Viajes National Geographic

GALES

Al norte de Cardiff, la histórica región de Gales alberga una tierra montañosa, sembrada de fortalezas medievales y poblacione­s ancladas en bahías protegidas de las corrientes del mar de Irlanda.

- DAVID ESCRIBANO, PERIODISTA DE VIAJES

El recorrido por el montañoso parque de Snowdonia y el anillo de fortalezas del norte nos descubre una asombrosa tierra de leyenda.

EntreEntre las montañas, pequeños pueblos, lagos y bosques de Snowdonia late el corazón de Gales. De ello se percató el monarca inglés Eduardo I, quien, a finales del siglo xiii, levantó aquí el llamado Anillo de Hierro, un cerco de impresiona­ntes castillos destinado a someter la tierra recién conquistad­a.

Más de siete siglos después, esos gigantes de piedra se integran pacíficame­nte pacíficame­nte en una de las mejores rutas paisajísti­cas, culturales e históricas históricas de Gran Bretaña. La pequeña pequeña población de Conwy es el punto de partida de un recorrido circular de unos 200 km que se asoma a la costa, circula entre montes y descubre descubre fortalezas que han dado origen origen a localidade­s encantador­as.

El castillo y las murallas medievales medievales de Conwy dan cobijo a un pueblo de alma pesquera cuyos habitantes, habitantes, tras pasar la algarabía turística turística propia del verano, vuelven a faenar en las plomizas y tranquilas aguas de su bahía. Al caminar entre las almenas de la fortaleza, los ecos de batallas pasadas se pierden en la paz que se observa en la cercana campiña galesa. Allá abajo, las ovejas

ovejas rebajan tozudament­e la verde hierba, ajenas a héroes y villanos.

En el centro de la población, la estatua estatua de Llywelyn el Grande, primer gran gobernante de Gales, corona una bella fuente y guarda el acceso a High Street. A lado y lado de la misma, misma, antiguas librerías y acogedores cafés permiten una pausa antes de tomar la carretera rumbo al oeste hacia la isla de Anglesey.

La angosta lengua de agua del estrecho de Menai separa la isla de Anglesey del Gales continenta­l. Cruzamos el puente colgante que desde 1826 conecta ambas orillas para alcanzar el castillo de Beaumaris. Beaumaris. La fortaleza se yergue vigilante, y no sin razón, pues esta es una zona repleta de grutas que contraband­istas contraband­istas y piratas usaron durante siglos para esconder mercancías y atacar navíos. Los recorridos en kayak por la costa de Anglesey ofrecen vistas fugaces de esos escondrijo­s, frecuentad­os frecuentad­os ahora por focas y aves marinas. Alrededor del pueblo de Beaumaris, pequeñas zonas de bosque bosque invitan a la relajación y el paseo, mientras los restaurant­es de su calle principal ofrecen los mejores pescados y mariscos de Gales.

De regreso a tierra firme aparece aparece la inmensa mole de Caernarfon, Caernarfon, tercer eslabón de los cuatro principale­s castillos del Anillo de Hierro. Del siglo xiii, sus murallas con torres octogonale­s se alzan sobre las riberas del río Seiont. La magnífica Torre Eagle vio nacer al primer príncipe de Gales, Eduardo de Carnarvon, el 25 de abril de 1284, que ascendería al trono de Inglaterra Inglaterra como Eduardo II en 1308.

Continuand­o hacia el sur, la zigzaguean­te zigzaguean­te carretera se adentra en el corazón de la región, pero antes se desvía hacia un lugar extravagan­te: extravagan­te: Portmeirio­n. Situado sobre el estuario del río Dwyryd, este pueblo pueblo es la obra vital del arquitecto sir Clough Williams-Ellis. Durante Durante medio siglo, entre 1925 y 1975, construyó un collage inspirado en las villas italianas que tanto había amado. El resultado es un lugar colorido, colorido, compuesto por mansiones, estanques, columnas griegas, templos, templos, imágenes de budas y fuentes. Todo dispuesto con absoluta anarquía anarquía y discutible buen gusto.

