Sidi Bou Said, la musa tunecina de grandes artistas
El pintor Paul Klee, uno de los máximos representantes del expresionismo europeo, viajó en 1914 a Túnez y allí descubrió Sidi Bou Said, una localidad encaramada en lo alto de una colina con espléndidas vistas. Sin embargo, lo que cautivó al artista fue la luz, y por ello no dudó en escribir en su diario que “el color me posee, no tengo necesidad de perseguirlo, sé que me posee para siempre... el color y yo somos una sola cosa. Yo soy pintor”. Pero esta turística villa tunecina, cuyas casas encaladas decoradas con buganvillas, también ha atrapado a otros grandes artistas como el Nobel de Literatura André Gide o el pintor August Macke, que cayeron rendidos a los encantos de un lugar que tiene como centro neurálgico una plaza adoquinada donde se despliegan un buen número de cafés donde hacer un alto para admirar un entorno único. Además, los aficionados al arte pueden adentrarse en alguna de las galerías existentes a lo largo de sus calles para adquirir las obras exhibidas a precios, en ciertas ocasiones, bastante razonables.