Revista Viajar

El primer mapa de América

- DIRECTOR

Hay mapas que encierran historias fascinante­s detrás de los paralelos y meridianos, en los límites que les impone su representa­ción del mundo. Es el caso del mapa que acaba de aparecer, oculto entre dos grabados de geometría, en la biblioteca universita­ria de Munich. Se trata de una copia del primer mapa que empleó el nombre de América para designar al Nuevo Mundo, un mapa original del clérigo y cartógrafo Martin Waldseemül­ler, fechado en el año 1507, que representa las tierras entonces recién descubiert­as como una isla dividida en dos grandes masas, una al norte y la otra al sur, unidas por un istmo entre dos océanos.

Waldseemül­ler, que firmaba sus obras con su nombre latino, Martinus Ilacominus, trabajaba como cartógrafo y profesor en el Gimnasio –la escuela de preparació­n para la enseñanza superior– de Saint Dié des Vosges, un pequeño pueblo al noreste de Francia. Corrían los años de expansión del pensamient­o humanista en toda Europa, la revisión de los clásicos y la utilizació­n de una nueva, poderosa, maravillos­a herramient­a de divulg ación denominada imprenta. Los profesores del Gimnasio de Saint Dié des Vosges, Martinus y Mathias Ringman, entre otros, contaban con una imprenta, y con una pasión: integrar las tierras recién halladas en un mapa realizado conforme a las técnicas y observacio­nes de Claudio Ptolomeo, el gran geógrafo alejandrin­o, a quien pretendían, además, actualizar con la ayuda de nuevas traduccion­es al latín de su obra. No era fácil su empeño. La informació­n sobre las nuevas tierras descubiert­as no circulaba entonces por las universida­des como corre ahora, en los tiempos de Internet. Los gobiernos guardaban con celo la informació­n proporcion­ada por sus navegantes, las potencias disputaban la propiedad de los hallazgos de sus explorador­es ores y toda frontera mal di bujada i buja d apodía encender la chispa de un conflicto político. olítico. En 1507, Martinus s y sus coleg as del Gimnasio mnasio creían firmemente e que las tierras aparecidas cidas a 900 leguas al oeste de las Canarias habían sido descubiert­as por el naveg ante y cartóg r t óg rafo r a f o italiano Américo Vespucio, quien había viajado a las Indias Occidental­es por encargo de los reyes de Castilla para verificar los hallazgos de Colón y por encargo del rey de Portugal para informar a la corona portuguesa de los hallazgos españoles. Con los libros de viajes de Américo Vespucio (algunos fruto de su imaginació­n), la escasa cartografí­a americana existente, los mapas tolemaicos y los últimos mapas conocidos del Viejo Mundo, Martin Waldseemül­ler publica en el año 1507, tan sólo quince años después de la llegada de Cristóbal Colón a las islas del Caribe, un mapa que divide la tierra en cuatro partes: tres continente­s, Europa, Asia y África, y una g ran isla a la que denomina América. Martinus Ilacominus trata de explicarlo. Presenta su mapa en dos versiones: una en plano, grande, para ser mostrada en la pared, y otra pequeña, con un diseño en gajos que sugiere las piezas para crear una esfera. Con el mecenazgo del duque de Lorena, Martinus imprimió mil copias de su obra, una cantidad considerab­le para la época. Del primer mapa, del plano, sólo se conserva un ejemplar, comprado por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos al príncipe Johannes Waldberg-wolfegg por diez millones de dólares. Del mapa en gajos ha aparecido ahora, en Munich, la quinta copia.

Martinus acompañó la edición de sus mapas con una edición de los cuatro libros de viaje de Américo Vespucio y con un pequeño tratado de geografía, de 52 hojas, en el que, entre otras cuestiones, explicaba por qué había denominado América a las nuevas tierras. “Y no veo que haya alguien –decía– que razonablem­ente se oponga a designar a esta parte del mundo ‘América’, derivando su nombre de Américo, su descubrido­r, hombre de ingenio sagaz, ya que, además, Europa y Asia recibieron sus nom

bres de mujeres”. Martinus no tardó mucho tiempo en darse cuenta de su error: Américo no había descubiert­o América. En 1513, Waldseemül­ler publica un nuevo mapa del mundo en el que rectifica y ya no llama a las nuevas tierras América sino Terra Nova. El clérigo mantuvo la misma denominaci­ón,

Terra Nova, en la carta marina que publicó en 1516, su última obra, pero el nombre de

América ya había prendido y se había extendido en las universida­des y en las nuevas cartografí­as, relegando al olvido otros posibles nombres. Como Bohío, el nombre con el que los nativos de la isla de La Española se referían a la tierra firme; Veracruz o la Tierra de la Santa Cruz, que fueron nombres utilizados por los portuguese­s, antes que Tierra de Brasil, con el que se referían a una posible isla rica en árboles con colorante rojo. También pudo llamarse Tierra de Loros, Isabela, Colombia y, con mayor probabilid­ad, Nova India. Pero se llamó América. Gracias a un mapa del que este verano se acaba de encontrar su quinta copia.

 ??  ??
 ?? Mariano López ??
Mariano López

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain