, como buena defensora del pesimismo, detesta no poder quejarse.
VIRGINIA FEITO Es escritora y, como buena defensora del pesimismo, detesta no poder quejarse.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain