“El GÉNERO es un tema muy complicado. Aunque uno no lo comprenda, creo que todos PODEMOS entender los DERECHOS INDIVIDUALES”
vetados cuando usted era joven, como levantar los brazos hacia arriba. Cuando recibió el Princesa de Asturias en 2019 de manos de la infanta Leonor, lo primero que hizo al darse la vuelta en dirección a su asiento fue levantar los brazos hacia arriba. ¿Lo hizo de manera consciente?
S.H. En realidad fue algo espontáneo, pero lo que quise decir es que todos andamos buscando siempre formas de libertad y la gestualidad está fuertemente codificada en la cultura. Estamos socialmente entrenados para comportarnos de una manera determinada y eso es bastante interesante además de culturalmente diverso. ¿Has reparado en cómo las distintas culturas codifican la masculinidad y la feminidad? Creo que en uno de mis ensayos dije que las matemáticas son masculinas y la poesía es femenina —menos en Irán, que la poesía no es femenina—. Un bistec, por ejemplo, es masculino y una ensalada es femenina. Es estúpido, ¿verdad? Y luego está eso de que los hombres heterosexuales tienen que seguir demostrando su masculinidad. En las culturas machistas deben seguir encarnando esa hombría constantemente bajo riesgo de hundirse en el fango femenino, lo cual no deja de ser divertido, pero cuando lo ves encarnado en una versión extrema como Donald Trump, ya no tiene tanta gracia. Siento ese movimiento de resistencia frente a lo que es distinto como una bufonada que no debería llegar muy lejos, pero también sentí lo mismo en 2016 y al final se acabó imponiendo. Hay gente que se siente amenazada en Estados Unidos por un género que no es el suyo, y a este respecto las personas que han sido pero tratadas son el colectivo trans, puesto que algunos binarios los sienten como una amenaza. El género es un tema muy complicado. Aunque uno no lo comprenda, creo que todos podemos entender los derechos individuales. ¿A quiénes estás lastimando u ofendiendo cuando intentas presentarte al mundo de una manera determinada? Estas decisiones suelen ser elecciones muy profunda y consideradas por parte de quienes las toman. ¿Y quiénes somos nosotros para alzarnos contra una decisión tan privada? Es indignante.
V.F. Si no hubiera sido escritora, ¿qué habría querido ser?
S.H. Oh… [se le encienden los ojos] hay muchas cosas.
V.F. Dígame una para acabar.
S.H. Tengo que mencionar al menos un par o tres. Lo primero, me encantaría haber ido más lejos con el arte visual, ver cómo de buena podría haber sido. Pero también científica; me interesa muchísimo hacer filosofía con la biología. ¡Y también médico! Doy un seminario para residentes de psiquiatría en Nueva York, y hace unos años, cuando estaba investigando para escribir un libro ahondé mucho en la materia e hice algunos tests que no valían para nada porque yo no había estudiado la carrera… ¡y los aprobé! Eso demuestra todo lo que la lectura puede hacer.