La sobriedad y tradición galesas recuperan el control cuando aparece aparece la silueta del castillo de Harlech, arcaico y poderoso sobre un acantilado acantilado que, siglos atrás, se erguía sobre el bravo mar de Irlanda. En la actualidad, tras el receso de las aguas, la imponente fortaleza de Harlech parece un vasto buque de piedra que ha encallado en un mundo mundo paralelo al que ya no pertenece.

Ahora sí, la ruta es engullida por la impactante naturaleza del Parque Parque Nacional de Snowdonia. El paisaje se convierte en una rugosa sucesión de montañas de verdes laderas surcadas por plateados ríos cuyas aguas saltan alegres entre las rocas, hasta ahogar su energía en mansos lagos que reflejan leyendas y mitos. Es el momento de abandonar abandonar el coche y explorar a pie, pedaleando pedaleando o a lomos de un caballo, parte parte de la amplia red de senderos que se internan en el parque nacional.

Uno de los más transitado­s es el que lleva a la cima del monte Snowdon, que con sus 1085 m tiene

tiene el honor de ser el pico más alto de Gales. Durante la ascensión, el paisaje cambia a cada instante. instante. Tras doblar un recodo, la vista ofrece lejanos bosques de robles y abedules. Más allá, cascadas que brotan entre hierbas y arbustos de montañas vecinas. Y desde la cima se divisa la inmensidad del parque, parque, incluyendo el bello lago Llyn Llydaw, uno de los que claman haber haber sido la tumba final del mayor símbolo de las leyendas artúricas: la espada Excalibur.

Otros héroes contemporá­neos ascendiero­n ascendiero­n el Snowdon por vertientes vertientes más complicada­s. En el invierno de 1953, Edmund Hillary y el equipo

alpino británico no buscaban Excalibur, Excalibur, sino rutas para probar el material material que emplearían en el Everest en mayo de aquel mismo año.

Las calles de Betws-y-Coed, puerta puerta de entrada al Parque Nacional de Snowdonia, están ahora repletas repletas de tiendas de material de montaña. montaña. Las enredadera­s cubren los históricos edificios y puentes de piedra tendidos sobre el río Llugwy. Un ambiente bucólico y romántico que no traspasa las puertas de los pubs, donde se habla en galés y se toma cerveza Glamorgan con música música de violines y guitarras.

Un último tramo de 30 km abandona abandona la floresta de Snowdonia para llegar a Llandudno, uno de los balnearios balnearios más visitados en el siglo xix. Los hoteles y casas victoriana­s que se asoman al largo paseo marítimo conservan el aire aristocrát­ico de aquella época. En el fresco atardecer atardecer otoñal de Llandudno, un largo muelle de madera parte del paseo marítimo para adentrarse en el mar de Irlanda, dejando atrás una tierra de héroes, castillos y tradicione­s. ❚

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CASTILLO DE HARLECH Desde lo alto de una colina pétrea, esta fortaleza controlaba controlaba la bahía de Ceredigion o Cardigan. Cardigan. Al fondo de la imagen se ven los montes de Snowdonia.
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 ??  ?? El Glyder Fawr (1001 m) es uno de los objetivos montañeros de las rutas por el P.N. Snowdonia.
El Glyder Fawr (1001 m) es uno de los objetivos montañeros de las rutas por el P.N. Snowdonia.
 ??  ?? Un puente colgante cruza cruza el estrecho de Menai y une la isla de Anglesey con tierra firme.
Un puente colgante cruza cruza el estrecho de Menai y une la isla de Anglesey con tierra firme.
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 ??  ?? El lago Llyn Llydaw, al pie del monte Snowdon.
El lago Llyn Llydaw, al pie del monte Snowdon.
 ??  ?? La Cantilever Rock, en el macizo del monte Glyder Fach (994m).
La Cantilever Rock, en el macizo del monte Glyder Fach (994m).
 ??  ?? Faro de Twr Mawr, en la isla Anglesey.
Faro de Twr Mawr, en la isla Anglesey.
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 ??  ?? Un tranvía asciende desde el centro de Llandudno hasta los acantilado­s de The Great Orme.
Un tranvía asciende desde el centro de Llandudno hasta los acantilado­s de The Great Orme.

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