RIBERA DEL DUERO
Esta región vinícola de fama mundial se vertebra en torno al gran río Duero, entre vides y pueblos medievales.
La tradición vinícola impregna el paisaje y los pueblos de esta comarca vertebrada por el Duero y encajada entre Burgos, Soria, Segovia y Valladolid.
LaLa cultura del vino arraiga-da arraiga-da en este territorio es un aliciente para disfrutar del legado natural y patrimonial for-jado for-jado en tierras que fueron frontera natural entre moros y cristianos. Tomando como hilo conductor el Duero y como eje de comunicación la carretera N-122, esta ruta de po-co po-co más de 100 km parte de Peñafiel, ciudad dominada por la imponen-te imponen-te silueta de su castillo del siglo x, que acoge el Museo Provincial del
Vino donde se realizan catas de los caldos de la Ribera del Duero. A sus pies se levantan las bodegas Protos, con las antiguas instalaciones instalaciones de crianza excavadas en el mismo mismo cerro del castillo, y la bodega moderna en un llamativo edificio de acero, cristal y madera.
Callejeando por el pueblo no hay que perderse la Plaza del Coso, Coso, tradicional escenario de justas y torneos medievales y donde aún tienen lugar procesiones y festejos.
Siguiendo el cauce fluvial, dejamos dejamos momentáneamente la N-122 para ingresar en la provincia de Burgos Burgos y acceder a la villa de Roa de Duero. Duero. Situada sobre un espolón asomado asomado al río, tiene su mayor tesoro en la excolegiata de Nuestra Señora de la Asunción, que permite entrever restos románicos mientras presume de una magnífica portada gótica y se recrea en el típico interior sobrio y armónico que rige los templos castellanos. castellanos. Roa de Duero alberga un yacimiento arqueológico con el rastro de civilizaciones que se remontan remontan al Paleolítico y el antiguo Hospital de San Juan Bautista, un edificio del siglo xvi transformado en sede del Consejo Regulador de la DO Ribera del Duero.
Entre campos de viñas y una exuberante exuberante vegetación de ribera, el río
y la carretera se vuelven a unir para llegar a Aranda de Duero, una de las ciudades castellanas más antiguas (suyo es el primer plano urbano de España, datado en 1503). En el corazón corazón del casco viejo se levanta la iglesia de Santa María, del siglo xii, que conserva una magnífica portada portada con relieves que recrean la vida de Jesús. El centro de Aranda de Duero se asienta sobre una red de bodegas subterráneas, túneles excavados a partir de la Edad Media Media que forman una intrincada telaraña telaraña de varios kilómetros, parcialmente parcialmente visitable en la actualidad.
Antes de dejar la ciudad hay que pasar revista a sus palacios y casas señoriales; atravesar el puente de las Tenerías para disfrutar de las panorámicas sobre el Duero; y visitar visitar alguno de sus mesones para degustar el insuperable lechazo asado, regado, faltaría más, con vinos locales.
Un breve desvío hacia el noroeste por la BU-925 permite llegar hasta la población de Peñaranda de Duero, Duero, una de las joyas medievales de la región, galardonada como «el pueblo pueblo más bello de Castilla y León» en 2018. Dominando el caserío y toda la fértil vega del Duero, se alza el castillo de Peñaranda, asentado sobre sobre el perfil escarpado de la Peña de Aranda. A resguardo de la fortaleza se apiña la modesta villa, con su Plaza Plaza Mayor presidida por la fachada
barroca de la iglesia de Santa Ana y un entramado de callejuelas empedradas, empedradas, enmarcadas entre palacetes renacentistas y casas blasonadas.
A menos de 10 km al sur se retoma retoma la N-122 y la cuenca del Duero para visitar La Vid y su monasterio premostratense, hoy de agustinos, un grandioso conjunto monacal que esconde tesoros como una valiosa valiosa biblioteca, un museo de arte sacro o la bellísima imagen gótica de Santa María de la Vid, esculpida en el siglo xiii. La Vid es una de las poblaciones por la que transcurre transcurre la Senda del Duero (GR- 14), un itinerario para caminantes de 750 km dividido en 42 etapas, que va desde el nacimiento del Duero en la Sierra de Urbión hasta hasta la frontera portuguesa, y que en esta zona tiene el atractivo añadido añadido de las chimeneas de hadas. En ellas la tierra presenta formacio
nes caprichosas, con rocas muy resistentes coronando pináculos de consistencia más frágil.
En tierras de Soria, la ruta se encamina hacia San Esteban de Gormaz, villa a la que se accede por un puente románico de 16 ojos. En medio de campos tapizados tapizados de cepas, el caserío se despeña por un cerro dominado por los restos restos del castillo, testigo de cruentas luchas entre cristianos y musulmanes musulmanes y del que solo queda un lienzo de la muralla. Desde su Plaza Mayor se despliegan arterias señoriales con las casas más ilustres. Pero el legado más valioso de la villa son sus templos románicos, el de San Miguel, la iglesia románica porticada porticada más antigua de Castilla, de 1081; y la iglesia de la Virgen de Rivero, de la primera mitad del siglo xii.
Merece la pena visitar asimismo el Dominio de Atauta, un barrio de bodegas, lagares de piedra y palomares palomares que a primera vista parecen formar todo un pueblo. Reúne más de 140 bodegas y otras construcciones construcciones relacionadas, una auténtica auténtica joya enológica y etnográfica, el conjunto de bodegas más grande y el mejor conservado de toda la Ribera Ribera del Duero. ❚
INFORMACIÓN. La autovía A-1 conecta conecta Madrid con Aranda de Duero, punto medio de la ruta, en menos de 2 h en coche. www. rutadelvinoriberadelduero.es