PUNTA DEL ESTE
La propietaria buscaba un paraje tranquilo donde construir una casa de veraneo alejada del ruido de la ciudad y cruzando la enorme Laguna Garzón, en Uruguay, encontró una finca abandonada de diez hectáreas de colinas y campos ondulados que terminaban sobre el océano Atlántico. Una ubicación excepcional llena de tranquilidad, intimidad y un bosque de pinos y eucaliptos. Paula decidió comprarla y puso manos a la obra en su reciclaje. El jardín es logro de la diseñadora, ella misma se ocupó de poblar los alrededores con hortensias, pinos, eucaliptos, magnolias, agapantos, lirios, laureles y una gran parra que trepa por la zona de la galería donde se disfrutan de los almuerzos y cenas más hermosas con el sonido del mar de fondo.