Jardines
Una alfombra cambiante
El césped es fácil y rápido de instalar, de un día para otro la tierra del jardín queda cubierta de una preciosa alfombra verde. Y realmente es preciosa por que, a partir de este momento, el metro cuadrado de césped va a formar parte del presupuesto doméstico. Si cambiamos el césped, o por lo menos una buena parte de él, por otro tipo de planta, tranquilamente podemos reducir a la mitad el coste de mantenimiento.
El césped verde brillante forma parte de lo que creemos que es el jardín ideal, el jardín inglés, y con esta reducción nos perdemos todo el encanto del jardín mediterráneo. Cambiar esquemas siempre cuesta, sin embargo, el tópico del jardín verde es nuevo. Los viajes, los reportajes y sobre todo las películas, nos han hecho creer que en el jardín siempre domina el verde. Que el fin de semana ideal consiste en segar el césped, recortar el seto y organizar una barbacoa con los amigos. Pero en el Mediterráneo hace muchos siglos que se come al aire libre con los amigos sobre la hierba verde en primavera, si ha llovido, pero el resto del año el paisaje está teñido de amarillos, de ocres suaves y de cientos de florecillas que van cambiando a lo largo del año.
Cambiar esquemas
Cuando hablamos de cambiar de modelo no nos referimos a eliminar el césped por completo de un día para otro. Conviene especificar que estamos hablando de otra cosa, de cambiar el césped suntuario, verde esmeralda, de textura uniforme como un fino tapiz, por una cobertura con especies de gramíneas más bastas, como el gramón o grama americana, o la zoisia, que de diciembre a marzo tienen el color de la paja seca. Cambian el color de la hoja igual que los árboles en otoño, y nos sorprenden con una nueva brotación en primavera.
Estamos hablando de que el jardín pierda el aspecto uniforme de un césped con unos árboles. Y que tenga un aspecto más variado, con distintas zonas, unas soleadas para el invierno, otras con sombra para el verano. Un jardín con más estratos, como el bosque mediterráneo donde hay herbáceas, matas, arbustos, lianas y árboles. Con una diversidad de texturas dadas por los macizos de plantas vivaces, especies de aromáticas y grupos de arbustos.
La siega es uno de los trabajos de mantenimiento que resultan más costosos al cabo del año. Podemos pasar de segar veinte veces al año a tan sólo tres o cuatro veces. La frecuencia de la siega también depende de la cantidad de agua que aportamos. La utilización de especies adaptadas a la sequedad y el cambio de esquema nos permite un gran ahorro de agua de riego y de productos. Son especies poco exigentes en cuanto al tipo de suelo, a las necesidades de fertilizantes, y al ser plantas rústicas de cutícula dura son más resistentes a muchas plagas. El especialista Olivier Filippi, autor del libro “El jardín sin riego”, recomienda utilizar las especies alternativas mezcladas, de este modo combinamos las ventajas de cada una de las dos o tres especies que él aconseja mezclar.
La utilización de especies adaptadas a la sequedad permite un gran ahorro de agua de riego
Jardines de temporada
Los prados floridos sirven muy bien en lugares que sólo nos interesa que luzcan en una época del año. En las zonas de veraneo por ejemplo no hace falta tener parterres de jardines o rotondas de urbanizaciones todo el año. La siembra de un prado florido de temporada concentra el esfuerzo sólo en la época determinada y cada año podemos variar de fórmula.
Debajo de los árboles. Las zonas bajo los árboles siempre son delicadas En zonas de sombra. En las zonas de sombra intensa, los céspedes de gramíneas crecen mal, es mejor plantar hiedra de hoja pequeña, o de hoja grande (Hedera helix), hortensia de invierno, lágrimas de ángel (Soleirolia soleirolii), Bugula, menta. Fórmulas de gramíneas adaptadas a una ligera sombra
En un talud. Podemos plantar arbustos Cotoneaster dammeri, Lonicera pileata, Rosal tapizante y además no hay que segar en condiciones difíciles. Los grupos de plantas aromáticas protegen de la erosión y además podemos cosechar sus hojas. También las plantas adaptadas a la sequedad como geranios vivaces, loto corniculado, campanillas azules (Convolvulus sabatius), campanillas blancas (Convolvulus cneorum), verbenas, tomillos.
Otras alternativas. Las gravas solas o combinadas con macizos de plantas vivaces y arbustos, cubren grandes superficies con bajo mantenimiento. Pueden llegar a ser caras, por lo tanto, hay que buscar un material local a buen precio, una vez al año o cada dos años hay que añadir más grava. Siempre conviene separarla de caminos, arriates u otros pavimentos mediante un bordillo o un listón de madera o metálico.
Combinados con gravas, con praderas rústicas, o debajo de los árboles, los bulbos alegran cualquier rincón. Se comercializan decenas de bulbos, unos se plantan en primavera y florecen en verano como gladiolos, narcisos, lirios enanos, anémonas: otros se plantan en otoño y florecen en invierno y principios de primavera.