HA TRIUNFADO CON PROTAGONISTAS BLANCOS, RUBIOS Y CANÓNICAMENTE BELLOS
Cómo perder a un chico en 10 días (2003). Precisamente ese género ha sido uno de los objetivos favoritos de la cultura woke, que utilizó las comedias románticas de los noventa y los dos mil para criticar las dinámicas machistas y misóginas de la llamada “guerra de sexos”. La cultura woke culpó a las comedias románticas, con carácter retroactivo, de las dinámicas tóxicas extendidas en las relaciones heterosexuales. Y, de paso, señaló que el ideal de amor romántico que representaban excluía a cualquier persona que no fuera blanca, heterosexual, convencionalmente atractiva y de clase media-alta.
Yde repente, Cualquiera menos tú llegó como de otra época para reinstaurar la comedia romántica tradicional: sus protagonistas (Sydney Sweeney y Glen Powell) son blancos, rubios y guapos; la cámara se regodea sin pudor en los pechos de ambos y en el rodaje había una persona encargada de embadurnarles el aceite corporal. Y aunque hay trazas de progresismo (el detonante es una boda entre dos mujeres, una de ellas negra), ningún espectador ha ido a verla por eso. Y han sido muchos espectadores: al superar los 200 millones de recaudación (con un presupuesto de 25), Cualquiera menos tú es la comedia romántica más taquillera en 13 años. Este éxito se debe sobre todo a la campaña promocional, basada en la adorable química entre Sweeney y Powell, y la viralización en TikTok de salas de cine llenas de adolescentes cantando Unwritten, de Natasha Bedingfield durante los créditos de la película. Pero otra posible lectura de este éxito coincide con la tesis de Amy Hamm: al final, a la gente le gusta que sus estrellas sean canónicamente bellas.