CLARIDGE’S DE LONDRES
“Yo no quiero ir al cielo, quiero ir al Claridge’s”. La frase es de Spencer Tracy, aunque bien podrían haberla dicho muchos otros huéspedes de esta institución que en el Londres victoriano llegó a contar con incondicionales como la propia reina Victoria. Durante la I I Guerra Mundial alojó a tantas familias reales en el exilio que al parecer un diplomático llamó en una ocasión a recepción pidiendo que le pasaran con el rey y, con la clásica flema inglesa, del otro lado del teléfono se oyó un “por supuesto,
señor, pero, ¿con cuál de ellos?”.